'Me parece que muchos j¨®venes no entienden las letras y no les importa no entenderlas'
Desde que lanz¨® al mercado en 1999 dos discos de muy diferente car¨¢cter, Snowfall on the Sahara, dedicado a canciones pop y rhythm and blues, y The magic of christmas, una colecci¨®n de cl¨¢sicos navide?os, la cantante Natalie Cole no hab¨ªa vuelto a pisar un estudio de grabaci¨®n. Tres a?os despu¨¦s regresa por la puerta grande a trav¨¦s de una esmerada producci¨®n de Tommy Lipuma, quien, como de costumbre, no ha dejado ni medio comp¨¢s al azar. El repertorio final de Ask a woman who knows (Verve/Universal) ha surgido de la selecci¨®n meticulosa de las canciones presentadas por Dick LePalm, gran conocedor del temario americano y amigo ¨ªntimo del propio Nat King Cole, y el apoyo instrumental se ha dejado en manos de suntuosas orquestas de metales y cuerdas. La secci¨®n r¨ªtmica est¨¢ integrada por lo mejor que puede ofrecer hoy la escena estadounidense y, a modo de guinda, el disco ofrece adem¨¢s un tema a d¨²o entre Cole y su pr¨®spera compa?era de sello, Diana Krall. Olvidados pues sus antiguos problemas con las drogas y sus algo artificiales devaneos musicales con Pl¨¢cido Domingo y Jos¨¦ Carreras, Cole parece haber encontrado su nido de madurez en este disco sedoso y plural.
'Antes pod¨ªas darle movimiento a la m¨²sica s¨®lo con las palabras'
L¨®gicamente, Cole est¨¢ satisfecha del resultado: 'Unforgetteable with love ten¨ªa un car¨¢cter tem¨¢tico', recuerda, 'se trataba de rendir homenaje a mi padre y nos concentramos en mantener el esp¨ªritu de los arreglos originales. En ¨¦ste, en cambio, pudimos escoger t¨ªtulos que la gente no ha escuchado probablemente nunca. Hemos sido mucho m¨¢s libres en las orquestaciones y en la forma de afrontar los temas. Hicimos lo que nos pareci¨® m¨¢s adecuado en cada momento y la verdad es que lo pasamos francamente bien. Tambi¨¦n ayud¨® mucho que trabajasen con nosotros m¨²sicos que ya hab¨ªan participado en proyectos anteriores, como Alan Broadbent o John Clayton. Pero aunque disfrutase tanto durante la grabaci¨®n, creo que una de las partes m¨¢s entra?ables de todo el proceso fue la selecci¨®n de temas. Dick LePalm me present¨® algo as¨ª como las 100 mejores canciones de su fonoteca personal. ?l es una especie de erudito y me cont¨® muchas cosas acerca de las versiones que conoc¨ªa de Sarah Vaughan, Ella Fitzgerald y todas las dem¨¢s grandes del jazz vocal. Me habl¨® sobre todo de cuestiones personales. Al final creo que, de modo casi inconsciente, escogimos las m¨¢s sensibles y rom¨¢nticas. En ese momento empez¨® a fraguar la idea de hacer un disco hecho para mujeres desde el punto de vista de una mujer'.
El list¨®n para Ask a woman who knows est¨¢ verdaderamente alto, toda vez que con su celeb¨¦rrimo Unforgetteable, Cole vendi¨® m¨¢s de 14 millones de copias y gan¨® nada menos que siete grammys. Pero a la cantante no le quita el sue?o reverdecer laureles comerciales: 'Una parte de m¨ª es la de siempre', afirma, 'sigo escuchando todo tipo de m¨²sica y todav¨ªa me apasiona lo que hago. No tengo prejuicios y siempre he sido muy autocr¨ªtica; me preocupa todo lo que significa ser una artista y la forma en que se puede manifestar ese arte. Por supuesto, he crecido, y ahora no me importa si lo que hago es pop, jazz u otra cosa. Creo que cantar jazz es un privilegio, porque no mucha gente puede hacerlo. Hay que poseer una cualidad vocal especial y un conocimiento real de la m¨²sica'.
En este regreso a formas rela-
cionadas con el jazz, Cole reconoce que pueden haber influido los gustos del mercado actual: 'El negocio de la m¨²sica ha cambiado tanto que seguramente no habr¨ªa un respaldo firme para m¨ª en este momento', asegura, 'se ha producido un desplazamiento casi brutal. La definici¨®n de rhythm and blues es muy distinta hoy. Ahora manda el ritmo, todo tiene que ver con el groove. Cuando yo me dedicada a ese estilo, todav¨ªa se pod¨ªan contar historias; ahora ya no es tan inocente y las letras son secundarias. Antes pod¨ªas darle movimiento a la m¨²sica s¨®lo con las palabras. La forma de cantar, el fraseo, le daba un ritmo a la canci¨®n que era otro ritmo en s¨ª mismo. Me parece que ahora la mayor¨ªa de los j¨®venes no entienden las letras y, lo que es m¨¢s grave, no les importa no entenderlas'.
El argumento de Cole merece reflexi¨®n porque ha estado rodeada de m¨²sica desde ni?a. Su madre, Marie Cole, lleg¨® a cantar con la orquesta de Duke Ellington, y de su padre sobra decir que en sus a?os de esplendor estaba al mismo nivel de popularidad que los Beatles. Precisamente al Rey Cole van dedicadas sus ¨²ltimas palabras: 'Espero haber heredado de mi padre la capacidad para seleccionar el repertorio id¨®neo, su coherencia f¨¦rrea, su af¨¢n por hacer siempre un trabajo de la m¨¢xima calidad y su talento para crear una relaci¨®n lo m¨¢s estrecha posible entre cantante y p¨²blico. Creo que es as¨ª como realmente se labra una carrera'.
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