?Quiero ser yanqui!
Seg¨²n cuentan las cr¨®nicas, all¨¢ por el siglo III de nuestra era, el emperador Caracalla otorg¨® la ciudadan¨ªa romana a todos los hombres libres del Imperio. Pues bien, por medio de la presente, este indeseable liberto vasc¨®nico se dirige a Georgius W. Caesar, emperador de Occidente, para que le conceda la ciudadan¨ªa estadounidense. Y, por la cuenta que les trae, aconsejo a todos los habitantes de esta galaxia que hagan lo mismo.
Porque ya me dir¨¢n ustedes de qu¨¦ sirve tener un pa¨ªs a estas alturas. Como para montarnos otro entre el Adur y el Ebro est¨¢n las cosas. ?Pero si no somos m¨¢s que una provincia del Imperio!
Ya no s¨®lo escuchamos canciones cuya letra no entendemos, vemos pel¨ªculas sin que ya ni siquiera se molesten en traducir sus t¨ªtulos, vestimos ropa yanqui, usamos todo tipo de aparatos yanquis y comemos basura yanqui. Ahora tenemos, adem¨¢s, que sentir y pensar como nos ordena el Pent¨¢gono, que por algo llevan m¨¢s de un a?o bombarde¨¢ndonos con lo del 11 de Septiembre. Y que a nadie se le ocurra decir ni p¨ªo, porque se arriesga a que le acusen de ser un agente de Al Qaeda.
Es que no nos dejan ya ni el derecho a la pataleta. El delegado del gobierno americano en Espa?a, Jos¨¦ Mar¨ªa Aznar, lo ha dicho muy claro: da igual si el C¨¦sar tiene o no el consentimiento de la ONU en su guerra contra los b¨¢rbaros, que tiene su bendici¨®n de antemano. ?Por J¨²piter! ?D¨®nde queda el proverbial orgullo ib¨¦rico? ?Para tener que decir am¨¦n a todo, que nos anexionen de una maldita vez y as¨ª por lo menos podremos votar en sus elecciones!
Pero vamos al grano. Resulta que, seg¨²n dicen, Sadam Husein, quien, que quede claro, no es santo de mi devoci¨®n, tiene armas de destrucci¨®n masiva. ?Pruebas? En realidad no las hay, porque hasta ahora ninguna fuente independiente ha podido comprobarlo in situ.
?C¨®mo van a acabar con las armas de destrucci¨®n masiva que supuestamente posee el r¨¦gimen iraqu¨ª? Evidentemente, con armas de destrucci¨®n masiva. ?Qui¨¦n va a pagar el pato de la intervenci¨®n aliada en Irak? La poblaci¨®n civil o, como se dice ahora, los da?os colaterales. A eso, en mi pueblo, se le llama terrorismo. Disculpen, pero ?no era el objetivo del Eje del Bien combatir al terrorismo? Y ya que estamos: ?se puede ilegalizar al Partido Republicano estadounidense? ?Garz¨®n...! ?Que te veo venir!
Seg¨²n reconocen los mismos servicios secretos yanquis, ese lun¨¢tico llamado Bin Laden ha recibido apoyo log¨ªstico y econ¨®mico del establishment de Arabia Saud¨ª y de Pakist¨¢n, incluidos varios miembros de sus gobiernos respectivos. Y yo, ingenuo de m¨ª, me pregunto: entonces ?por qu¨¦ no bombardean Riad e Islamabad en lugar de Bagdad? Y me respondo yo solito: porque de lo que se trata en realidad es de obligar a los d¨ªscolos a doblar la cerviz ante el Amo.
Ya ven que me est¨¢ saliendo un art¨ªculo la mar de panfletario. Pues no se pueden hacer a la idea de lo a gusto que me estoy quedando. Y eso que me he dejado lo mejor para el final. Y es que para m¨ª los yanquis son cojonudos. Tienen una ley para ellos mismos y otra para todos los dem¨¢s. Son ap¨®stoles de la democracia, pero apoyan reg¨ªmenes dictatoriales all¨ª donde les conviene. Dicen ser abanderados del librecambismo en todo el mundo, pero en la Metr¨®poli imponen aranceles a los productos europeos y japoneses.
Ahora exigen adem¨¢s la inmunidad para sus gladiadores, digo marines, en las acciones que lleven a cabo en el extranjero, para evitar que se sometan a la jurisdicci¨®n del Tribunal Penal Internacional. As¨ª se reservan el derecho para decidir qui¨¦n es terrorista, pero ellos pueden cometer todos los actos terroristas que les venga en gana. Ya ven que trae cuenta ser americano.
Vamos, que el futuro, si lo hay, es con barras y estrellas. Yo, desde luego, no albergo duda alguna. Ni vasco, ni espa?ol, ni europeo. Yo quiero ser yanqui como Bush manda.
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