Nuevas y viejas pol¨ªticas sociales
Vuelve la pol¨ªtica social. Parece que el partido socialista va a centrar sus programas electorales en cuestiones como la integraci¨®n de los inmigrantes, los servicios de ayuda a personas dependientes, los programas preventivos de salud, las ayudas a la familia, el apoyo al transporte p¨²blico o las ayudas al acceso a la vivienda. Era de esperar que, despu¨¦s de unos a?os de ideolog¨ªa de 's¨¢lvese quien pueda', aparecieran en la sociedad propuestas a favor de una mayor atenci¨®n a los colectivos m¨¢s desfavorecidos.
Algunas de esas pol¨ªticas sociales no s¨®lo se justifican por razones morales, sino que, evaluadas desde el punto de vista econ¨®mico, pueden revelar efectos indirectos favorables. En algunos casos esas pol¨ªticas pueden reducir las cargas p¨²blicas pues, al reducir la morbilidad o mejorar la seguridad ciudadana, por ejemplo, disminuyen los gastos en que el Estado incurre para sanar a los enfermos o defendernos de los delincuentes. Otras pol¨ªticas, como la extensi¨®n de la educaci¨®n o la difusi¨®n de las nuevas tecnolog¨ªas, tienen efectos econ¨®micos directos muy positivos porque aumentan la productividad general de la econom¨ªa. Estas ¨²ltimas pol¨ªticas son especialmente ¨²tiles una vez que estamos dentro del euro, pues, no pudiendo reducir nuestros precios de exportaci¨®n por medio de devaluaciones, son casi la ¨²nica forma que nos queda de mejorar nuestra competitividad.
No obstante, el retorno de la pol¨ªtica social no s¨®lo deber¨ªa reivindicar sus positivos efectos, sino que tambi¨¦n deber¨ªa cuidar la modernizaci¨®n de sus instrumentos. Porque en muchos casos fueron Gobiernos no precisamente de izquierda los que utilizaron la excusa de la pol¨ªtica social para proteger a grupos de inter¨¦s productivos. Sirva de muestra la llamada 'vivienda protegida', ejemplo de viejo instrumento de pol¨ªtica social que no deber¨ªa resucitarse. Es evidente la necesidad de facilitar el acceso a la vivienda a j¨®venes y familias con pocos recursos pero para ello no es necesario utilizar la 'vivienda protegida'.
Estar en contra de la vivienda protegida no significa estar en contra de que haya una pol¨ªtica social de vivienda. Europa, desde nuestra entrada en la moneda ¨²nica, nos ha regalado con tipos de inter¨¦s bajos y estables, lo que, junto a las reformas del mercado hipotecario de los a?os ochenta ha permitido a los espa?oles disponer de financiaci¨®n m¨¢s barata. No obstante, el problema de la vivienda subsiste en Espa?a porque la explosi¨®n de los precios de la vivienda ha vuelto a aumentar el esfuerzo que, en t¨¦rminos de renta, deben destinar las familias espa?olas a la compra de la vivienda.
Como en tantos otros sectores, el Gobierno anunci¨® una liberalizaci¨®n del suelo que luego no hizo, quedando su reforma en una reducci¨®n de recursos a los ayuntamientos que, al final, ha tenido efectos perversos sobre el precio del suelo. Como ha sucedido con las dem¨¢s seudoliberalizaciones, sus efectos han sido los peores posibles: al no liberalizar de verdad no han sido efectivas, pero, al pregonar que se liberalizaba, ha conseguido que gran parte de la poblaci¨®n tenga una actitud negativa ante las liberalizaciones.
Las ayudas deben destinarse a las personas y no a la vivienda. Son las personas las que deben ser protegidas, no las viviendas. Siempre surge la tentaci¨®n de producir cosas baratas, pero es mejor introducir competencia en los mercados y luego ayudar a quien no puede acceder a los bienes correspondientes. Un ejemplo de las distorsiones que se producen cuando el Estado entra a proteger a la producci¨®n en vez de a las personas es la Pol¨ªtica Agraria Com¨²n. El resultado final es que los impuestos que pagan obreros, empleados y funcionarios van a los bolsillos de los grandes agricultores. Lo mismo sucedi¨® con las viviendas protegidas, en las que rara vez las subvenciones llegaron a quienes las necesitaban. Ya dir¨¢ el electorado si ha llegado el momento de las pol¨ªticas sociales. Si as¨ª fuera, esas pol¨ªticas deber¨ªan ayudar a las personas en vez de ayudar a los productos o a sus productores.
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