Doris V¨¢zquez, o c¨®mo los inmigrantes cubren las carencias del Estado
El informe de la Fundaci¨®n Hogar del Empleado sobre las migraciones explica con casos pr¨¢cticos c¨®mo los inmigrantes suplen las carencias del Estado de bienestar.
Uno de los m¨¢s ilustrativos se refiere a una ecuatoriana llamada Doris V¨¢zquez, que se encuentra en Espa?a sin papeles. Su hijo Kevin, de dos a?os, acude a la guarder¨ªa del distrito donde ella vive. Esa guarder¨ªa es la misma que por zona corresponder¨ªa al hijo de Luc¨ªa Jim¨¦nez, David, de la misma edad que Kevin y al que cuida Doris siete horas cada d¨ªa. Luc¨ªa no cree en los servicios p¨²blicos y antes de gastarse el dinero en la guarder¨ªa privada que hay a dos manzanas de su casa prefiere contratar a una inmigrante, que adem¨¢s le 'sale m¨¢s barata y de paso le limpia la casa'. Luc¨ªa y su marido trabajan fuera de casa como directivos medios de una multinacional. Sus salarios son de clase media-alta.
No es el caso de Alberto y Maite, una pareja que vive en el portal de enfrente. Ellos tambi¨¦n tienen una ni?a de dos a?os, Alba, y pagan una hipoteca mensual por su casa. Su situaci¨®n laboral no es tan holgada: tiene contratos temporales que van renovando cada a?o.
Seis meses atr¨¢s, Maite y Alberto preinscribieron a su hija en la guarder¨ªa p¨²blica, puesto que hab¨ªan o¨ªdo hablar de su gran calidad. Adem¨¢s, su precio era mucho menor que el de una guarder¨ªa privada. Su situaci¨®n econ¨®mica les hac¨ªa suponer que no tendr¨ªan problema a la hora de conseguir plaza. Sin embargo, Alba no ha sido admitida y los padres la han apuntado a la guarder¨ªa privada que hay a dos manzanas de su casa. La plaza la hab¨ªa conseguido Kevin, cuyo baremo para la admisi¨®n era m¨¢s favorable.
Emilio Jos¨¦ G¨®mez Ciriano, miembro de C¨¢ritas Espa?ola que ha participado en la elaboraci¨®n del informe, recuerda que esta situaci¨®n se produce todos los d¨ªas en Espa?a y se?ala las preguntas que suscita:
'?Resultar¨ªa muy descabellado que Alberto y Maite culparan a los inmigrantes de no tener plaza para su hija? ?Es posible que, a trav¨¦s de esta situaci¨®n, se genere un racismo m¨¢s o menos larvado en esa familia y en el c¨ªrculo m¨¢s pr¨®ximo de la misma? ?Qui¨¦n tiene la culpa de la situaci¨®n?'.
El informe subraya que, seg¨²n el Instituto de Protecci¨®n Social de la Comisi¨®n Europea, en 1997 s¨®lo el 10% de los ni?os menores de tres a?os fue atendido en Espa?a en guarder¨ªas p¨²blicas, frente al 33% de Suecia, el 48% de Dinamarca, el 21% de Finlandia, el 23% de Francia o el 30% de B¨¦lgica.
'Es decir', explica G¨®mez Ciriano, 'que la cuesti¨®n de fondo no es que los ni?os inmigrantes ocupen puestos que 'deber¨ªan ser ocupados por los espa?oles', sino que no hay inversi¨®n p¨²blica en guarder¨ªas que permita el acceso de todos. Los responsables de esta situaci¨®n [actualmente los servicios sociales de las comunidades aut¨®nomas] deber¨ªan invertir en estos servicios y no lo hacen'.
El informe apunta otra paradoja. Doris V¨¢zquez est¨¢ realizando un trabajo para el que no est¨¢ seguramente tan preparada como los diplomados en educaci¨®n infantil de las guarder¨ªas. Es posible que tampoco cobre el mismo salario que perciben aqu¨¦llos o el que percibir¨ªa un especialista en educaci¨®n infantil, si Luc¨ªa hubiera contratado a uno para cuidar de su ni?a. 'El resultado es que Doris est¨¢ cubriendo de una manera barata un agujero del Estado de bienestar. Pero el precio de esa situaci¨®n es muy caro, tanto en t¨¦rminos de precariedad laboral como de gestaci¨®n de actitudes racistas entre la poblaci¨®n aut¨®ctona'.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.