'Me colgaron de las manos y me golpearon los pies'
Fabi¨¢n Nsu¨¦, liberado por Obiang, dice que 'Espa?a avala al r¨¦gimen de Guinea Ecuatorial al marginar a la oposici¨®n'
Casi seis meses en los barracones de Black Beach en Malabo, uno de los penales m¨¢s siniestros de ?frica, seg¨²n Amnist¨ªa Internacional, han dejado huella en el cuerpo de Fabi¨¢n Nsu¨¦, 55 a?os, abogado y l¨ªder del sector de Uni¨®n Popular (UP) no controlado por el r¨¦gimen: tres dedos inutilizados en cada mano y muchos kilos de menos. Casado y con cuatro hijas, apenas puede sostener un bol¨ªgrafo o un tenedor. 'Al d¨ªa siguiente de la detenci¨®n [29 de abril de este a?o] me colgaron de las manos y de las piernas con un palo atravesado a la espalda; me colocaron entre dos mesas y me golpearon en los pies', afirma en una conversaci¨®n telef¨®nica desde Malabo.
Diversas fuentes de la oposici¨®n aseguran que el jefe del equipo de torturadores es Juli¨¢n Ond¨® Nculu, jefe de la seguridad del presidente, Teodoro Obiang Nguema.
Nsu¨¦, condenado por injurias al jefe del Estado en un e-mail remitido desde Espa?a y cuya autor¨ªa no se pudo demostrar en el juicio oral, debe los problemas a su actividad pol¨ªtica al frente de UP y al hecho de haber sido abogado defensor de Felipe Ond¨® Obiang y de Guillermo Nguema El¨¢, cabecillas de la supuesta asonada juzgada en junio en el cine Marfil.
'Me quer¨ªan vincular con ese golpe de Estado. Quer¨ªan que respondiera preguntas sobre el gran asunto, como lo llamaban. Dec¨ªan que al ser abogado de Ond¨® deb¨ªa de estar al corriente de todo'. Despu¨¦s de ese d¨ªa ya no me golpearon m¨¢s, pero permanec¨ª todo el tiempo en una celda con treinta y tantas personas sin derecho a paseo, un ¨²nico retrete, un cubo de agua y un plato de arroz con chicharros al d¨ªa'.
Nsu¨¦ est¨¢ feliz por su liberaci¨®n, pero se siente muy preocupado por la suerte de los otros presos, y en especial por Pl¨¢cido Mic¨®, secretario general de la Convergencia para la Democracia Social (CPDS), socialdem¨®crata, condenado en junio a seis a?os, y al que Obiang ha decidido excluir del indulto total. 'Mic¨® est¨¢ bien f¨ªsicamente', dice Nsu¨¦; 'ahora le han permitido pasear por el patio.
La suavizaci¨®n del estricto sistema carcelario comenz¨® a primeros de octubre, para mejorar el aspecto de los presos ante una visita de una delegaci¨®n de la Cruz Roja a Guinea Ecuatorial.
Nsu¨¦, que anhela viajar a Espa?a para recibir tratamiento m¨¦dico y recuperar sus dedos ('Me gustar¨ªa ir para curarme, pero no s¨¦ c¨®mo lo vamos a lograr'), duda a la hora de opinar sobre la actual pol¨ªtica exterior del Gobierno de Jos¨¦ Mar¨ªa Aznar. 'Soy democristiano y no puedo criticar al PP', dice, pero a continuaci¨®n, a?ade: 'Con el PSOE, los partidos de la oposici¨®n democr¨¢tica ten¨ªamos un mejor tratamiento y m¨¢s apoyo. (...) El Gobierno espa?ol deber¨ªa considerarnos interlocutores y llevar nuestra voz adonde ¨¦sta no llega': a la ONU y a EE UU. 'El Gobierno espa?ol margina a la oposici¨®n y de esa forma avala y fortalece al r¨¦gimen', afirma.
Seguir luchando
El l¨ªder democristiano no tiene intenci¨®n alguna de abandonar la pol¨ªtica activa en su pa¨ªs: 'Estoy absolutamente decidido a seguir luchando. Vamos a morir por Guinea Ecuatorial. Tenemos que chapear el camino para las futuras generaciones (...). Aunque tengo se?ales en mi cuerpo, me encuentro psicol¨®gicamente fuerte'.
Para Nsu¨¦, la permanencia en prisi¨®n de Mic¨®, y de otros, es ilegal: 'El decreto de indulto no recoge la excepci¨®n del delito por el que fueron condenados en junio'.
En la oposici¨®n no son optimistas sobre una pronta liberaci¨®n del l¨ªder socialdem¨®crata. Una impresi¨®n que se repite en el Ministerio de Exteriores, pese a que su n¨²mero dos, Ram¨®n Gil-Casares, daba el domingo por seguras las excarcelaciones de Ns¨²e y Mic¨®.
Gil-Casares, art¨ªfice de la pol¨ªtica de apaciguamiento con el r¨¦gimen y que presume de l¨ªnea directa con Obiang Nguema, fue ninguneado por los medios de comunicaci¨®n locales en su visita del 12 de octubre a Guinea. Una fuente diplom¨¢tica afirma que el fiasco de Mic¨® demuestra que ese apaciguamiento ha fracasado.
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