Becas inm¨®viles
Si hac¨ªa falta alguna prueba sobre la pol¨ªtica restrictiva del Gobierno del PP en materia de becas universitarias, el recorte de las llamadas becas de movilidad para el curso 2002-2003 -destinadas a facilitar el intercambio de alumnos entre centros universitarios- la brinda con creces. M¨¢s de la mitad de los 3.000 estudiantes que hab¨ªan sido preseleccionados por sus respectivos centros para recibir este tipo de becas se han quedado sin ellas. A ello hay que a?adir la manifiesta incuria administrativa de hab¨¦rselo comunicado en v¨ªsperas del nuevo curso, inaugurado ayer por el Rey en la Universidad P¨²blica de Navarra, con el consiguiente perjuicio para la programaci¨®n de sus estudios. De nada sirve propugnar en textos legislativos o administrativos la calidad de la ense?anza -las becas de movilidad entre universidades fueron creadas hace tres a?os por este Gobierno con ese encomiable objetivo-, si luego se escatiman en los Presupuestos los medios econ¨®micos indispensables para conseguirla.
Se comprende el malestar que la decisi¨®n ha causado no s¨®lo entre los estudiantes privados de beca, sino entre los centros universitarios que los hab¨ªan preseleccionado para obtenerla. Hasta ahora esa preselecci¨®n constitu¨ªa el requisito esencial para obtener este tipo de ayudas. Que m¨¢s de la mitad de los estudiantes preseleccionados se hayan quedado sin beca ha hecho dudar, adem¨¢s, de la transparencia de los baremos utilizados en su concesi¨®n. El Ministerio de Educaci¨®n ha negado, naturalmente, que haya habido recorte alguno de becas y que los baremos de concesi¨®n no hayan sido transparentes. Pero, no menos naturalmente, las instancias universitarias niegan que hayan sido informadas de esos baremos y se muestran 'preocupadas' por el alto n¨²mero de solicitudes rechazadas.
La pol¨ªtica de becas es tan confusa en su conjunto -en cuanto a n¨²mero, dotaci¨®n presupuestaria y criterios de concesi¨®n- que, l¨®gicamente, genera desconfianza. Los hechos dicen que, por primera vez, un n¨²mero apreciable de alumnos universitarios preseleccionados por sus centros se ha visto defraudado en sus expectativas de estudio. Y ello se produce en un contexto de endurecimiento de los requisitos para la obtenci¨®n de las llamadas becas compensatorias -las destinadas a estudiantes de familias con bajos ingresos-, lo que, seg¨²n los rectores, se traducir¨¢ en que al menos 8.000 alumnos no dispondr¨¢n de esa ayuda en este curso, con el riesgo nada improbable de que algunos se vean obligados a dejar sus estudios.
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