Opiniones de un actor

Mucho han cambiado el teatro y el cine desde que Fernando Fern¨¢n-G¨®mez (Lima, 1921) debutara en el teatro Pav¨®n de Madrid, mientras los nacionales asediaban la ciudad. De c¨®mo era el oficio del actor entonces y de c¨®mo es hoy, de su vida, de los gozos que le ha proporcionado su carrera y de personajes tan singulares como el actor Agust¨ªn Gonz¨¢lez, el director Jess Franco (capaz de rodar tres pel¨ªculas al mismo tiempo), el dramaturgo Edgar Neville y la actriz Lida Baarova, amante de Goebbels, habla este libro, que recoge algunos de los muchos art¨ªculos que Fern¨¢n-G¨®mez ha escrito para publicaciones diversas, El Pa¨ªs Semanal entre ellas. En su mayor¨ªa son breves e iluminadores como bengalas. Algunos, m¨¢s extensos, tienen el vuelo de los buenos ensayos.

?Por qu¨¦ los c¨®micos -se pregunta en uno de estos-, tienen desde siempre tan mala reputaci¨®n entre sus conciudadanos? Y tirando del hilo desenhebra la madeja: porque el actor es al hombre de la calle lo que el prestidigitador al mago, un indeseable que pone en evidencia que lo que el otro vende como aut¨¦ntico (su personalidad, el papel que desempe?a en la vida) es pura representaci¨®n. Todo ni?o querr¨ªa ser piel roja y todo adolescente, Casanova, pero s¨®lo el actor arriesga y da los pasos necesarios para ser eso, y no oficinista, por ejemplo. El actor, viene a decir Fern¨¢n-G¨®mez, es el ¨²nico hombre que no finge, que en su juego se declara a s¨ª mismo, se sincera por completo, se pone en evidencia sin rubor. Y haci¨¦ndolo, delata la impostura de los dem¨¢s. Algo imperdonable.

S¨®lo por este ensayito de 23 p¨¢ginas valdr¨ªa la pena el libro, pero hay tambi¨¦n otro muy gozoso que establece un justo paralelismo entre el teatro del Siglo de Oro y el g¨¦nero de variedades, una autobiograf¨ªa chispeante y un art¨ªculo sobre cazadores de aut¨®grafos que podr¨ªa ser un magn¨ªfico mon¨®logo c¨®mico para el teatro o para la radio, adem¨¢s de otros sobre el plagio y la imitaci¨®n, el uso de la voz y los actores que intentan destacar dinamitando el trabajo de sus compa?eros.