El oscuro crimen del asesino de ancianas
Responsables sindicales de la c¨¢rcel donde apu?alaron al homicida en serie de Santander creen que se pudo evitar su muerte. El director de la prisi¨®n duda de que lo asesinaran s¨®lo por haber sido violador
La muerte de Jos¨¦ Antonio Rodr¨ªguez Vega en la c¨¢rcel salmantina de Topas suena demasiado a un relato sobre la venganza del preso com¨²n contra los violadores. Pero el director de la prisi¨®n, Jos¨¦ Ignacio Berm¨²dez, ha detectado varias deficiencias en ese gui¨®n. Y a su vez, varios responsables sindicales del centro denuncian graves errores en la actuaci¨®n de la direcci¨®n. Algunos funcionarios creen que la muerte pudo haberse evitado.
Jos¨¦ Antonio Rodr¨ªguez Vega hab¨ªa violado y asesinado a 16 ancianas entre los a?os 1987 y 1988 en Santander. Estaba condenado a 440 a?os, hab¨ªa pasado por m¨¢s de diez prisiones, hab¨ªa cumplido 14 a?os de condena y le quedaban unos ocho para salir a la calle. Se hab¨ªa convertido en una especie de atracci¨®n tur¨ªstico-period¨ªstica que termin¨® el jueves en Topas.
'Ning¨²n preso mata a otro porque haya sido un violador', sostiene el director de la prisi¨®n
'Enrique se detuvo un rato a afilar el pincho en el suelo para seguir apu?al¨¢ndolo despu¨¦s'
El centro de Topas es una c¨¢rcel con m¨¢s de 1.500 reclusos, la mayor¨ªa procedentes de otros lugares de Espa?a, ubicada en medio de un p¨¢ramo en la carretera que va de Salamanca a Zamora. El pasado mi¨¦rcoles, durante su primer d¨ªa en el m¨®dulo de aislamiento de Topas, el asesino de las ancianas apenas sali¨® al patio porque se qued¨® organizando su nueva celda, situada en la tercera galer¨ªa. ?sa es la destinada a los internos m¨¢s peligrosos, los de 'especiales caracter¨ªsticas', tambi¨¦n llamados FIES 1: Ficheros de Internos de Especial Seguimiento [hay una veintena de este tipo repartidos por las 77 c¨¢rceles de Espa?a]. All¨ª, seg¨²n los responsables sindicales consultados por este diario, el asesino de ancianas nunca debi¨® llegar. En sus 14 a?os de prisi¨®n, 'no hab¨ªa provocado ning¨²n incidente significativo', seg¨²n reconoce el director del centro penitenciario.
Aquella noche, Rodr¨ªguez Vega durmi¨® pared con pared con sus asesinos, Enrique V. G., conocido como El Zanahorio, y Daniel R. O., dos reclusos condenados s¨®lo por robos y lesiones pero con un pedigr¨ª carcelario excepcional, que les otorgaba el t¨ªtulo de presos FIES. Rodr¨ªguez Vega ya hab¨ªa coincidido al menos con uno de sus dos asesinos en la c¨¢rcel de Due?as.
Los presos de la tercera galer¨ªa s¨®lo pueden salir al patio, de 12 metros de largo por cinco de ancho, aproximadamente, en grupos de cuatro, como m¨¢ximo, y de nueve de la ma?ana a la una de la tarde. Rodr¨ªguez Vega sali¨® el segundo d¨ªa junto a otros tres internos. 'Estuvieron paseando tranquilamente m¨¢s de una hora', relata un funcionario que prefiere no difundir su nombre. Rodr¨ªguez Vega hab¨ªa pedido que le dejaran volver a su celda a las doce, pero no lleg¨® vivo a esa hora. Hacia las 11.15, Felipe M. -uno de los tres reclusos que le acompa?aban en el paseo- empez¨® a pegar a la v¨ªctima con una piedra envuelta en un calcet¨ªn hasta que consigui¨® que cayera al suelo.
Entonces, el leon¨¦s Enrique Valle Gonz¨¢lez y el coru?¨¦s Daniel Rodr¨ªguez Obelleiro sacaron sus pinchos. 'Empezaron por apu?alarle en la nuca', cuenta el citado funcionario de Topas, 'luego en la cabeza; le sacaron los ojos e incluso masa encef¨¢lica... Imagine la frialdad de Enrique, que se detuvo un rato a afilar el pincho en el suelo para sentarse despu¨¦s sobre la barriga de su v¨ªctima, ya cad¨¢ver, y convertirle el pecho en un colador, empu?ando el pincho con las dos manos. En total fueron 113 pu?aladas', agrega. Este a?o ya van cinco muertes violentas en las c¨¢rceles frente a una sola que se produjo el a?o pasado, seg¨²n Instituciones Penitenciarias.
Nada pudo hacer el funcionario de guardia que trat¨® de disuadir a los agresores.
-Si defiendes a un violador correr¨¢s la misma suerte que ¨¦l-, le advirtieron mientras lo estrellaban contra el suelo.
'El Zanahorio declar¨® que ya se le hab¨ªa escapado una vez de otro centro', cuenta un funcionario de Topas.
A partir del jueves por la tarde empezaron las radios, las televisiones y los peri¨®dicios a referirse a la justicia carcelaria y al c¨®digo ¨¦tico de los presos. El viernes, cuando el leon¨¦s Enrique V. G., sali¨® del furg¨®n policial a cara descubierta camino del juzgado n¨²mero cinco de Instrucci¨®n de Salamanca, los transe¨²ntes le aplaudieron. Y ¨¦l, orgulloso como un h¨¦roe, dijo ante las c¨¢maras de Tele 5: 'He matado al mataviejas'.
Pero... ?era ¨¦sa la raz¨®n? ?La simple aplicaci¨®n del supuesto c¨®digo penal contra los violadores?
El director de la prisi¨®n, Jos¨¦ Ignacio Berm¨²dez, cree que la prensa ha entrado demasiado pronto al t¨®pico de 'la ley de la c¨¢rcel' y del c¨®digo penal de los presos.
'En el c¨®digo de los presos', sostiene Berm¨²dez, 'no se incluye matar a una persona porque sea un violador. Y menos por algo que ocurri¨® hace unos 15 a?os. Como mucho le hubiesen amenazado, le habr¨ªan hecho la vida dif¨ªcil, como a los m¨¢s de 50 que tenemos aqu¨ª repartidos por otros m¨®dulos; hasta puede que le hubieran dado un peque?o pinchazo. El plan lo ten¨ªan muy meditado, no es la t¨ªpica escena de cuando llega un violador, que se ponen en contra de ¨¦l desde el principio'.
Un antiguo compa?ero de c¨¢rcel de Rodr¨ªguez Vega cree que lo han matado por chivato. Antonio Rosique Caro vive en la actualidad en Alicante. 'Har¨¢ unos quince a?os entr¨¦ en Oca?a para cumplir una condena de ocho a?os. Y por culpa del chivato ese me com¨ª diez. Se chiv¨® de que yo preparaba una fuga. Yo creo que la obligaci¨®n de todo preso es fugarse, mientras no le hagas da?o a nadie. Pero por su culpa me metieron varias veces en celdas de castigo. Era muy perro y muy malo. Por eso lo ten¨ªamos siempre aislado. Sus ¨²nicos amigos eran los funcionarios. Ten¨ªa todo tipo de privilegios. Su cervecita, su equipo de m¨²sica, sus horas de taller... No pod¨ªamos meterle mano porque siempre estaba rodeado de funcionarios, pero le ten¨ªamos mucha hambre'.
Si esto era as¨ª, una de las preguntas clave tras la enigm¨¢tica muerte de Rodr¨ªguez Vega es: ?Pudo haberse evitado? En el centro penitenciario de Topas son muchos los funcionarios que piensan que esa muerte estaba anunciada: 'Meter a ese interno en ese m¨®dulo y en esa galer¨ªa era como poner un caramelo a la puerta de un colegio', se?ala uno de ellos. 'Cuando en el expediente de un interno aparece que ha sufrido una agresi¨®n por el delito por el que est¨¢ condenado, tal y como hab¨ªa sucedido recientemente en la c¨¢rcel de Almer¨ªa con Rodr¨ªguez Vega, el reglamento se?ala que hay que tomar unas medidas de seguridad y de protecci¨®n, como por ejemplo no hacerle coincidir con presos peligrosos en sus horas de patio, y cambiarle los horarios. En este caso no se tomaron esas medidas', explica un funcionario.
Por tanto, la cuesti¨®n inicial se transforma en la pregunta de por qu¨¦ fue ubicado en ese m¨®dulo: 'Revisando su trayectoria en 15 a?os de prisi¨®n', dice Berm¨²dez, 'vimos que manten¨ªa un comportamiento penitenciario normal y no revelaba incompatibilidad con ning¨²n recluso. Adem¨¢s, en la tercera galer¨ªa est¨¢n los presos con condenas m¨¢s importantes y con hechos delictivos m¨¢s graves. Es de libro', a?ade.
Sin embargo, ninguno de sus asesinos hab¨ªa cometido delitos tan graves, ya que estaban condenados por robos y lesiones, no por asesinato ni por violaci¨®n. Por el contrario, estaban all¨ª porque se hab¨ªan forjado un extenso historial penitenciario que les hab¨ªa convertido en 'muy peligrosos': 'Enrique, es lo peorcito que ha pasado por Topas; por ejemplo, tiene tres intentos de fuga, el ¨²ltimo en junio pasado cuando iba camino de un juicio; multitud de agresiones y acuchillamientos con pincho a otros reclusos, aunque sin resultado de muerte, y cantidad de partes', se?ala un funcionario. Incidentes que el director de la prisi¨®n resume como 'alguna pelea, de las m¨²ltiples que hay en el centro'.
La raz¨®n por la que mataron a Rodr¨ªguez Vega no parece clara. Y persisten las dudas sobre los motivos de que paseara encompa?¨ªa de sus asesinos.
El periodista que descubri¨® al psic¨®pata
Jos¨¦ Antonio Rodr¨ªguez Vega podr¨ªa haber permanecido libre durante mucho tiempo si no llega a ser por el periodista Maxi de la Pe?a, quien ten¨ªa 25 a?os cuando emprendi¨® la investigaci¨®n del caso y trabajaba para El Diario Monta?¨¦s, de Cantabria. Ahora, con 40 a?os, contin¨²a en el mismo peri¨®dico y recuerda a la perfecci¨®n c¨®mo muy poca gente le hizo caso cuando publicaba que hab¨ªa un asesino en serie suelto en Santander. 'En enero de 1988 recib¨ª la confidencia de una persona vinculada a un dep¨®sito de cad¨¢veres. Me dijo que hab¨ªan llegado tres ancianas all¨ª con el diagn¨®stico de muerte natural, pero las tres presentaban lesiones en la vagina. A ra¨ªz de aquella fuente, empezamos a hablar de que andaba suelto un psic¨®pata con un complejo de Edipo mal curado. Y tanto los colegas de otros peri¨®dicos como el delegado del Gobierno y el comisario se lo tomaban a risa. Me sent¨ªa solo. Y as¨ª pasaron cinco meses. Hasta que lo detuvieron en mayo de 1988. Al terminar el juicio, todo el mundo vino a felicitarme. ?l reconoci¨® nueve asesinatos, se sent¨ªa feliz con tanto protagonismo. Y dijo que lo hab¨ªa hecho porque identificaba a las ancianas con su madre, a la que odiaba. Estuve entrevistando a los hermanos. Y para ellos era un bochorno. Contaban que era un d¨¦spota en casa. Que si no le gustaba la comida le tiraba a la madre el plato al suelo y maltrataba a los hermanos'.
'Era un fantasma', a?ade una fuente de Instituciones Penitenciarias. 'Ten¨ªa mucho af¨¢n de protagonismo y eso mosquea mucho a los presos. Les dec¨ªa a sus compa?eros: 'Me queda nada para salir y me van a soltar una millonada por mis memorias'.
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