D¨ªas de octubre
Estos ¨²ltimos d¨¬as de octubre anda el partido que gobierna la ciudad de Castell¨®n como preocupadillo con la imagen y las pr¨®ximas elecciones. Que doce a?os decidiendo son muchos a?os y no poco desgaste, y no poca p¨¦rdida de imagen a pesar de la publicidad. Para estos ¨²ltimos d¨ªas de octubre, los ediles conservadores con Jos¨¦ Luis Gimeno a la cabeza tienen previsto organizarles a las asociaciones de la tercera edad y de vecinos unas excursiones, se da por entendido que gratuitas, al cerro cercano a la ciudad donde se construye el nuevo cementerio. Una gozada de excursi¨®n y una alegr¨ªa sin par, el saber d¨®nde y en qu¨¦ zonas aparecer¨¢n nichos y tumbas, panteones y columbarios. Indican las malas y oficiosas lenguas municipales que, llegados los excursionistas a la futura laguna Estigia donde reposen las futuras mortajas de los castellonenses, el modoso y ultraconservador alcalde Jos¨¦ Luis Gimeno colocar¨¢ la primera piedra de las modernas instalaciones funerarias. Y tras la colocaci¨®n del primer guijarro, y hecha la foto de rigor, se les ofrecer¨¢ a los visitantes un vino de honor. Juan Gall¨¦n, el concejal de cementerios, que explicaba los detalles de la excursi¨®n, no a?adi¨® si el vino de honor se servir¨ªa a los sones del pasodoble Suspiros de Espa?a. La m¨²sica y la letra del pasodoble ya la utiliz¨® el autor de la novela Los soldados de Salamina como motivo que tropieza con la muerte y las guerras dram¨¢ticas en las p¨¢ginas de su relato. En la capital de La Plana, esa m¨²sica, junto con el vino de honor, tendr¨ªa un sentido m¨¢s l¨²dico y celtib¨¦rico, y el humor negro de la imagen publicitaria en un a?o electoral. Ultrasensibles como son nuestros ediles del PP a la opini¨®n p¨²blica, quiz¨¢s cuando se redactan estas l¨ªneas hayan decidido ya dejar a un lado la primera piedra, el vino de honor y la excursi¨®n de nuestros conciudadanos de la tercera edad, aunque s¨®lo sea por respeto a las canas, que son la dignidad de la vejez. Y la opini¨®n p¨²blica es la mueca entre sarc¨¢stica y divertida de la muchacha que despacha el pan en la Ronda, ante el comentario divertido de algunas vecinas al respecto. No. No son estos ¨²ltimos d¨ªas de octubre propicios al festival de banalidades electoralistas que mueven a la hilaridad. Estos ¨²ltimos d¨ªas de octubre siempre se impregnan de seriedad, reflexi¨®n y perfume de crisantemos. La seriedad con que uno despide al profesor Alfons Cuc¨® en cuyas clases aprendimos el origen y el motivo de los conflictos franco-prusianos; en cuyos libros aprendieron muchos a preguntarse por nuestra identidad valenciana en el concierto de los pueblos hispanos, y en cuya imagen pol¨ªtica, a pesar de los avatares de la pol¨ªtica y m¨¢s de la pol¨ªtica valenciana, supimos distinguir siempre un perfil sincero de convicciones.
No. No es la hilaridad sino la conmoci¨®n que causa el absurdo violento e irracional que acaba con decenas de personas que asisten a una funci¨®n teatral. Teatro y cultura que siempre se relacionan con la vida, y ahora la sinraz¨®n los relacion¨®, estos ¨²ltimos d¨ªas de octubre, con la muerte. Como es vida y juventud la fiesta que transforman en funeral algunos toros de muerte, como el que empiton¨® a Joaqu¨ªn en La Vall d'Uix¨®. Y hace nada fue en Nules y hace nada fue en cualquier lugar de la geograf¨ªa valenciana. Demasiados toros de muerte, por su precio y por la muerte que conllevan, doblemente caros; demasiadas exhibiciones taurinas que nada tienen que ver con el bou de vila tradicional, que era uno y no no se sabe cu¨¢ntos. Demasiados temas sobre los que reflexionar en esta tierra, en la que nunca nos faltar¨¢ un rinc¨®n, con o sin primera piedra, donde descansar cuando desaparezcamos.
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