El tiempo (en Brasil) es de Lula
El autor analiza la ruptura hist¨®rica que para Brasil supondr¨¢ la previsible elecci¨®n de Lula, as¨ª como la pol¨ªtica econ¨®mica y social que aplicar¨¢ si es finalmente elegido.
Para un observador espa?ol es muy f¨¢cil comprender lo que est¨¢ ocurriendo en estos d¨ªas en la vida pol¨ªtica de Brasil. S¨®lo necesita recordar la mezcla de ilusi¨®n pol¨ªtica e incertidumbre econ¨®mica con la que otro octubre, pero de hace 20 a?os, los espa?oles viv¨ªamos la posible llegada al poder de un partido pol¨ªtico de izquierda obrerista, al frente del cual estaba un l¨ªder con un gran tir¨®n popular pero sin ninguna experiencia previa de gobierno. Esa misma ilusi¨®n e incertidumbre es la que se vive en Brasil ante la m¨¢s que probable llegada al Gobierno del Partido Trabalhista (PT), al frente del cual est¨¢ Luiz Ignacio, Lula, da Silva. Lo mismo que sucedi¨® en Espa?a con Felipe Gonz¨¢lez, Lula significar¨¢ en Brasil una ruptura hist¨®rica con la larga tradici¨®n de ocupaci¨®n del poder por parte de generales y de clases privilegiadas que lo han utilizado en beneficio propio, creando un pa¨ªs profundamente injusto.
Lula ha emprendido el camino hacia el centro, y no cabe esperar pol¨ªticas revolucionarias
El ejemplo de Espa?a -de su democracia y de las pol¨ªticas puestas en marcha por los socialistas para la modernizaci¨®n del pa¨ªs- es visto por muchos brasile?os, y mencionado de forma expresa por Lula, como el ejemplo a seguir en Brasil. Por eso, de la misma forma que la tarea hist¨®rica de Felipe Gonz¨¢lez fue completar el camino hacia la democracia y la modernizaci¨®n iniciado por Adolfo Su¨¢rez, la gran tarea hist¨®rica de Lula ser¨¢ continuar la transformaci¨®n iniciada por el actual presidente, Fernando Henrique Cardoso. No deja de ser revelador que en ambos casos sea la izquierda la responsable de llevar a cabo las reformas que pongan al pa¨ªs en la senda de la modernizaci¨®n y el crecimiento.
Si ¨¦sa es la tarea, ?cu¨¢les ser¨¢n las pol¨ªticas de Lula? ?Tienen raz¨®n los que ven en su actual imagen moderada el mismo lobo pero con piel de cordero? Pienso que no. En l¨ªneas generales, Lula mantendr¨¢, por un lado, las pol¨ªticas de estabilidad macroecon¨®mica y modernizaci¨®n de Cardoso, y, por otro, profundizar¨¢ en las pol¨ªticas sociales orientadas a lograr una mayor justicia social y a facilitar el acceso de sectores sociales m¨¢s amplios a los beneficios del crecimiento. Cardoso ha conseguido lo que nadie anteriormente hab¨ªa logrado. Ha acabado con la larga tradici¨®n inflacionista, ha introducido disciplina presupuestaria y ha puesto en marcha un proceso de modernizaci¨®n que tiene sus pilares en la apertura comercial, la privatizaci¨®n y la liberalizaci¨®n de los servicios p¨²blicos. Estas pol¨ªticas, as¨ª como su presencia al lado de Toni Blair y Bill Clinton en las cumbres socialdem¨®cratas, han dado a Brasil una nueva imagen de pa¨ªs serio y han contribuido a mejorar la autoestima de los brasile?os. Por eso creo que no veremos grandes cambios en las pol¨ªticas b¨¢sicas.
Aun cuando podr¨ªa suceder, como ocurri¨® en las elecciones anteriores, que Lula pierda en la segunda vuelta, no es probable. Muchos brasile?os que no le ten¨ªan simpat¨ªa ni le hab¨ªan votado antes lo han hecho ahora. La raz¨®n es que Lula ha sabido representar mejor que ning¨²n otro candidato la fuerte demanda social de cambio que existe en Brasil. Las encuestas muestran que encabeza las preferencias de voto en todos los grupos sociales. Su mayor apoyo est¨¢ en las clases medias y profesionales, que han completado la ense?anza media o la educaci¨®n superior y tienen edades comprendidas entre los 30 y 45 a?os. Este grupo social es el que mejor representa la fuerte movilidad social que se ha producido en el pa¨ªs en las dos ¨²ltimas d¨¦cadas. La modernizaci¨®n que ha experimentado Brasil ha sido sorprendente. Quiz¨¢ uno de los mejores indicadores de ese cambio social es la fuerte presencia femenina en muchas actividades empresariales y pol¨ªticas. El propio Lula es un buen ejemplo de esa movilidad. De trabajador metal¨²rgico y l¨ªder sindical de S?o Paulo, a candidato a presidente. Esa demanda de cambio no la pueden representar los herederos pol¨ªticos de Cardoso (como tampoco ocurri¨® en Espa?a con los herederos de Adolfo Su¨¢rez). Adem¨¢s -de nuevo la similitud con el PSOE-, el partido de Lula presenta ahora buenas credenciales como gestor p¨²blico, despu¨¦s de dos legislaturas en las que ha gobernado gobiernos estatales y ciudades importantes con una imagen de gesti¨®n eficaz y honesta.
Si el personaje ha emprendido el camino hacia el centro, si no cabe esperar pol¨ªticas revolucionarias, si cuenta con el aval de amplios grupos sociales, entre los que se encuentra parte del empresariado, ?de d¨®nde surge la inquietud de los mercados reflejada en la fuerte devaluaci¨®n del real, la ca¨ªda de las inversiones extranjeras y el aumento de la prima de riesgo por los cr¨¦ditos que se toman en los mercados internacionales?
Probablemente hay dos fuentes principales de incertidumbre. La primera viene del desconocimiento acerca de qui¨¦nes ocupar¨¢n los ministerios econ¨®micos y el Banco Central y de cu¨¢les ser¨¢n las prioridades pol¨ªticas de su Gobierno. Los mercados burs¨¢tiles y financieros cotizan peor la incertidumbre que las malas noticias pol¨ªticas. Lula debe apresurarse a despejar esta inc¨®gnita (recuerden c¨®mo el anuncio de que Miguel Boyer ser¨ªa el nuevo superministro de Econom¨ªa, Hacienda y Comercio calm¨®, en el caso de Espa?a, a los mercados). En cuanto a las orientaciones de su pol¨ªtica, permanece la incertidumbre acerca de si ser¨¢ capaz de mantener la apertura y la liberalizaci¨®n iniciada por Cardoso y a la vez emprender ciertas reformas que, como las del sistema de pensiones y el mercado de trabajo, le har¨¢n chocar con algunos sectores sociales que le apoyan. Pero no veo en esto especial motivo de inquietud. Es posible que introduzca ciertos matices en relaci¨®n con la privatizaci¨®n y el proteccionismo, en parte derivados de la ideolog¨ªa y en parte de la mala coyuntura econ¨®mica. En cuanto a las nuevas reformas, no hay, en principio, motivos para pensar que su Gobierno s¨®lo tomar¨¢ en cuenta intereses pol¨ªticos a corto plazo. Perm¨ªtanme traer de nuevo a la memoria las pol¨ªticas de contenci¨®n salarial y reforma laboral del primer Gobierno Gonz¨¢lez. La historia de la democracia nos ense?a que hay reformas que s¨®lo la izquierda puede llevar a cabo.
La segunda fuente de incertidumbre est¨¢ relacionada con la capacidad de Lula para mantener la estabilidad presupuestaria interna y los compromisos con los inversores y las instituciones financieras internacionales. Su promesa de llevar a cabo mejoras en las pol¨ªticas sanitaria, educativa, vivienda, agraria y de seguridad ciudadana inevitablemente implicar¨¢n aumento del gasto p¨²blico. Brasil es un pa¨ªs tremendamente injusto y desigualitario. M¨¢s que corregirla, el sistema educativo y el sanitario son mecanismos que profundizan y aumentan la desigualdad. La tarea hist¨®rica de la llegada al poder de Lula es corregir esas desigualdades y lograr que una amplia mayor¨ªa acceda a los beneficios del crecimiento. Si quiere mantener aquellos compromisos y llevar a cabo esas pol¨ªticas, se ver¨¢ obligado a reducir ciertos gastos a introducir una reforma fiscal y a mantener la capacidad de endeudamiento internacional. El escenario econ¨®mico y pol¨ªtico con el que se va a encontrar no es f¨¢cil. La econom¨ªa interna se ha frenado. La internacional est¨¢ en recesi¨®n. Su partido no tiene mayor¨ªa en el nuevo Congreso, lo que le obligar¨¢ a buscar coaliciones. Aun as¨ª, pienso que tiene margen de maniobra. Como lo tuvo Cardoso en circunstancias similares o peores.
En este escenario, dibujado por un lado por las ilusiones y expectativas democr¨¢ticas que trae el cambio y por otro por las restricciones pol¨ªticas y financieras en que se va a mover el probable Gobierno de Lula, el papel de las instituciones financieras internacionales ser¨¢ determinante. El Fondo Monetario Internacional, el Banco Mundial, las instituciones financieras y el propio Tesoro de EE UU, se juegan tambi¨¦n mucho. Tienen que ser capaces de facilitar una cierta renegociaci¨®n de la deuda y suministrar nuevos flujos de capital a un coste razonable. Pienso que Brasil va a ser la rev¨¢lida del sistema financiero internacional. Si se le abandona a su suerte, todos lo pagaremos, incluidas las empresas espa?olas. Hoy m¨¢s que nunca se puede decir que lo que es bueno para Brasil es bueno para la democracia en Am¨¦rica Latina y para la econom¨ªa internacional.
Ant¨®n Costas es catedr¨¢tico de Pol¨ªtica Econ¨®mica de la UB.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
?Tienes una suscripci¨®n de empresa? Accede aqu¨ª para contratar m¨¢s cuentas.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.