La inseguridad inform¨¢tica de 'Minority Report'
EN CUESTI?N DE D?AS, John Anderton, el detective jefe del departamento precrimen, ha mutado de h¨¦roe a villano. Inculpado por una presunta visi¨®n de los precog, seres capaces de predecir cr¨ªmenes que acontecer¨¢n en un futuro inmediato, decide poner los pies en polvorosa, convencido de su m¨¢s absoluta inocencia.Una odisea que le llevar¨¢ a los bajos fondos de Washington DC, para someterse a una delicada operaci¨®n de trasplante ocular que le permitir¨¢ eludir el control retinal decretado en la capital.
El Washington futurista esbozado en el reciente filme de Steven Spielberg, Minority Report (2002), rezuma tecnolog¨ªa por los cuatro costados. Holoproyectores que le permiten a uno revivir episodios pasados; extra?os artefactos al servicio del departamento precrimen, encargados de dar forma a las no menos extra?as visiones precog, y una compleja red inform¨¢tica capaz de detectar instant¨¢neamente a John Anderton, cuando un rutinario control retinal en una estaci¨®n de metro, hace saltar las alarmas de seguridad.
Un mundo futurista que, sorprendentemente, convive con ciertas dosis de tecnolog¨ªa obsoleta, o cuando menos, anacr¨®nica: ?o acaso no catalogar¨ªa usted de anticuado el sistema que utiliza el departamento precrimen para un fin tan serio como el de identificar a un futuro homicida?: el dispositivo en cuesti¨®n consta de unos canales cil¨ªndricos transparentes, a base de un material parecido al metacrilato, por el que circulan sendas bolas, una con el nombre de la v¨ªctima, otra con el nombre del agresor.
Un sistema, dicho sea de paso, que recuerda a nuestro popular sorteo de la ONCE. ?No ayudar¨ªa a ganar instantes preciosos un m¨¦todo menos vistoso, pero m¨¢s funcional? Por ejemplo, limitarse a una pantalla de ordenador donde aparecieran los nombres. Tama?a floritura cuando hay vidas humanas en juego parece un recurso fuera de lugar.
Controles inseguros
Los controles de seguridad del futuro tambi¨¦n hacen aguas por doquier. Mucho control retinal, por supuesto, pero cuando el jefe Anderton pasa a engrosar la lista negra de fugitivos del sistema, nadie piensa en bloquear sus privilegios de acceso a sus antiguas dependencias, en pleno departamento precrimen (prueben ustedes a volver al trabajo utilizando sus tarjetas magn¨¦ticas de acceso tras ser despedidos... ?se imaginan?).
Claro que en el caso de Anderton el peculiar m¨¦todo de acceso tiene su cosa: ?controles retinales? Nada que un buen cirujano no pueda sortear... con un nuevo par de ojos. As¨ª, inmune a cualquier esc¨¢ner visual, Anderton se persona en precrimen. ?Problemas de acceso? Nada m¨¢s lejos de la realidad: Anderton conserva sus antiguos ojos en una bolsita y aqu¨ª no ha pasado nada. No deja de ser curioso que a pesar de que el ¨¦xito de precrimen dependa exclusivamente de los tres precogs, estos reposan en una especie de piscina, sin vigilancia alguna (s¨®lo los cuidados ocasionales del cient¨ªfico que los tiene a su cargo).
As¨ª las cosas, Anderton toma como reh¨¦n a una precog, en busca de una explicaci¨®n plausible a su apurada situaci¨®n y, una vez descubierto y convenientemente rodeado por sus antiguos compa?eros, abre el tap¨®n de la piscina y escapa por el desag¨¹e. ?Hop!, a nadar se ha dicho...
La prensa del futuro merece tambi¨¦n cierta atenci¨®n. El filme nos muestra una especie de peri¨®dicos interactivos, m¨¢s pr¨®ximos a la tecnolog¨ªa de Internet (las noticias de ¨²ltima hora se actualizan de forma similar a como lo hace la edici¨®n digital de EL PA?S, circunstancia que provoca m¨¢s de un susto a Anderton, cuando pretende pasar desapercibido en el metro de la capital). Algo que parece al alcance de la tecnolog¨ªa del futuro inmediato, donde la tendencia de aumentar prestaciones parece que vendr¨¢ inexorablemente acompa?ada por una disminuci¨®n de tama?o.
En este contexto, ?no resulta ciertamente anacr¨®nico que, al inicio del filme, un presunto homicida recoja su peri¨®dico de papel a la puerta de casa? Qui¨¦n sabe. Quiz¨¢s sea un distintivo de los homicidas del futuro (algo que de forma subliminal hace el cine actual al asignar a veces el rol de fumador al malo de la pel¨ªcula). Dios nos asista...
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