Acusados del mot¨ªn de Fontcalent se niegan a declarar por videoconferencia
El juicio comenz¨® ayer, 12 a?os despu¨¦s de la revuelta en la que fue asesinado un preso
La mayor¨ªa de los 20 presos procesados por el mot¨ªn de la c¨¢rcel de Fontcalent rehus¨® ayer declarar por el sistema de videoconferencia. La actitud de los imputados, para los que el fiscal pide penas que oscilan entre 36 y 179 a?os, no frustr¨® el inicio de la vista oral por esta revuelta carcelaria de 1990 que acab¨® con el asesinato de un interno. Las defensas pidieron la suspensi¨®n de la vista oral porque no se garantizaban los derechos procesales de los imputados. El tribunal rechaz¨® la petici¨®n y justific¨® el sistema de videoconferencia en aras de la seguridad del juicio.
'No quiero declarar y no reconozco al tribunal', fue la respuesta casi un¨¢nime de los 15 internos procesados, instalados en una sala de la c¨¢rcel de Fontcalent, al tribunal, ubicado en el sal¨®n de actos del palacio de justicia de Alicante. Los imputados -entre ellos presos considerados muy peligrosos que cumplen largas condenas por delitos de sangre- justificaron su negativa por el hecho de que el sistema de videoconferencia no garantizaba sus derechos. 'Yo s¨®lo veo un monigote en la pantalla [en referencia al fiscal], y no s¨¦ si esto es real o una pel¨ªcula. No me creo nada', espeto Antonio Cortes Escobedo, seg¨²n el fiscal cabecilla del mot¨ªn. Los otros cinco procesados, en libertad provisional, s¨ª son juzgados en la sala. Por estos hechos hay tres acusados m¨¢s; uno ha fallecido; un segundo, enfermo en fase terminal; y un tercero, fugado.
La actitud de los procesados al ser instados por la sala a declarar estuvo precedida por un cerrado intento de los 20 letrados de las defensas por impedir el inicio de la vista oral. Los letrados suscribrieron sin fisuras el alegato de Enrique Botella, letrado del principal encausado. Botella, en el apartado de cuestiones previas, pidi¨® primero la nulidad de las actuaciones judiciales por indefensi¨®n. El abogado asegur¨® que las partes no tuvieron opci¨®n de recurrir el auto que acord¨® el juicio por el sistema de videoconferencia.
Las defensas reclamaron la suspensi¨®n del juicio por entender que se vulneran principios b¨¢sicos de los imputados y derechos fundamentales de los mismos. Para los letrados, el sistema de videoconferencia no tiene parang¨®n en el marco jur¨ªdico comunitario y vulnera los principios de inmediaci¨®n -posibilidad de hablar cara a cara con los acusados y ver las reacciones de los mismos en las diferentes fases del jucio-, contradicci¨®n -poder aceptar una conformidad - y el de la publicidad de las actuaciones judiciales -a la sala de Fontcalent donde est¨¢n la mayor¨ªa de los acusados no se permiti¨® la entrada de p¨²blico-.
Las defensas esgrimieron otros argumentos, como la dilaci¨®n de las actuaciones en la fase de instrucci¨®n y otras situaciones de indefensi¨®n, como no haber podido entrevistarse con sus clientes, porque reci¨¦n hab¨ªan llegado a Fontcalent procedentes de otras prisiones.
Vicente Magro, presidente del tribunal y, a su vez, titular de la Audiencia de Alicante, rechaz¨® los argumentos de los letrados defensores y opt¨® por comenzar el primer juicio por videoconferencia en Espa?a con parte de los acusados en un escenario distinto al del tribunal. Magro contest¨® a los letrados que la petici¨®n de nulidad se resolver¨¢ en sentencia y que, a su juicio, no hab¨ªa lugar a la suspensi¨®n del juicio 'porque est¨¢ motivado y argumentado', de acuerdo a la circular de la Fiscal¨ªa General del Estado. Seg¨²n Magro, el sistema de videoconferencia no infringe ninguno de los principios apuntados por las defensas y, adem¨¢s, garantiza la seguridad del proceso para todas las partes.
Armados con pinchos
De los 15 acusados que estaban en Fontacalent ayer s¨®lo accedi¨® a declarar Juan Jos¨¦ Garfia, considerado como uno de los cabecillas del mot¨ªn y que se enfrenta a m¨¢s de 100 a?os de c¨¢rcel. ?ste neg¨® cualquier reponsabilidad en los hechos. 'Por la ma?ana se abrieron las puertas de la celdas del m¨®dulo 4?. Salimos y nos vimos implicados en el mot¨ªn', dijo. 'El 90% de los presos estaba armado con diferentes instrumentos y objetos del taller carpinter¨ªa', explic¨®. El acusado asegur¨® que, por la noche, ¨¦l y varios presos m¨¢s volvieron voluntariamente a sus celdas. Los otros dos acusados que testificaron ante el tribunal en la sala negaron tambi¨¦n la participaci¨®n en los hechos que les imputa el fiscal.
El mot¨ªn comenz¨® sobre las 10 de la ma?ana del 12 de noviembre de 1990 y se prolong¨® durante 48 horas. Aparte de retener y secuestrar a varios funcionarios, los amotinados asesinaron a navajazos a un interno argelino.
Seg¨²n el fiscal, el motivo de la revuetla era reclamar mejoras en el trato a los internos y consumar evasiones, para lo cual exigieron un furg¨®n blindado y un helic¨®ptero.
Hostiles a la experiencia
La Audiencia de Alicante experiment¨® ayer la celebraci¨®n de un juicio con gran parte de los acusados en un escenario distinto de donde se ubica la sala. Ello fue posible merced al sistema de la videoconferencia. Salvo algunos problemas con el sonido y la aver¨ªa de uno de los monitores en la sala de Fontcalent -subsanada en unos cinco minutos-, la experiencia, una apuesta personal del presidente de la Audiencia, transcurri¨® con normalidad.Los acusados intentaron sacar el mayor partido al novedoso sistema por el que iban a ser juzgados. Aparte de las quejas relativas a deficiencias en el sonido, los procesados, liderados por los cabecillas Antonio Cortes Escobedo y Manuel Pinte?o S¨¢nchez, hiceron gala de una actitud hostil hacia el tribunal, en ocasiones rayana en la irreverencia. Los procesados censuraron al Tribunal por recurrir a la videoconferencia. La altaner¨ªa de Cort¨¦s y Pinte?o contagi¨® a sus compa?eros de banquillo: 'Es tonto o se lo hace. He dicho que no quiero declarar', espet¨® al fiscal el procesado H¨¦ctor Guillem Serra.Las estrictas medidas de seguridad, especialmente en Fontcalent, fueron otra caracter¨ªstica de la primera sesi¨®n del juicio. El celo de los agentes fue tal que uno de los procesados que fue citado para declarar en la sala, fue arrestado por otros cargos. El tribunal aguard¨® en vano la llegada de este imputado, y no fue hasta el t¨¦rmino de la sesi¨®n cuando se supo que aquel estaba en Fontcalent entre el resto de encausados. Otros comparecieron en precario estado de salud, como Juan C. Norte, que se desmay¨® durante la vista.
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