'Vuestros hijos no est¨¢n a salvo en ning¨²n lugar'
Tras el anuncio del 'asesino del Tarot' de disparar contra los ni?os, las cifras de asistencia escolar caen a niveles alarmantes
Da la impresi¨®n de que el colegio que hay en el 7900 de la Beach Tree Road est¨¢ pendiente de una licencia de apertura. Es un edificio impecable rodeado de grandes jardines, un campo de b¨¦isbol y cuatro pistas de tenis en perfecto silencio. Tiene persianas en todas la ventanas -algo poco com¨²n en Estados Unidos- y est¨¢n todas bajadas.
No hay nadie en los campos de juego ni se oye un solo ruido infantil. Las puertas est¨¢n cerradas. En todas ellas se ha pegado un cartel que dice: 'Aseg¨²rese de que la puerta queda bloqueada despu¨¦s de entrar'.
El Burning Tree Elementary School est¨¢ en el coraz¨®n del condado de Montgomery, muy cerca de la calle que separa Washington del Estado de Maryland. Como todos en esta zona, el colegio est¨¢ sometido al c¨®digo azul que suspende las actividades exteriores y obliga a cerrar todas las puertas de acceso despu¨¦s de la hora de entrada.
Los ni?os salen 'a las 12 horas y 47 minutos', dice una profesora, y con la misma precisi¨®n rechaza responder a m¨¢s preguntas 'porque nos lo han prohibido'.
Dentro del colegio, los padres que suelen esperar al sol la salida de los hijos se agolpan ahora en recibidores que no est¨¢n preparados para semejante concurrencia.
Todos hablan de lo mismo y casi todos reconocen que hoy, m¨¢s que ning¨²n otro d¨ªa, se lo han pensado dos veces antes de llevar a sus hijos al colegio: 'Van a clase, pero los llevamos con terror, porque nadie sabe lo que puede pasar. Pero no queda m¨¢s remedio que salir', dice una madre con sus dos ni?as de la mano.
Seg¨²n datos provisionales, el d¨ªa despu¨¦s de que los padres de los Estados de Washington, Maryland y Virginia escucharan la frase 'Vuestros hijos no est¨¢n a salvo en ning¨²n lugar, en ning¨²n momento', uno de cada cinco ni?os del condado de Montgomery se qued¨® en casa. Las cifras de asistencia escolar cayeron muy por debajo incluso de las peores ¨¦pocas de gripe.
Al Banockburn Elementary School es imposible entrar si los profesores que est¨¢n en la puerta entienden que no eres un padre con hijos en el centro. 'No puede estar aqu¨ª. Si se queda en torno al colegio, tenemos que llamar a la polic¨ªa', dice la directora con tono marcial. La frase es m¨¢s que una sugerencia si se tiene en cuenta que en las esquinas pr¨®ximas a los colegios hay patrullas de polic¨ªa en puntos claramente visibles.
En otro colegio de la zona, el Thomas Pyle High School, un miembro de la administraci¨®n que se niega a dar su nombre o su cargo cuenta c¨®mo es ahora el inicio de cada d¨ªa. Tienen que esperar a que llegue una comunicaci¨®n del Montgomery County Public Schools Board, el comit¨¦ educativo local, con indicaciones sobre la vigencia del c¨®digo azul y consejos de ¨²ltima hora. La polic¨ªa hace tambi¨¦n su recomendaci¨®n diaria. Despu¨¦s, los centros informan a los padres a trav¨¦s de los medios locales sobre posibles cierres o retrasos en la apertura si hay atascos por alg¨²n nuevo disparo del asesino en serie.
Una de las recomendaciones es no hablar con nadie, especialmente con periodistas. Tiene una explicaci¨®n. A la polic¨ªa se le escap¨® en su conversaci¨®n con alg¨²n colegio la existencia de una amenaza concreta del francotirador contra los ni?os; por eso algunos cerraron centros y por eso la noticia acab¨® en la prensa. A tenor de la frialdad con la que reciben a los periodistas, da la impresi¨®n de que el desliz no volver¨¢ a ocurrir.
Todos los padres cuentan que sus hijos est¨¢n enteramente al tanto de lo que ocurre. 'El m¨ªo me dice que incluso en el colegio tiene miedo, porque no le dejan salir afuera', dice una mujer sin parar de andar entre su coche y la puerta. 'Lo saben todo, c¨®mo no van a saberlo si no se habla de otra cosa', a?ade una amiga.
Junto a otro colegio, una furgoneta blanca, Chevy Astro, recibe las miradas de todos los que pasan por delante. Tiene una pegatina naranja fosforescente en la que se lee: 'Este indicativo certifica que este veh¨ªculo ha sido inspeccionado por la polic¨ªa'.
Muchos colegios actualizan en sus p¨¢ginas de Internet la informaci¨®n que facilitan a los padres, que incluye desde descuentos en las comidas -por la falta de asistencia- hasta la compra de radiotransmisores para que los conductores de los autobuses escolares est¨¦n siempre en contacto con el centro en caso de emergencia. La Casa Blanca anunci¨® ayer la entrega de 600.000 d¨®lares a los centros escolares de la zona para este tipo de mejoras en la seguridad.
Otros colegios consultan a los padres a trav¨¦s de Internet si consideran adecuado contratar eventualmente a un psic¨®logo o montar alg¨²n tipo de grupo de ayuda para los ni?os m¨¢s atemorizados.
Tambi¨¦n a trav¨¦s de Internet, los padres de los ni?os en uno de los centros escolares de este condado han tomado decisiones por la v¨ªa del correo electr¨®nico. Escribe uno de ellos: 'Dado el car¨¢cter de los ¨²ltimos acontecimientos, no me atrevo a que mi hija participe en Halloween', la fiesta de la pr¨®xima semana en la que los ni?os se disfrazan y salen a la calle por la noche a pedir caramelos en las casas.
'?Montamos algo por nuestra cuenta?', pregunta el padre en el correo. A todos los dem¨¢s padres les ha parecido una buena idea.
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