Los porqu¨¦s del 11-S
En 1945, el presidente Roosevelt sienta las bases de la cooperaci¨®n con Arabia Saud¨ª y la constituye en el aliado privilegiado de Estados Unidos en Oriente Pr¨®ximo. A partir de entonces, el fundamentalismo religioso, inseparable de la familia Al Saud, que da su nombre a gran parte de la pen¨ªnsula Ar¨¢biga, se convierte de manera subterr¨¢nea, pero capital, en componente decisivo de la estrategia geopol¨ªtica norteamericana en su lucha contra el comunismo. La convergencia de esta estrategia con los determinantes esenciales de la ideolog¨ªa de Osama Bin Laden -integrismo isl¨¢mico y anticomunismo radical- explican su coincidencia objetiva con la pol¨ªtica de EE UU, que se traducir¨¢ en la frecuente participaci¨®n de ambos en numerosas acciones concretas durante las dos ¨²ltimas d¨¦cadas. Esta consideraci¨®n, m¨¢s relevante que la incorporaci¨®n de la familia Bin Laden, primero al Grupo Carlyle y ahora al Fremont, ambos bajo la influencia del clan Bush, es lo que hace de Osama no un agente de la CIA, como con frecuencia se pretende, sino un aliado permanente, aunque con espacios de autonom¨ªa que llegan en ocasiones a contradecir frontalmente la l¨ªnea principal. A mediados de los a?os ochenta, Osama Bin Laden se incorpora a la guerra santa contra la Uni¨®n Sovi¨¦tica en Afganist¨¢n, como proveedor de armas y d¨®lares destinados a la Yihad, y hace gran amistad con Gulbudin Hekmatiar, jefe del Partido Isl¨¢mico y uno de los principales soportes norteamericanos en Afganist¨¢n. Esta amistad refuerza sus contactos con el servicio secreto paquistan¨ª (ISI) y le acerca al presidente Zia Ul Haq y a la CIA. El alineamiento incondicional de Bin Laden con los muyahidin es simult¨¢neo de la decisi¨®n que toma Ronald Reagan en el mismo sentido. Como relatan Peter Franssen y Pol De Vos (Le 11 septembre, Editions EPO, 2002), la CIA, el MI6 brit¨¢nico y el ISI paquistan¨ª deciden golpear a la URSS en una de sus ¨¢reas mas fr¨¢giles: Uzbekist¨¢n y Tayikist¨¢n. William Casey, director de la CIA, y el presidente Ul Haq son los promotores de la operaci¨®n, y Hekmatiar, su ejecutor. Cerca de 40.000 integristas isl¨¢micos de m¨¢s de 40 pa¨ªses se integran en las fuerzas de los muyahidin, reciben formaci¨®n pol¨ªtico-religiosa en las madrazas e instrucci¨®n militar en los campos de entrenamiento. Bin Laden, muy activo en todo este proceso, aprovecha la oportunidad para crear, de acuerdo con la CIA, la red Al Qaeda en 29 pa¨ªses. Cuando las tropas sovi¨¦ticas abandonan Afganist¨¢n en el verano de 1988, el pa¨ªs entra en un periodo de fuerte inestabilidad con la persistencia de un Gobierno procomunista y la multiplicaci¨®n de los conflictos entre los jefes guerreros anticomunistas, que Hekmatiar no logra dominar. Pero los intereses petrol¨ªferos de Estados Unidos en la zona exigen que se busque otra soluci¨®n susceptible de estabilizar la situaci¨®n en Afganist¨¢n y comenzar la construcci¨®n del oleoducto. Esta soluci¨®n se llama talibanes, que son una aut¨¦ntica creaci¨®n de Pakist¨¢n, de su servicio secreto y de la CIA. En efecto, m¨¢s del 50% de las tropas y del armamento de los talibanes provienen del Ej¨¦rcito paquistan¨ª y la casi totalidad de los recursos financieros son obra de Arabia Saud¨ª y de otros pa¨ªses del Golfo. Estados Unidos toma abiertamente posici¨®n a favor de la nueva opci¨®n y Bin Laden abandona a su amigo Hekmatiar y se pasa a los talibanes, ofreciendo al mul¨¢ Omar tres millones de d¨®lares y una de sus hijas como esposa. Pero la campa?a militar contra la Alianza del Norte se estanca. ?sta vuelve a recuperar posiciones y Estados Unidos, que se impacienta, quiere imponer un gobierno de concentraci¨®n nacional en el que participen todas la fuerzas en presencia. Pero esto impedir¨ªa la creaci¨®n de un Estado fundamentalista, por lo que Omar y Bin Laden se oponen, mientras los norteamericanos amenazan con una guerra inmediata cuyo plan queda ultimado a principios de septiembre. El ataque a las Torres Gemelas, y al Pent¨¢gono, su porqu¨¦, es la reacci¨®n de Bin Laden para perturbar ese plan al sentirse traicionado. Ahora bien, la asociaci¨®n Bin Laden-EE UU no se hab¨ªa limitado a Afganistan, sino que hab¨ªa tenido tambi¨¦n como escenarios Bosnia -que por presi¨®n de la CIA concedi¨® a Bin Laden un pasaporte en 1993-, Kosovo, Macedonia, Albania y Chechenia. Por lo que, seg¨²n el servicio secreto ruso (FSB), la alianza entre Bin Laden y Estados Unidos en su ayuda conjunta a los terroristas / nacionalistas chechenos ha continuado despu¨¦s del 11-S, lo que prueba el primado del terrorismo como dispositivo b¨¦lico y su inevitable institucionalizaci¨®n.
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