?scar Marin¨¦ recupera el esp¨ªritu del Lejano Oeste con una mirada pop
Una exposici¨®n re¨²ne una serie de 50 obras con retratos y escenas sobre el 'western'
Hace un a?o, el dise?ador ?scar Marin¨¦ (Madrid, 1951) cogi¨® unos cuantos pinceles y se fue a Almer¨ªa. En esa tierra des¨¦rtica, que tantas veces ha suplantado al Lejano Oeste, rodaba ?lex de la Iglesia 800 balas y Marin¨¦ llegaba con el encargo de realizar el cartel. La profunda reflexi¨®n sobre el universo m¨ªtico del western al que le oblig¨® ese trabajo culmin¨® en una serie de 50 pinturas con notables reminiscencias del arte pop y que ahora se exponen en la galer¨ªa Almirante de Madrid (hasta el 23 de noviembre) con el t¨ªtulo Wanted.
?scar Marin¨¦ lleva trabajando 15 a?os en el mundo del dise?o gr¨¢fico, en donde ha tocado casi todos los palos. Fund¨®, junto a Moncho Alpuente, Madrid Me Mata, una revista irreverente e imprescindible en los tiempos de la movida madrile?a; despu¨¦s vinieron sellos discogr¨¢ficos, dise?o de libros, campa?as publicitarias (Swatch, Camper)... En todo caso, su esp¨ªtiru creativo ha estado permanentemente sometido al potente influjo del cine, que quiz¨¢ comenz¨® cuando siendo muy joven trabaj¨® como ayudante de su padre, el veterano director de fotograf¨ªa Juan Marin¨¦.
Y como en un viaje de ida y vuelta, en los ¨²ltimos tiempos les ha dedicado especial atenci¨®n a los carteles cinematogr¨¢ficos. A ¨¦l pertenecen la imagen de Todo sobre mi madre (Pedro Almod¨®var), El d¨ªa de la bestia (?lex de la Iglesia) o Tierra (Julio Medem). Ahora, este tr¨¢nsito del dise?o gr¨¢fico a la pintura, Marin¨¦ lo considera un proceso natural en su trayectoria. 'En el arte pop, donde yo me siento m¨¢s pr¨®ximo, ambos mundos siempre han estado muy cerca. Andy Warhol o Roy Linchestein son pintores que proceden del grafismo. Creo que ahora el mundo pl¨¢stico tiene que estar muy abierto para alimentarse de las artes colindantes', afirma Marin¨¦.
C¨®mic
Hasta ahora, este dise?ador que bebe tambi¨¦n de las fuentes del c¨®mic (El Llanero Solitario, Red Rider o Roy Rogers), no hab¨ªa tenido el impulso de pintar. Le surgi¨® de repente. 'Supongo que en alg¨²n momento como dise?ador he sentido que el encargo constante acaba siendo obsesivo y necesitaba oxigenarme. Adem¨¢s, considero que el dise?o no est¨¢ en una situaci¨®n boyante y era un buen momento para volverme hacia dentro, porque pintar es algo muy ¨ªntimo'. El resultado es una serie de pinturas de gran formato que incluye 10 retratos de los principales personajes de 800 balas y varias escenas dotadas de un realismo radical.
El hecho de elegir el western como tem¨¢tica de sus pinturas no significa que quiera recuperar un mundo infantil ('nunca fui especialmente fan de ese mundo'). Lo que s¨ª le interesa de ese universo es lo que tiene de causa perdida. 'Es un mundo retro, olvidado y hu¨¦rfano para las artes, y no digamos ya fuera de Estados Unidos', asegura.
Diego A. Manrique coincide con Marin¨¦ en una observaci¨®n que se recoge en el cat¨¢logo de Wanted: 'Los chavales que compraban el DDT terminaron bailando con Los Diablos y F¨®rmula V; nosotros, los de Novaro, desembocamos en Bob Dylan. Tal vez Dylan, aunque mayor que nosotros, tambi¨¦n pas¨® por su etapa western de formaci¨®n de personalidad. No, seguro que as¨ª ocurri¨®: el primer papel de Dylan como actor fue en una pel¨ªcula del oeste, Pat Garrett & Billy the Kid, all¨¢ por 1973. Una pel¨ªcula donde se hablaba de lealtad entre antiguos amigos, de eso que hemos dado en llamar destino, de la aceptaci¨®n de la muerte'.
Marin¨¦ piensa alternar su trabajo como dise?ador con la pintura, una convivencia que ¨¦l ve as¨ª: 'El dise?o es para las grandes audiencias, eres muy consciente de que con tu trabajo tienes que conectar con mucha gente. En la pintura te olvidas de todo esto y desconoces qu¨¦ sensaciones vas a provocar, pintar es un mundo mucho m¨¢s calmado'.
Babelia
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