Cita con los miedos agazapados
Hay quien apuesta a que las primeras historias que se contaron al fuego (reci¨¦n descubierto) eran historias de miedo. Bast¨® que el ser humano albergara la conciencia de la muerte y enterrara a sus fallecidos para creer por igual que los vivos viajan al m¨¢s-all¨¢ en cuanto dejan de respirar y que los muertos pueden regresar al m¨¢s-ac¨¢ para asombrar a los que siguen respirando. Hasta bien entrado el siglo XIX buena parte de estas historias se daban por ciertas: se quemaron brujas y se ajusticiaron hombres-lobo.
Un conjunto de recientes libros recupera algunas de estas viejas Ghost stories del siglo XIX. Los hombres-lobo re¨²ne seis relatos sobre la licantrop¨ªa fechados desde 1837 hasta 1959, algunos in¨¦ditos en espa?ol. Maestros del g¨¦nero, como el ingl¨¦s Algernon Blackwood (1869-1951), o m¨¢s modernos como el franc¨¦s Claude Seignolle (1917), describen varios tipos de hombres-lobo, desde la mujer que se transforma en una loba blanca hasta el pastor franc¨¦s que desconoce que lleva la bestia dentro.
El encantador volumen Cuentos de cr¨ªmenes, fantasmas y piratas (vivan los t¨ªtulos rotundos) est¨¢ a cargo del inefable Daniel Defoe (Londres, 1660-1731), capaz de entrevistar a pie de horca a uno de los salteadores m¨¢s famosos del Londres, Jack Sheppard, cuya biograf¨ªa (en dos relatos) se incluye en esta edici¨®n. Defoe, adem¨¢s de inventarse a Robinson Crusoe, fue una de las primeras personas capaces de vivir de sus escritos, aunque para eso tuviera que plegarse a las exigencias del p¨²blico y abarrotar sus relatos de sangre y aparecidos.
Caso distinto es el del erudito brit¨¢nico Montangue Rodhes James (1862-1936), 'reconocida autoridad en su tiempo por sus conocimientos sobre manuscritos medievales e historia de las catedrales', como alaba en el pr¨®logo del libro Historias de fantasmas del anticuario el maestro de los maestros de los relatos de terror, H. P. Lovecraft. Las exquisitas piezas de este volumen son obras reconocidas en el g¨¦nero, y ning¨²n adicto podr¨¢ perderse o dejar de releer La habitaci¨®n n¨²mero 13 o El conde Magnus. Y si el deseo es adentrarse en la inspiraci¨®n del miedo est¨¢ El horror sobrenatural en la literatura, una recopilaci¨®n de ensayos, apuntes y notas de Lovecraft sobre el tema. M. R. James, adem¨¢s, segu¨ªa al pie de la letra unas reglas autoimpuestas para que el relato de terror cumpliera su misi¨®n, esto es, aterrorizara: debe desarrollarse en un 'marco familiar en la era moderna' y los espectros deben ser 'mal¨¦volos antes que beneficiosos'. Los consejos siguen vigentes. El franc¨¦s Jules Barbey D'Aurevilly (1808-1889) se desmarca de las instrucciones de Rodhes, y en su volumen Las diab¨®licas describe criaturas femeninas sat¨¢nicas y afectadas, rodeadas de lujo y horas perdidas, muy del gusto de aquel Par¨ªs decadente de finales de siglo XIX lleno de la¨²dano y de Baudelaire. Tampoco hace mucho caso a las instrucciones de Rohes la moderna Anne Rice, famosa por Entrevista a un vampiro, con sus dos nuevas novelas, Vittorio el vampiro y La hora de las brujas. Son nuevos tiempos, y los viejos vampiros deben refugiarse en los best sellers.
Los hombres-lobo. Varios autores. Siruela. Madrid, 2002. 285 p¨¢ginas. 11,50 euros. Cuentos de cr¨ªmenes, fantasmas y piratas. Daniel Defoe. Valdemar. Madrid, 2002. 271 p¨¢ginas. 7,90 euros. Historias de fantasmas de un anticuario. M. R. James. Valdemar. Madrid, 2002. 215 p¨¢ginas. 6,90 euros. El horror sobrenatural en la literatura. H. P. Lovecraft. Edaf. Madrid, 2002. 281 p¨¢ginas. 12,50 euros. Las diab¨®licas. Jules Barbey D'Aurevilly. Alianza. Madrid, 2002. 303 p¨¢ginas. 6,15 euros. Vittorio el vampiro y La hora de las brujas. Anne Rice. Punto de Lectura. Madrid, 2002. 316 y 1.261 p¨¢ginas. 5,99 y 8,50 euros, respectivamente.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.