Riquelme decide en Brujas

Y en esas, emergiendo de un partido que fue un canto a la mediocridad, apareci¨® la enorme figura de Riquelme. El argentino, que siempre da la sensaci¨®n de no estar, como si el partido no fuera con ¨¦l, lanz¨® un disparo potent¨ªsimo, seco y colocado que se clav¨® en la red. Fue in¨²til el esfuerzo que hizo Verlinden: Riquelme ya estaba correteando por el c¨¦sped coloc¨¢ndose las manos imitando a topo gigio, el gesto que suele hacer cuando golea. No hab¨ªa vuelto a hacerlo con el Bar?a desde agosto, cuando marc¨® un golazo al Legia (marc¨® otro de penalti en el triste partido de Copa ante el Novelda, que no mereci¨® celebraci¨®n). Los azulgrana, que ya hab¨ªan obtenido la clasificaci¨®n europea hace una semana, cumplieron el tr¨¢mite ante el Brujas, que se complic¨® con la derrota su sue?o del pase a la segunda fase. El partido apenas aport¨® lo ya sabido: que los suplentes del Bar?a est¨¢n a a?os luz de los titulares y que Van Gaal apenas tiene banquillo. Pero, por encima de todo, qued¨® evidente que Riquelme tiene sitio en la libreta del holand¨¦s y que no pinta nada en el banquillo.

El partido fue feo, bronco, casi sin f¨²tbol, trufado de tarjetas, de faltas y con un juego roto. El Brujas dict¨® una c¨¢tedra por su incapacidad para ver puerta y el Bar?a, que fue de menos a m¨¢s, se bast¨® con mover la pelota y tener la suerte de tener al crack argentino. Van Gaal no reprochar¨¢ nada al equipo B, que aline¨® ayer: sus jugadores, con un Enke impecable, pusieron un eslab¨®n m¨¢s en la impecable trayectoria europea: siete victorias de siete partidos (incluida la ronda previa). El juego es otra cosa porque el Bar?a de ayer no era el de siempre. El holand¨¦s dej¨® a casi todos sus hombres fijos en Barcelona y s¨®lo aline¨® a dos titulares (Puyol y Gabri) y rellen¨® su alineaci¨®n de salida con suplentes y dos canteranos: el mediocentro Iniesta y el central Dani Tortolero. El resultado fue un conjunto h¨ªbrido que no dio mucho de s¨ª: se defendi¨® con firmeza pero tuvo todos los problemas del mundo para construir el juego.

El bagaje azulgrana en la primera parte fue m¨ªsero: un chut temprano de Dani y otro desde lejos, que se fue alto del argentino. La inocencia azulgrana contrast¨® con la fuerza bruta del Brujas, que nunca supo aprovechar los nervios iniciales de la zaga del Bar?a. Tuvo un triple inconveniente: su propia miop¨ªa; la figura de Puyol, que barri¨® todos los balones que pudo y m¨¢s, y el gran partido de Enke, que salv¨® un gol cantado de Maertens y que se redimi¨® de su desastroso debut copero. Los belgas se pasaron toda la segunda parte acosando in¨²tilmente la porter¨ªa del Bar?a. Hubieran necesitado siete vidas para meter un gol. Todo lo contrario de lo que hizo Riquelme que, como los grandes, no perdon¨®.