Un congreso repasa en Barcelona la memoria de los campos de concentraci¨®n durante el franquismo
Los historiadores cifran en 150.000 el n¨²mero de muertos por la represi¨®n de 1936 a 1943
Ser¨¢ dif¨ªcil establecer con exactitud cu¨¢ntos muertos caus¨® la represi¨®n franquista en Espa?a. Sin embargo, la paulatina apertura de algunos archivos, sobre todo militares, ha permitido que el trabajo de los historiadores haya avanzado en los ¨²ltimos a?os en acotar esta cifra: entre 1936 y 1943 hubo cerca de 150.000 v¨ªctimas mortales en actos de represalia, campos de concentraci¨®n y trabajo, y c¨¢rceles. El congreso Los campos de concentraci¨®n y el mundo penitenciario en Espa?a durante la guerra civil y el franquismo pondr¨¢ en com¨²n desde hoy investigaciones al respecto.
'La represi¨®n franquista ten¨ªa como objetivo atemorizar a la poblaci¨®n espa?ola que no comulgaba con el r¨¦gimen', afirma Carme Molinero, directora del Centro de Estudios sobre las ?pocas Franquista y Democr¨¢tica (CEFID), la entidad de la Universidad Aut¨®noma de Barcelona que organiza el congreso junto con el Museo de Historia de Catalu?a, donde se celebra. Los datos de la represi¨®n que aflorar¨¢n durante el congreso, pionero en Espa?a en tratar espec¨ªficamente los campos de concentraci¨®n y el sistema penitenciario durante la guerra civil y el franquismo, son escalofriantes. Seg¨²n el historiador Javier Rodrigo, del Instituto Universitario Europeo de Florencia, en Espa?a funcionaron 104 campos. Molinero recuerda que entre 1936 y 1939 pasaron por ellos entre 370.000 y 400.000 personas, 'muchas de las cuales murieron por las malas condiciones higi¨¦nicas y alimentarias'. Y un libro coordinado por el historiador Juli¨¢n Casanova cifraba hace poco en 50.000 el n¨²mero de rojos asesinados entre 1939 y 1946.
Los campos cumpl¨ªan la doble funci¨®n de 'depuraci¨®n' y de 'clasificar a los detenidos', se?ala Molinero. En ellos, contin¨²a, 'los presos pod¨ªan permanecer por un tiempo indeterminado a la espera de que llegaran cargos en su contra o de ser enviados a la mili, a la c¨¢rcel, a batallones de trabajo... o, directamente, pod¨ªan ser fusilados'. El congreso reunir¨¢ sobre todo a historiadores, pero tambi¨¦n a testigos, cuya aportaci¨®n ha sido fundamental para los trabajos historiogr¨¢ficos. El sistema de campos funcion¨® hasta 1942, pero las colonias penitenciarias y los batallones de trabajadores continuaron funcionando hasta la d¨¦cada de 1950. Estos hombres constitu¨ªan 'una mano de obra pr¨¢cticamente gratuita', seg¨²n Molinero, cuyo trabajo beneficiaba 'tanto al Estado como a la empresa privada y la Iglesia'.
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