'La historia se sigue usando en Euskadi como arma pol¨ªtica del presente'
'La historia es la racionalizaci¨®n del pasado', dice Jos¨¦ Luis de la Granja, catedr¨¢tico de Historia Contempor¨¢nea de la UPV, citando a su maestro Manuel Tu?¨®n de Lara. De la Granja (1954) es coordinador, junto con su colega Santiago de Pablo, del libro Historia del Pa¨ªs Vasco y Navarra en el siglo XX (Biblioteca Nueva. Madrid 2002), que acaba de salir a las librer¨ªas, y ha escrito tambi¨¦n un cap¨ªtulo del reciente De T¨²bal a Aitor. Historia de Vasconia (La Esfera de los Libros. Madrid 2002). Considera De la Granja que la disciplina disfruta de buena salud acad¨¦mica en el Pa¨ªs Vasco, pero lamenta que el debate pol¨ªtico se vea recorrido por mistificaciones de los hechos hist¨®ricos. 'Tener una imagen irreal y distorsionada de la historia hace que los cimientos de algunos proyectos pol¨ªticos que se presentan sean muy endebles o est¨¦n falseados', se?ala.
'El problema es que se hace una historia m¨ªtica hasta de la ¨¦poca contempor¨¢nea'
'Quiz¨¢ los historiadores no hemos sabido divulgar y lo ha hecho otra gente con eficacia'
Pregunta. ?Qu¨¦ aporta de novedad este trabajo colectivo sobre la historia m¨¢s reciente del Pa¨ªs Vasco y Navarra?
Respuesta. Ante todo viene a cubrir la ausencia de un buen manual universitario, de una historia de s¨ªntesis del Pa¨ªs Vasco en general y del siglo XX en particular. El libro responde a ese doble reto. Ofrece una s¨ªntesis general de la historia del Pa¨ªs Vasco y Navarra desde finales del siglo XIX, con la Revoluci¨®n Industrial en Vizcaya y el nacimiento del nacionalismo y el socialismo, hasta nuestros d¨ªas. De momento, es el ¨²nico que existe en nuestra comunidad como manual universitario. El segundo reto es que no hemos hecho apenas lo que se llama la historia del tiempo presente, que en nuestro caso arranca del final de la guerra civil, y aqu¨ª se llega hasta las elecciones vascas de 2001.
P. Sin embargo, en las librer¨ªas abundan las obras que abordan este ¨²ltimo periodo.
R. S¨ª, pero no escritas por historiadores profesionales. La nueva historiograf¨ªa vasca surge a mediados de los setenta. Antes hay algunos pioneros, como Julio Caro Baroja -una excepci¨®n- o Juan Pablo Fusi y, en el caso del nacionalismo, la obra excepcional de Javier Corcuera, que acaba de reeditarse. Pero no han sido ¨¦stos quienes hicieron s¨ªntesis, sino otros, no voy a dar nombres, que se sit¨²an en la ¨®rbita abertzale, pero sin una base investigadora. A partir de los a?os ochenta hay una nueva generaci¨®n de historiadores en las universidades vascas y navarras, que nos hemos centrado mucho m¨¢s en la historia del siglo XX a partir de la guerra.
P. Esa diferenciaci¨®n entre los historiadores profesionales y los otros puede sonar elitista.
R. El problema es que si los historiadores no escribimos la historia vasca reciente, ¨¦sta se ve sustituida por lo que he llamado una literatura hist¨®rica militante; no ya divulgativa, sino ideologizada, partidista, que va a demostrar tesis preconcebidas y que tradicionalmente ha sido hecha por abogados, escritores o, antes, sacerdotes. La Transici¨®n, por ejemplo, ha sido abordada sobre todo por periodistas, soci¨®logos o polit¨®logos. Y en algunos casos se han realizado buenos an¨¢lisis, pero sectoriales. Normalmente, el historiador aporta mucha m¨¢s base documental y tiene una perspectiva temporal m¨¢s amplia de los acontecimientos.
P. ?Por qu¨¦ una historia del 'Pa¨ªs Vasco y Navarra' y no de Euskal Herria o Vasconia?
R. Por puros criterios historiogr¨¢ficos. Tan leg¨ªtimo me parece hacer una historia que incluya todos los territorios conocidos como Vasconia como hacer ¨¦sta otra del siglo XX en el Pa¨ªs Vasco y Navarra, o limitarla a nuestra comunidad aut¨®noma. Ahora bien, para hacer la historia pol¨ªtica de los dos ¨²ltimos siglos no tiene sentido abarcar el Pa¨ªs Vasco franc¨¦s, porque son realidades totalmente distintas. Episodios tan fundamentales como la abolici¨®n foral de 1876, el nacionalismo vasco, el carlismo o la guerra civil del 36 no tienen incidencia directa en esos territorios; en cambio, esos aspectos no se entienden sin Navarra, aunque su realidad jur¨ªdico-pol¨ªtica sea hoy diferenciada. S¨ª tuvimos dudas con la terminolog¨ªa, porque no es inocente. Finalmente optamos por ¨¦sta, que nos parece la m¨¢s exacta desde la realidad actual y es menos conflictiva que otras, como Euskadi o Euskal Herria, cuyo significado presente no es el que han tenido originalmente.
P. ?Cu¨¢les son los nuevos desaf¨ªos de la historiograf¨ªa vasca?
R. Estudiar m¨¢s a fondo el franquismo, sobre todo a partir de los cincuenta. Pero no desde el punto de vista de la oposici¨®n, de los vencidos, que es lo que se ha hecho hasta ahora, sobre todo de las primeras etapas de ETA, sino el franquismo desde dentro, desde las bases y las ¨¦lites, que las tuvo en el Pa¨ªs Vasco. Y tambi¨¦n la Transici¨®n, porque a m¨¢s de veinte a?os vista ya se tiene perspectiva para hacer una historia m¨¢s rigurosa de esa etapa en nuestro pa¨ªs. Quiz¨¢ sea el reto de la nueva generaci¨®n.
P. A pesar de los avances que apunta, en el discurso pol¨ªtico sobreviven creencias muy poco hist¨®ricas.
R. Juan Pablo Fusi dijo que la funci¨®n de historia es 'sustituir la conciencia legendaria por la realidad, los mitos nacionales, por conocimiento'. El problema es que, a pesar de contar ya con una buena historiograf¨ªa, aqu¨ª se sigue utilizando la historia como arma pol¨ªtica del presente y para el futuro, al servicio de determinadas ideolog¨ªas. Es una tradici¨®n que viene de siglos, de la ¨¦poca foral, las guerras carlistas y el primer nacionalismo. Y el problema no es que subsistan mitos antiguos como los de T¨²bal o Aitor, sino que se sigue haciendo una historia m¨ªtica de la ¨¦poca contempor¨¢nea. Por ejemplo, la visi¨®n de las guerras carlistas como luchas por la independencia o la del 36 como una agresi¨®n de Espa?a a Euskadi, cuando aqu¨ª es una guerra absolutamente civil, con dos provincias alineadas con los sublevados y otras dos con la Rep¨²blica. Quienes toman Guip¨²zcoa son requet¨¦s navarros, que m¨¢s tarde entran en Bilbao con otros guipuzcoanos y alaveses. Quiz¨¢ los historiadores no hemos sabido divulgar bien la historia a trav¨¦s de los medios de comunicaci¨®n o de obras generales, y s¨ª lo ha hecho otra gente con gran eficacia propagand¨ªstica.
P. ?Puede hablarse con rigor hist¨®rico del pueblo vasco como sujeto pol¨ªtico?
R. Se puede hablar de pueblo vasco desde un punto de vista antropol¨®gico, cultural, con una serie de rasgos comunes, como la lengua o los fueros hasta el XIX. Pero no se puede hablar en la historia, como se hace hoy d¨ªa, de un sujeto pol¨ªtico, sobre todo si se pretende abarcar los territorios actuales del Pa¨ªs Vasco, Navarra y el Pa¨ªs Vasco franc¨¦s, porque nunca en la historia ha existido como realidad pol¨ªtica un Estado vasco. Desde el punto de vista jur¨ªdico y pol¨ªtico, el pueblo vasco s¨®lo ha existido en el siglo XX, y referido a la comunidad aut¨®noma vasca. En esos t¨¦rminos, Euskadi nace con el ef¨ªmero Estatuto de 1936. Pero como nacionalidad, con un Gobierno con jurisdicci¨®n efectiva sobre Vizcaya, Guip¨²zcoa o ?lava, y con el primer Parlamento vasco habido en la historia, se ha construido a partir del Estatuto de Gernika.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.