Mirada a lo ¨ªntimo
Descubr¨ª a Elssie Ansareo (M¨¦xico DF, 1979) cuando hac¨ªa su primera exposici¨®n individual en La Taberna de los Mundos de Bilbao. Fue un acontecimiento sencillo, alrededor de unos amigos, donde hab¨ªa mucha ilusi¨®n y poca vanidad art¨ªstica. Presentaba sin especial trascendencia Variaciones de la piel, un trabajo inspirado en un objeto de la intimidad femenina, un legado familiar convertido en fetiche: una enagua. En el itinerario fotogr¨¢fico impuesto, la prenda recorr¨ªa varios cuerpos de mujer de distintas edades y sobre cada uno de ellos configuraba insinuaciones con distintos matices. La ropa, siendo denominador com¨²n, marcaba huellas diferentes y se dejaba modular a libre antojo por los cuerpos que acariciaba.
Esta ingeniosa y divertida interacci¨®n, abierta a las m¨¢s dispares sugerencias, multiplica sus fantas¨ªas interpretativas ahora que podemos contemplar sus efectos sobre figuras masculinas. La colecci¨®n entera de esta serie se ha publicado en un libro de factura impecable editado por el colectivo Ongarri de Elgoibar.
No pod¨ªa ser de otra manera, Jokin Mart¨ªnez y Jes¨²s Mari Sarasua, por su apasionado fervor a la fotograf¨ªa, son los ¨²nicos capaces de afrontar tan desinteresadas empresas. En su balanza pesan, sobre todo, los ¨¦xitos. En esta ocasi¨®n su apuesta ha dejado atr¨¢s figuras m¨¢s conocidas para presentar, con excelente criterio, a una autora que llega con fuerza innovadora.
La energ¨ªa de su juventud mantiene fresca en la memoria el recuerdo de numerosos autores que ha estudiado en Bellas Artes. No obstante, se me antoja que, de manera consciente o inconsciente, mantiene una especial proximidad con su paisana Lola ?lvarez Bravo (Oaxaca, 1907-1993), sobre todo cuando se recuerda el retrato de Julia L¨®pez. Al igual que ella, Elssie retrata a sus amigos con cari?o especial y su mirada serpentea por vericuetos cargados por una ir¨®nica atm¨®sfera surrealista. La c¨¢mara, volcada en terrenos ¨ªntimos, se encuentra con su abuela o con el peque?o pie de su hermano posado en la enagua cuando una mujer le sostiene en brazos, y con ello pregunta sobre el paso del tiempo, los l¨ªmites de la identidad y el elemento femenino. La respuesta queda abierta a la reflexi¨®n, a la interpretaci¨®n del espectador impulsado por su bagaje emp¨ªrico e intelectual.
El trabajo de la autora, y la elecci¨®n de un tema que penetra en aspectos ¨ªntimos, consigue materializar lo espiritual, lo hace visible desde unas fotograf¨ªas en blanco y negro. Para llevar a cabo su proyecto recurre a im¨¢genes realizadas en exteriores o en estudio. La construcci¨®n del relato establecida en el libro, prologado con severo criterio acad¨¦mico (a la vez con intenso grado de ternura y complicidad) por Adelina Moya, se lleva a cabo por una valoraci¨®n de planos muy bien elegidos.
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