'Floquet estrena casa!!'
Viernes, 1 de noviembre, festividad de Todos los Santos, seis de la ma?ana, 'l'heure tranquile o¨´ les lions vont boire'. Me preparo un caf¨¦, negro, fuerte, con unas gotas de Bowmore. Enciendo un habano, un Lonsdale de Partag¨¢s, Partag¨¢s Privada (20 sobre 20 en el n¨²mero de octubre/noviembre de Cigares & Co), excelente puro, y pongo un disco: canciones tradicionales irlandesas por la Paddy MacNamara's Band. Abro la ventana y all¨ª, subido al pl¨¢tano, en la esquina de paseo de Sant Joan con Rossell¨®, frente al parking Chile -otrora m¨ªtico cine Chile-, me sonr¨ªe el gorina albino. En la oscuridad, apenas iluminado por una farola pr¨®xima, su rostro recuerda el de uno de esos boxeadores sonados que fotografiaba en Brooklyn Ana Busto, pero a medida que se haga de d¨ªa -y todo indica que vamos a tener un d¨ªa soleado, 'de playa'-, ir¨¢ adquiriendo esa faz rosada de Beb¨¦ Cadum monstruoso y burl¨®n.
'Floquet estrena casa!!', puede leerse en las banderolas publicitarias que han invadido el paseo de Sant Joan. Casa, que no g¨¤bia, como si el albino fuese uno de esos famosos de medio pelo que nos muestran su apartamento o su chalet en las p¨¢ginas del ?Hola!
Hace ya 36 a?os que el gorila albino lleg¨® a Barcelona. Entonces no se llamaba Copito de Nieve, y mucho menos Floquet de Neu: se llamaba Nfumu Ngui, gorila blanco, en la lengua de los negros de la tribu fang, de Guinea Ecuatorial, y para ser m¨¢s preciso, del clan de los esangy, de los 'hijos del padre gorila'. Eso de Copito de Nieve (Snowflake) se lo colg¨®, con nocturnidad y alevos¨ªa, un profesor de Nueva Georgia, un tal Arthur Riopelle, en las p¨¢ginas del National Geographic, y la llufa prosper¨® para satisfacci¨®n de los peque?os y de sus padres, que ven en el albino al iaiu Floquet.
Hace unas semanas, TV-3 difundi¨® un documental espl¨¦ndido, con gui¨®n y direcci¨®n de Xavier Montany¨¤, sobre el gorila albino.
En ese documental, no s¨®lo le devolvieron su aut¨¦ntico nombre -Nfumu Ngui-, sino que nos mostraron, por primera vez, los descendientes de Benito Ma?¨¦, o Mani¨¦, el ind¨ªgena que lo captur¨® despu¨¦s de matar a su madre de un certero disparo. Y as¨ª pudimos escuchar en labios de Marcelo Ma?¨¦, o Mani¨¦, sobrino nieto de Benito, algo tan surrealista como esto: 'Sabemos que la Blancanieves [as¨ª es como Marcelo llamaba al albino] vive en Espa?a y que anda por la calle vestido como un hombre...'. Como si, de repente, Barcelona, La Rambla de Barcelona, se hubiese convertido por obra de magia en uno de esos pasajes de Par¨ªs iluminados por los yeux fertiles de un Louis Aragon o de un Andr¨¦ Breton, por el que desfilasen Josep Carner, Ubito G¨¹ell, Enric Borr¨¤s, Samitier, el due?o de Los Caracoles y la Blancanieves, nuestro albino, vestido con un traje de rayadillo -con una piel de pl¨¢tano, a guisa de pa?uelo, asomando por el bolsillo superior de la chaqueta- y con un salacot de Can Comas.
Tambi¨¦n nos mostraba el documental la transformaci¨®n del peque?o hu¨¦rfano Nfumu Ngui, de gorilita de costa en gorilita de g¨¤bia; un gorilita que, vestido con un simple dodotis, tan blanco como ¨¦l, sub¨ªa los escalones del Ayuntamiento de la mano de su mam¨¢, Mar¨ªa Garc¨ªa de Luera, para rendir una visita de cortes¨ªa al alcalde Porcioles, el cual, indirectamente, hab¨ªa pagado las 15.000 pesetas que Benito Ma?¨¦, o Main¨¦, se embols¨® por la criatura. Y la voz del narrador nos pon¨ªa al corriente de que el peque?o gorila, impresionado por las c¨¢maras y los micr¨®fonos, se cag¨®: una diarrea espesa que, h¨¦las!, no manch¨® los pantalones del alcalde, que hac¨ªa un momento lo ten¨ªa sobre sus rodillas, sino el traje de la mam¨¢ Garc¨ªa de Luera.
El resto es harto sabido. A sus 39 a?os (edad actual del albino), Nfumu Ngui, alias Snowflake, alias Copito de Nieve, alias Floquet de Neu, ha batido, en lo que a paternidad se refiere, todos los r¨¦cords de un gorila en cautividad: ha tenido 22 hijos -de los cuales viven seis- y 4 nietas. Pero a pesar de todos los apareamientos, principalmente incestuosos, todav¨ªa no se ha logrado dar con una nueva especia de gorila albino, el tan anhelado Gorilla gorrilla barcinonensis. Y dif¨ªcilmente se lograr¨¢.
Nfumu Ngui, a sus 39 a?os, es un gorila viejo al que, dicen, le quedan unos pocos a?os de vida. ?Qu¨¦ piensan hacer con ¨¦l cuando muera? ?Devolverlo a los esangy, o esangu¨ª, a los 'hijos del padre gorila', a los que un d¨ªa se lo arrebataron ('se llevaron lo mejor de nosotros para contrarrestar nuestra fuerza', dec¨ªa el jefe del clan en el documental de TV-3)? Lo ignoro.
Cuando Nfumu Ngui lleg¨® a Barcelona yo lo llam¨¦ 'nuestro Lautr¨¦amont enjaulado'. Era una manera, ingenua si se quiere, de quitarle los dodotis y el diminutivo canalla, y ubicarlo en mi Barcelona so?ada, diametralmente opuesta a la Gran Encisera: la Barcelona de Ferrer i Gu¨¤rdia, de L'Espoir, de Jean Genet y Pieyre de Mandiargues, de Oca?a y de la plaza de Catalunya convertida en una balsa repleta de voraces cocodrilos. Hoy, de morir el albino, me agradar¨ªa que lo sepultasen en la iglesia de la Sagrada Familia, en la cripta, no lejos de la tumba de Antoni Gaud¨ª. No ser¨ªa ning¨²n sacrilegio. Ser¨ªa un acto de justicia m¨ªstico-surrealista. Estoy seguro de que el beato Gaud¨ª y el albino se llevar¨ªan muy bien.
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