?Por qu¨¦ aprendemos ciencia?
De vez en cuando leemos resultados de encuestas que pretenden medir la cultura cient¨ªfica de los ciudadanos, y a veces sus conclusiones han servido para afirmar el analfabetismo cient¨ªfico de nuestra sociedad. El que muchas de esas encuestas est¨¦n basadas exclusivamente en los programas escolares nos puede hacer dudar del diagn¨®stico. El ciudadano medio sabe hoy mucha m¨¢s ciencia que en cualquier otro momento de la historia, y es que cualquier persona se encuentra continuamente a lo largo de su vida con situaciones de aprendizaje. Un an¨¢lisis de los motivos que pueden provocar conocimientos cient¨ªficos nos llevar¨ªa a incluir los siguientes:
1. Salud. Tanto las enfermedades propias como las de nuestros parientes m¨¢s pr¨®ximos nos han llevado a aprender muchas cosas sobre nuestro cuerpo, y de hecho la preocupaci¨®n por la salud es quiz¨¢s el principal motivo por el que adquirimos conocimientos de ciencia. As¨ª aprendimos, por ejemplo, d¨®nde estaba el mediastino, algunas claves del metabolismo, los mecanismos que llevan a la migra?a, los tipos de linfomas y las causas del herpes.
2. Seguridad. La preocupaci¨®n por la salud y la integridad se manifiesta tambi¨¦n en prevenci¨®n, en una actitud de alerta ante posibles agresiones del entorno. La b¨²squeda de seguridad es uno de los m¨®viles que nos llevan a adquirir conocimientos sobre nuestro mundo. Los efectos del ¨¦xtasis, los residuos nucleares, las crecidas de los r¨ªos, las vacas locas o las antenas de telefon¨ªa m¨®vil son ejemplos de temas que alcanzan protagonismo en los medios de comunicaci¨®n.
3. Utilidad. Hay conocimientos que aprendemos al utilizar los nuevos productos y aparatos que irrumpen en el mercado. La existencia de b¨ªfidus activos o de conservantes, el consumo de Norlevo o de Viagra, el manejo de instrumentos (horno de microondas, lector de DVD, televisi¨®n interactiva) o el uso de antivirus pueden ser algunos ejemplos.
4. Curiosidad. ?Por qu¨¦ se mueve el Sol? ?De d¨®nde vienen los ni?os? ?D¨®nde se mete el agua cuando baja la marea? ?Qu¨¦ comen las ranas? . Desde muy peque?os descubrimos el mundo a fuerza de preguntas y buscando un modo de trasladarlas a quien corresponda. Algunos saben preguntar a la naturaleza y al entorno en general, a los libros o a los maestros.
5. Diversi¨®n. En una sociedad en la que el ocio juega un papel cada vez m¨¢s importante, las aficiones ganan en dedicaci¨®n e intensidad y a veces no distinguimos al aficionado del experto. Los deportes, las actividades en contacto con la naturaleza (recogida de setas, astronom¨ªa amateur,...) o las que tienen como base la tecnolog¨ªa (inform¨¢tica, fotograf¨ªa, maquetismo,...), nos conducen a aprender anatom¨ªa, meteorolog¨ªa, electr¨®nica, qu¨ªmica o biolog¨ªa.
6. Trabajo. Los jardineros municipales han accedido al puesto sin titulaciones espec¨ªficas. Tras unos a?os en el oficio acumulan una gran cantidad de conocimientos de bot¨¢nica, fruto de la experiencia y de las conversaciones con colegas. Conocen los nombres de las plantas -a veces tambi¨¦n el cient¨ªfico-, su ciclo biol¨®gico y los par¨¢sitos que las amenazan. Lo han aprendido tanto por obligaci¨®n como por devoci¨®n.
7. Solidaridad. Puede que no tengamos curiosidad sobre el tema, que nadie nos obligue a saberlo ni que nos sintamos personalmente amenazados, pero un sentido de responsabilidad colectiva hace que nos enteremos, por ejemplo, de la importancia de algunas cuestiones ecol¨®gicas: el efecto invernadero, la biodiversidad, el cambio clim¨¢tico, la deforestaci¨®n, las plagas urbanas,...
8. Satisfacci¨®n. El placer del conocimiento representa un feed-back positivo para la cultura. Muchas veces tratamos de encontrar nuevas relaciones, sobre todo si consiguen la uni¨®n entre lo fundamental y lo anecd¨®tico. As¨ª llegamos a saber el apellido de la cantante que por sus exuberancias dio nombre a la oveja Dolly, la relaci¨®n de Borodin con la qu¨ªmica y de Darwin con los percebes. Es el viaje que lleva de Umberto Eco a L¨¦on Foucault o a la navaja de Occam.
9. Azar. Realmente no exist¨ªa motivo alguno para haber charlado aquel d¨ªa sobre vacunaciones. Fue una casualidad que estuviera en la sala de espera aquella chica que sab¨ªa tanto de la viruela, Jenner, la inmunizaci¨®n y todo eso.
10. Escuela. Tambi¨¦n, por supuesto, hay aprendizajes por obligaci¨®n. Te¨®ricamente, en el aula debimos de adquirir los conocimientos, h¨¢bitos y actitudes que permitiesen acomodarnos en cada momento de la vida a la realidad cambiante de nuestro entorno. Personalmente dudo de que muchos logren ese objetivo, pero en cualquier caso, el curriculum escolar nos facilita conocimientos cient¨ªficos. Algunos de ellos, hasta son ¨²tiles.
Ram¨®n N¨²?ez Centella es director de mc2 (Museos Cient¨ªficos Coru?eses).
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