Un profesor ante la Ley de Calidad de la Ense?anza
Me parecen m¨¢s o menos claras las intenciones de muchos pol¨ªticos de la derecha al apoyar la Ley de Calidad de la Ense?anza (LOCE). La aplauden porque naturaliza las diferencias entre los alumnos: las distintas aptitudes, actitudes e intereses tienen ahora un origen interno y est¨¢tico. No dependen de las experiencias sociales, educativas, emocionales y culturales que haya vivido el chaval, y por ello la instituci¨®n educativa poco puede hacer por modificarlas.
Plantearse que todos avancen y que puedan superarse a s¨ª mismos en un aula diversa resulta una utop¨ªa poco pr¨¢ctica y poco rentable.
Pero ?qu¨¦ razones pueden tener otros colectivos para apoyar la LOCE? Muchos profesores la apoyan porque los itinerarios propuestos homogeneizan los grupos, facilitando supuestamente el trabajo docente. Muchos padres de alumnos de la escuela p¨²blica la apoyan porque los itinerarios les garantizan que sus hijos no convivir¨¢n con los colectivos -inmigrantes, minor¨ªas ¨¦tnicas...- que seg¨²n ellos pueden crear conflictos, adem¨¢s de bajar el nivel general de la clase.
Por ¨²ltimo, muchos padres de la escuela privada concertada la apoyan porque perpet¨²a y ampl¨ªa a edades m¨¢s tempranas los privilegios de esta ense?anza frente a la p¨²blica: dinero de todos pero no para todos.
Visto el panorama, me pregunto: ?d¨®nde hemos abandonado las razones ¨¦ticas a la hora de dise?ar los programas escolares? ?Qu¨¦ ha sido de la visi¨®n transformadora de la sociedad y la confianza en la educaci¨®n como motor de cambio social? ?D¨®nde qued¨® la escuela como espacio donde aprender a convivir?
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