La ruina de un coche-s¨ªmbolo
La f¨¢brica de Zastava, que fabricaba el autom¨®vil yugoslavo m¨¢s popular, refleja la decadencia del pa¨ªs en la ¨²ltima d¨¦cada
En su despacho de la corresponsal¨ªa del diario de Belgrado Danas en Kragujevac al periodista Zoran Radovanovic, de 47 a?os, que se qued¨® sin trabajo cinco veces durante los 11 a?os del r¨¦gimen desp¨®tico de Slobodan Milosevic, le brillan los ojos al hablar de las glorias pasadas de su ciudad: 'Kragujevac es la primera capital de la Serbia moderna en 1818. Aqu¨ª se crearon las instituciones del Estado moderno'. En 1841 la capital se traslad¨® a Belgrado, 120 kil¨®metros al norte. Esto no impidi¨® que hace casi siglo y medio, en 1853, se pusiese en marcha en Kragujevac una f¨¢brica de ca?ones, el primer pelda?o de la industrializaci¨®n de la ciudad. Casi un siglo despu¨¦s de aquella f¨¢brica de ca?ones, en 1955, Kragujevac se convirti¨® en la 'ciudad del autom¨®vil'. Un convenio entre la Fiat italiana y el r¨¦gimen de Tito levant¨® en Kragujevac la Zastava (Bandera), la mayor f¨¢brica de autom¨®viles de los Balcanes. Las cadenas de montaje de Zastava vomitaban coches, hasta un m¨¢ximo de 230.570 el a?o 1989. Los populares Yugo, el autom¨®vil que simbolizaba el auge econ¨®mico de Yugoslavia, inundaba las carreteras. Hasta llegaron a exportarse '140.000 Yugos a Estados Unidos entre 1985 y 1989, cosa que no logr¨® ni la misma Fiat', relata el periodista.
Despu¨¦s vinieron las guerras de la antigua Yugoslavia, las sanciones, el embargo econ¨®mico, la p¨¦rdida de los mercados y en dos noches de abril de 1999 las bombas de la OTAN. En los desangelados despachos de la direcci¨®n de Zastava un gr¨¢fico refleja la ca¨ªda vertiginosa de la producci¨®n: de m¨¢s de 230.000 coches del a?o 1989 a 5.672 en 1993. El a?o de las bombas de la OTAN se bati¨® la marca negativa con 3.816 coches. Este a?o la producci¨®n llega ya a unos 8.500, explica el director financiero Milorad Nesic, que habla del acuerdo con la Peugeot para construir coches con motores de la marca francesa. Casi al mismo tiempo que Nesic hablaba en Kragujevac con este enviado especial, el ministro de Econom¨ªa de Serbia, Aleksandar Vlahovic firmaba en Belgrado un precontrato con un 'socio estrat¨¦gico' de Estados Unidos para invertir 150 millones de euros en los pr¨®ximos tres a?os y que adquiere el 80% de la propiedad de Zastava. Si estos planes se cumplen, Zastava elevar¨ªa su actual plantilla de 4.500 obreros a 9.000 y la producci¨®n de nuevo crecer¨ªa por encima de los 200.000 coches anuales. Estos planes de futuro llegan demasiado tarde para los miles de obreros de Zastava despedidos que buscan sobrevivir en Kragujevac. El periodista Radovanovic explica que en Kragujevac, donde residen unas 200.000 personas, la cifra oficial de parados es de m¨¢s de 30.000, 'pero la real supera los 50.000. El a?o pasado quedaron 14.000 de Zastava en la calle, 12.000 de ellos en Kragujevac'.
En un mercadillo cerca del centro de la ciudad comparten lucha por la vida los despedidos de Zastava con los refugiados de Kosovo, que se instalaron all¨ª cuando tuvieron que abandonar sus casas tras la entrada de las fuerzas de la OTAN y el retorno de los albaneses, en junio de 1999. Milanka, de 42 a?os, trabajaba con su marido en la central t¨¦rmica de Obilic, cerca de Pristina. Protegidos por la fuerza internacional (Kfor), pudieron volver a ver su casa en Kosovo 'ocupada por un alban¨¦s que vive all¨ª hace dos a?os y nos llam¨® para ofrecer comprarla por 7.500 euros'. No aceptaron la rid¨ªcula oferta. Milanka cobra 100 euros por atender dos puestos de venta de ropa y su marido trabaja en chapuzas en las que gana 7,50 euros al d¨ªa. Un litro de aceite cuesta en Serbia 1,02 euros y uno de leche 0,40. El alquiler del piso les cuesta 50 euros y a Milanka le saltan las l¨¢grimas al contar que no sabe de d¨®nde sacar¨¢ los 25.000 dinares (algo m¨¢s de 400 euros) que cuesta la matr¨ªcula de su hija en la Facultad de Derecho. No oculta su desencanto con los pol¨ªticos que mandan ahora en Serbia: 'Cualquiera de los que salimos de Kosovo le dir¨¢ que con Milosevic est¨¢bamos mejor. Al menos ten¨ªa mi casa y mi trabajo'.
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