Del fervor al toreo puro

No resulta muy frecuente ver a un torero provocar al p¨²blico para pedir el indulto de un toro. Pero eso le ocurri¨® ayer a Enrique Ponce en Ja¨¦n, una tierra donde se siente como en su casa y donde tiene su ganader¨ªa. Con su habitual toreo est¨¦tico, Ponce lig¨® varias series interesantes al primero de su lote, un toro muy noble, pero bobalic¨®n y sin bravura y, sobre todo, sin m¨¦ritos suficiente para ser indultado. As¨ª lo entendi¨® parte del p¨²blico que recrimin¨® a Ponce su actitud y el hecho de estar m¨¢s atento al p¨²blico que al toro. Pero la mayor¨ªa del tendido se dej¨® arrastrar por el fervor poncista habitual en esta plaza y acab¨® pidiendo al presidente un indulto que no llegar¨ªa, muy a pesar del ganadero, el Ni?o de la Capea. A pesar de recibir dos avisos, Ponce cort¨® las dos orejas a su primero, pero su toreo, lleno de recursos no necesita de esas complicidades del p¨²blico. En su segundo, quiz¨¢ el toro con m¨¢s presencia y motor, lig¨® algunas series superficiales y un tanto despegadas, dejando escapar un bot¨ªn mayor.

Lo mejor de la corrida lleg¨® en el ep¨ªlogo. Finito de C¨®rdoba, en su segunda tarde en Ja¨¦n, obsequi¨® al p¨²blico con el toreo m¨¢s profundo. Sus dos series de naturales, otra de frente y sus derechazos fueron lo m¨¢s art¨ªstico de la tarde. Como ¨¦l mismo reconocer¨ªa despu¨¦s, una de las mejores faenas de la temporada. Borr¨® as¨ª el mal sabor de boca que hab¨ªa dejado en su primer toro, sin apenas presencia y fuerza y al que poco pudo hacer. Al final, acompa?¨® a Ponce por la puerta grande.

A Juan Mora le correspondi¨® el peor lote. En su primero s¨®lo se luci¨® en un quite por ver¨®nicas y, en el cuarto, se enrabiet¨®, pero desperdici¨® con la espada el trabajo anterior. Juan Mora brind¨® su segundo toro al equipo m¨¦dico de la plaza de Ja¨¦n, el mismo que le salv¨® la vida en la grave cogida que sufri¨® en esta misma plaza el a?o pasado.