Expo 92, gloria y miserias
Publicar un libro de memorias es algo a lo que muy pocos personajes se resisten. Algunos no se dan cuenta de que est¨¢n espesando un poco m¨¢s sus propias sombras. Es lo que le puede pasar a Manuel del Valle, ex alcalde de Sevilla por el PSOE, que acaba de deleitarnos con una de esas sabrosas colecciones de recuerdos y olvidos, silencios y medias verdades. Al rebufo del X aniversario de la Expo 92, el hombre nos quiere ilustrar ahora con algunas bonitas an¨¦cdotas de aquellos revueltos tiempos, para que nos enteremos de lo bien que ¨¦l estuvo, siempre seg¨²n ¨¦l. Pero nos deja con los dientes largos, por ejemplo, con la cosa de que alguien (no dice qui¨¦n) acudi¨® a su despacho a proponerle un chantaje en todo regla: cuatro mil millones de pesetas para que la Expo tuviera una buena acogida en la prensa mundial. ?l, por si acaso, traslad¨® el encarguito a Jacinto Pell¨®n, que, ¨¦ste s¨ª, lo mand¨® a hacer pu?etas, con aquel desparpajo tan suyo. Luego 'pas¨® lo que pas¨®', dice el ex alcalde, entre fil¨®sofo y agorero. No se da cuenta de que a cualquier hijo de vecino se le puede ocurrir la siguiente pregunta: ?Y por qu¨¦ acudieron a ¨¦l, como primer destinatario o intermediario, y no directamente a Pell¨®n? Tal vez ni se hubieran atrevido, de no ser por las buenas relaciones que Del Valle siempre tuvo con cualificados periodistas de la derecha local y nacional. O acaso su dedicaci¨®n a los negocios complejos, como los urban¨ªsticos que entonces ten¨ªa en la Costa del Sol, le acreditaban para ese tipo de misiones.
D¨ªas atr¨¢s el hombre tambi¨¦n nos regocij¨® con otra estupenda teor¨ªa acerca del metro de Sevilla, que, seg¨²n ¨¦l, ahora se va a hacer como ¨¦l dec¨ªa. En honor a la verdad, aqu¨ª el estupor ha sido superior al deleite. A lo mejor es que se le ha olvidado que lo que de verdad dijo fue: 'El metro de Sevilla es un t¨²nel sin salida', y para ilustrarlo public¨® un encarte en la prensa donde los t¨²neles ya construidos desembocaban en un muro impenetrable. Tambi¨¦n puede hab¨¦rsele ido de la cabeza -?suele haber tantos p¨¢jaros en mentes as¨ª!- que fue bajo su mandato cuando se defini¨® a la isla de La Cartuja, donde se iba a hacer la Expo, como 'territorio ex¨®geno', vamos, como una cosa de marcianos. Claro que ni ¨¦sa ni otras se le olvidaron al partido, que decidi¨® sacarlo del foco de la Exposici¨®n Universal, antes que fuera demasiado tarde.
Es lo que tiene esto de las remembranzas. Que junto con la gloria que fue Expo 92, a pesar de tantos enemigos pol¨ªticos como quisieron hundirla y borrarla, salgan por ah¨ª otras miserias por el estilo. Empiezo a comprender por qu¨¦ ni Felipe Gonz¨¢lez ni Jacinto Pell¨®n, los principales art¨ªfices de aquel prodigio, han querido aparecer por aqu¨ª. Al primero, desde luego, esta ciudad le debe por lo menos una ancha avenida con su nombre. Y justo es reconocer que hasta el PP de entonces lleg¨® a estar de acuerdo en pon¨¦rsela. Pero una mano negra, del propio PSOE -y no fue Del Valle-, lo estrope¨®. Eso se lo contar¨¦ a ustedes otro d¨ªa. Entretanto, apunten esta sevillana, que suena por ah¨ª: 'Ya tiene una avenida / Manuel del Valle, / y Felipe no tiene/ una triste calle. / As¨ª es la vida. / Unos hacen la gloria. / Otros la olvidan'.
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