Chinua Achebe recibe el Premio de la Paz con un discurso cr¨ªtico sobre Occidente
La voz silenciada de ?frica resuena con fuerza en Francfort a trav¨¦s del escritor nigeriano
La voz de ?frica llen¨® ayer la Pauluskirche, la iglesia de Francfort en la que los editores alemanes entregan cada a?o su prestigioso Premio de la Paz con ocasi¨®n de la Feria del Libro. Una feria que cerr¨® sus puertas en un clima generalizado de pesimismo, pese a que al final se recuper¨® la emoci¨®n por contratar algunos t¨ªtulos, como la primera novela del periodista canadiense Gill Courtemanche, experto en ?frica, que trata sobre Ruanda, y el libro de entrevistas con personalidades del Pr¨®ximo y Lejano Oriente de Robert Fisk, periodista de The Independent.
Vestido de p¨²rpura y beis, Chinua Achebe, el escritor nigeriano galardonado en esta ocasi¨®n con el prestigioso Premio de la Paz que conceden los editores y libreros alemanes, realiz¨® en su discurso de aceptaci¨®n del premio una apasionada defensa de todo un continente privado de voz durante muchos siglos, y critic¨® la mayor parte de la literatura sobre ?frica escrita por europeos.
'El ?frica sobre la que escribo no est¨¢ habitada por gente sin voz', dijo Achebe. 'Crec¨ª escuchando en mi comunidad un lenguaje que a veces era maravilloso, y siempre eficiente. Nunca escuch¨¦ los gru?idos y los bramidos que se supone que los salvajes usan como lenguaje. As¨ª que escrib¨ª lo que escuchaba'. Con sus libros, especialmente con Todo se desmorona, publicado a los 28 a?os, y posteriormente con sus ensayos, Achebe invent¨® la moderna narrativa africana y abri¨® los ojos a Occidente sobre el racismo y el desprecio impl¨ªcito de sus novelas sobre ?frica.
Achebe, a quien un accidente confin¨® en 1990 a una silla de ruedas, es el tercer africano que recibe el Premio de la Paz de los editores alemanes en sus 54 a?os de historia. Ha vendido seis millones de ejemplares de su novela Todo se desmorona y se ha convertido, a sus 72 a?os, en un moralista inflexible, 'y en un inmenso narrador', seg¨²n el jurado que le concedi¨® el premio.
Ayer, pese a la solemnidad de la ocasi¨®n y las palabras de agradecimiento, el escritor nigeriano no renunci¨® a la cr¨ªtica. 'Al ir creciendo, me di cuenta de que ten¨ªa que explicar a los salvajes que me encontraba en las novelas europeas sobre ?frica, de autores como Ryder Haggard y Joseph Conrad. ?Eran esos personajes extra?os (feos, apenas reconocibles como seres humanos) representativos de la gente de mi aldea, de la gente que yo conoc¨ªa? La respuesta ten¨ªa que ser no', explic¨® ante la audiencia.
La alusi¨®n a Conrad, en concreto a El coraz¨®n de las tinieblas, considerada un cl¨¢sico en Occidente, no pod¨ªa faltar. La publicaci¨®n de un analisis detallado del racismo de este relato, en su libro de ensayos Home and exile (En casa y en el exilio), provoc¨® una tormenta entre cr¨ªticos y expertos que ayud¨® a situarle en el panorama literario internacional. Con la idea de ofrecer una mirada diferente sobre ?frica, dijo ayer, 'invent¨¦ una ficci¨®n propia, con personajes como la gente que conoc¨ªa, sin elevarlos ni rebajarlos'.
El escritor, que empez¨® a escribir en 1957, cuando ?frica inici¨® su descolonizaci¨®n, quiso ayer cerrar su discurso en Francfort con una bell¨ªsima met¨¢fora sobre este proceso y sobre toda su literatura. 'En las ¨²ltimas l¨ªneas de Todo se desmorona, el jefe del distrito, que es blanco, acaba de ver el cuerpo de Okonkwo colgando de un ¨¢rbol, y piensa en el p¨¢rrafo que le dedicar¨¢ a este salvaje en el libro que planea escribir', dijo Achebe. 'No tiene ni idea de que ?frica se ha adue?ado del escenario y ha asumido el derecho de contar la historia de Okonkwo, y que al actuar as¨ª, ha relegado al propio jefe de distrito a un pie de p¨¢gina'. La sala estall¨® en aplausos.
Babelia
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