De la estupidez a la estabilidad
Descrito como una sala medieval de tortura, el pacto de estabilidad y crecimiento de la Unión Europea tenía que haber funcionado exclusivamente de forma disuasoria: el castigo era tan terrible que la mera amenaza de sanciones debía ser suficiente para asegurar su cumplimiento. Pero ha fracasado. (...) Pascal Lamy, comisario de Comercio de la UE, considera que las rígidas reglas del pacto de estabilidad a la hora de limitar los déficit presupuestarios incluso en momentos de desaceleración económica eran demasiado medievales. Romano Prodi, presidente de la Comisión Europea, creía que las rigideces eran 'estúpidas'. (...) Un pacto exitoso debería tener (...) como gran prioridad económica detener a los países que minen su propia solvencia amenazando la credibilidad del euro (...), y como imperativo político, que todos los Gobiernos quieran seguir las reglas porque reconozcan que van en su propio interés nacional, apoyando su imposición. (...) Los europeos no deben hacerse ilusiones, porque redactar, acordar e imponer el cumplimiento de un pacto así será extremadamente complicado. (...) El ajuste cíclico de los déficit no es una ciencia, y conseguir que los países miembros acepten una evaluación supranacional que dictamine si un déficit es temporal (y pudiera ignorarse) o estructural (y debiera actuarse contra él) sólo será un poco más fácil que imponer las reglas existentes. Con objetivos y tiempos unificados, estos problemas pueden resolverse. (...) Los actuales y futuros miembros de la UE deberían empezar a buscar un acuerdo sobre un nuevo pacto. (...)
Londres, 23 de octubre
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