Una visita al barranco que forma el r¨ªo Esla, en Segovia
Este afluente del famoso r¨ªo Durat¨®n forma en Casla uno de los barrancos m¨¢s bellos y solitarios de Segovia
Dec¨ªa Josep Pla que una cosa sumamente desagradable del oto?o es que uno se constipa sin causa aparente. 'Se siente uno resfriado', a?ad¨ªa, 'y descubre entonces que ha llegado la hora de cerrar las puertas, de encender algo de fuego, de buscar un rinc¨®n amable, recogido'. Lo del catarro es universal.
Pero lo de recogerse debe de ser en el Ampurd¨¢n, porque en la Espa?a central salen al campo hasta los que no les gusta el campo -verde, desde luego, no-, y en los cuatro lugares famosos por la belleza oto?al de sus arboledas, como las hoces del Durat¨®n, se organizan unos tiberios que, la verdad, casi es preferible quedarse en casa moqueando.
?Quiere ello decir que los amantes de la naturaleza silenciosa y solitaria -suponiendo que exista otro tipo de naturaleza- deben resignarse a no ver c¨®mo las sinuosas alamedas endulzan con su sonrisa oto?al la tristeza secular de los sabinares, los rastrojales y las ruinas rom¨¢nicas de esta comarca segoviana? En absoluto. A escasos kil¨®metros del Durat¨®n, su afluente el Caslilla forma, no m¨¢s nacer, un precioso barranco, que si bien no puede competir en profundidad y n¨²mero de buitres con aqu¨¦l, le empata en alamedas y le gana en recogimiento, pues carece de sendas se?alizadas y ¨¦sta es, que nosotros sepamos, la primera vez que se escribe de ¨¦l.
Un caminejo herboso avanza bordeando las cercas de viejos campos de cultivo
Que el arroyo no es muy popular salta ya a la vista en su nacedero, en Casla. Casla es un pueblecito de 160 almas y casas no feas de piedra caliza que se acurrucan en la ladera norte de Somosierra, seg¨²n se pasa el puerto, a mano izquierda. Y el nacedero -a cien metros del pueblo, camino del cementerio-, una vieja fuente, titulada Honda o de Abajo, de la misma piedra y con 10 ca?os de bronce, todos ellos averiados; de modo que el agua brota a borbotones del propio suelo, a la saz¨®n alfombrado con las hojas acorazonadas de los ¨¢lamos, en medio de una ruina que en otro lugar llamar¨ªamos desidia, pero que aqu¨ª se nos antoja muy rom¨¢ntica.
Vista la fuente, o lo queda de ella, salimos de Casla por la carretera N-110 (direcci¨®n Soria) y, nada m¨¢s cruzar el Caslilla, doblamos a la izquierda por un caminejo herboso que avanza bordeando las cercas de viejos campos de cultivo, reconquistados por el sabinar. A un kil¨®metro y medio (o unos 20 minutos) del inicio, el camino gira en ¨¢ngulo recto a la izquierda y, 100 metros despu¨¦s, a la diestra. En la bifurcaci¨®n que aparece a continuaci¨®n, tomamos el ramal que baja al barranco, y as¨ª obtenemos ya enseguida la primera visi¨®n de las alamedas oto?ales destac¨¢ndose como una llamarada contra la silueta de la sierra, que el sol naciente hace negra.
Cada vez m¨¢s borroso y estrecho, el camino, ya un senderillo, vuelve a cobrar altura por los cortados de la margen derecha, pasa bajo un risco en forma de visera y trepa por unas pe?as escalonadas hasta lo alto del cantil. Desde este nuevo y m¨¢s a¨¦reo mirador, que se nos ofrece como a una hora del comienzo, gozamos de una vista casi cenital del Caslilla y de su colorida arboleda, mientras que, mirando valle abajo, descubrimos sin gozo alguno una colonia de chal¨¦s. La Rotura se llama, y una rotura odiosa del paisaje es.
Nuestra andadura contin¨²a por la zona alta y, al llegar al barranquillo lateral previo a la colonia, ignoramos varias pistas y rodadas muy claras para coger una vereda tapizada de hierba que baja por su fondo y cruza el Caslilla por un anciano puente de troncos, siguiendo a partir de aqu¨ª valle abajo por los claros del sabinar, hasta salir de nuevo junto al arroyo a la altura de una plantaci¨®n geom¨¦trica de chopos, lo cual ocurre como a dos horas del inicio.
Aqu¨ª, entre dos alambradas, nace una ca?ada hollad¨ªsima por las ovejas que, atajando un gran meandro del Caslilla, nos lleva hasta otro puente y, doblando luego a la izquierda, hasta el pueblo de Santa Marta del Cerro, a la vista de cuya iglesuela rom¨¢nica damos por concluido este paseo oto?al, todo alamedas y soledades.
Dormir en una vieja cuadra
- D¨®nde. Casla (Segovia) se halla a 115 kil¨®metros de Madrid y tiene r¨¢pido acceso yendo por la autov¨ªa del Norte (N-I) y desvi¨¢ndose por la carretera N-110 una vez pasado el t¨²nel de Somosierra. Si disponemos de dos veh¨ªculos, podemos dejar uno en el pueblo de Santa Marta del Cerro -a 10 kil¨®metros de Casla, por la carretera de Sep¨²lveda- para luego ahorrarnos el camino de vuelta. - Cu¨¢ndo. Oto?o es la ¨¦poca ideal para disfrutar de las alamedas que jalonan este paseo de nueve kil¨®metros -s¨®lo ida- y tres horas de duraci¨®n, con nulo desnivel -todo ¨¦l es barranco abajo- y una dificultad media. Se puede llegar hasta Santa Marta o dar media vuelta donde se considere oportuno, sin que pierda inter¨¦s y belleza. - Qui¨¦n. Susana Garc¨ªa y Carmen de Miguel miman a los hu¨¦spedes de La Cija y La Tena, dos coquetas casas rurales que han sido habilitadas en una antigua cuadra de Casla respetando la piedra caliza y la madera de enebro. La Cija se alquila por habitaciones (60 euros por doble y noche) y La Tena completa (240 euros el fin de semana para seis personas). Informaci¨®n y reservas en el tel¨¦fono: 921 508 207. - Y qu¨¦ m¨¢s. Cartograf¨ªa: hoja 19-17 (Sep¨²lveda) del Servicio Geogr¨¢fico del Ej¨¦rcito, o la 431 del Instituto Geogr¨¢fico Nacional.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
?Tienes una suscripci¨®n de empresa? Accede aqu¨ª para contratar m¨¢s cuentas.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.