Im¨¢genes sin fronteras
Jam¨¢s he cre¨ªdo que la fotograf¨ªa tuviera fronteras -fueran cuales fueran sus naturalezas: pl¨¢sticas, geogr¨¢ficas, pol¨ªticas..., todo lo contrario, de hecho sigo apostando porque no las tenga-, pero cada vez, en tanto en cuanto el medio se ha ido haciendo mayor, ha tomado conciencia de s¨ª mismo; es obvio que las fotos buscan su identidad, su tendencia, que en absoluto tiene que ver con un RH o un pasaporte determinado. Como denominador com¨²n, la fotograf¨ªa ignora los nacionalismos. Parad¨®jicamente, de ello dan fe dos muestras que comparten geogr¨¢ficamente un mismo territorio conceptual, convergente, por las identidades de un autor y el criterio de una colecci¨®n (l¨®gicamente, el de un coleccionista): son las de Manuel Vilari?o, en el Centro Gallego de Arte Contempor¨¢neo (Santiago de Compostela), F¨ªo e sombra (hilo y sombra), y la Colecci¨®n del Centro Portugu¨¦s de la Fotograf¨ªa, Una selecci¨®n, que ahora ofrece en Barcelona el flamante espacio de la Fundaci¨®n Foto Colectania. En la formaci¨®n de esta ¨²ltima tienen mucho que ver las complicidades y Las memorias y afectos de Jorge Calado, quien inici¨® una recopilaci¨®n de im¨¢genes destinadas a lo p¨²blico -mod¨¦lica, por lo dem¨¢s- en la que en su n¨®mina figuran referentes como Walker Evans, Paul Strand, Edward Steichen, Alvin Langdon Coburn, Andr¨¦ Kert¨¦sz, Paolo Nozolino, Alfred Eisenstaed o David Hockney, entre otros. Se trata de un ¨¢lbum dispar, que pretende crear subjetivamente un museo imaginario, repleto de est¨¦ticas divergentes (que nada tienen que ver con los m¨¦todos al uso, como los cl¨¢sicos de un Helmut Gernsheim, en lo privado, o un Beaumont Newhall, en lo p¨²blico, para el Museo de Arte Moderno de Nueva York). Una excelente colecci¨®n.
Por el contrario, en lo singular, las im¨¢genes de Vilari?o (A Coru?a, 1952; licenciado en Ciencias, por la rama de bioqu¨ªmica) forman parte de un discurso visual, menos deslavazado, que genera unas secuencias que mezclan -con unos potentes blancos y negros o, por el contrario, unos colores l¨ªmites- las palabras po¨¦ticas con su discurso literario (si carecieran de su acompa?amiento algunas de sus instant¨¢neas ser¨ªan, para quien no supiera de qu¨¦ va la cosa, meras ilustraciones de manual o de enciclopedia; b¨¢sicamente, las de su primera ¨¦poca, las del denominado Bestiario, fechada a mediados de los ochenta). Pero ello es un error.
Se trata de una serie de re-
gistros, como la mayor¨ªa de los contenidos en el conjunto del Centro Portugu¨¦s de la Fotograf¨ªa, que vistos con la distancia cr¨ªtica y la del tiempo en que se realizaron, hoy navegan en la imprecisi¨®n m¨¢s absoluta -concretamente, los de Vilari?o lo hacen entre el universo escrito de la m¨ªstica religiosa y, tambi¨¦n, la pagana: la muerte como expresi¨®n de abandono de uno a s¨ª mismo [el sue?o]-. Reflejan la sensibilidad del aroma de las especias como c¨²rcuma con las que construye una suerte de t¨²mulos funerarios y un repertorio de restos anat¨®micos bellamente reconstruidos con los signos primordiales: con las huellas, de la vida. Todo ello aderezado con un intento -logrado- de la simplificaci¨®n de un estudiado tratamiento, esta tem¨¢tica que hace de la foto desnuda una instalaci¨®n, un teatro: el de lo escatol¨®gico observado desde la m¨¢s pura visi¨®n barroca a trav¨¦s de la palabra po¨¦tica de Valente, de la m¨²sica de Messiaen (con su Catalogue d'oiseaux, cuyas notas flotan en sus atm¨®sferas), o lo personal de sus propios poemas, b¨¢sicos para la interpretaci¨®n de esta historia.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.