Alzamora, en la fiesta italiana
El espa?ol acaba segundo, por detr¨¢s de Melandri y Rolfo, y Nieto se cae
La imagen tantas veces repetida, la escena que define a la perfecci¨®n lo ocurrido esta temporada en el cuarto de litro estaba ah¨ª, a los ojos del p¨²blico, con Marco Melandri encabezando la carrera y Fonsi Nieto volando en su persecuci¨®n. El italiano demostr¨® que ser el due?o del t¨ªtulo no le ha calmado su voracidad. Desde el primer instante se coloc¨® en cabeza y tras ¨¦l saltaron, raudos, Toni El¨ªas y Fonsi Nieto, las motos calcadas, gemelos, o casi, a toda pastilla. Se escapaba, como siempre, Melandri, y El¨ªas, que circulaba por delante de su colega, le ve¨ªa irse. As¨ª que Fonsi pas¨® a la acci¨®n, adelant¨® un puesto y se lanz¨® a la captura de su rival, su ¨²nico rival en la categor¨ªa.
Recordaba Fonsi el subid¨®n de Jerez, aquella victoria, el p¨²blico extasiado. As¨ª que, empujado por la grada de Cheste, meti¨® gas a la moto, mucho gas, demasiado gas tal vez. Era la cuarta vuelta cuando en aquella curva la m¨¢quina le cule¨® y le mand¨® al suelo. Se levant¨® Fonsi y se dirigi¨® al p¨²blico juntando ambas manos, pidiendo perd¨®n, antes de despojarse de guantes, rodilleras y otros artilugios y regalarlos a quienes, tambi¨¦n en la desgracia, jaleaban el nombre del piloto espa?ol que ha disparado los sue?os de la afici¨®n.
Aliviado Melandri por la despedida del ¨²nico piloto capaz de plantarle cara, se fue a por la victoria, a por su novena victoria de la temporada, n¨²meros m¨¢s propios de su compatriota Rossi que de un ser humano como Melandri. A seis segundos del campe¨®n viajaba El¨ªas, consciente de sus limitaciones, convencido de que su moto no daba para m¨¢s, de que la m¨¢quina que abraza Melandri tiene m¨¢s potencia que la suya. El¨ªas se conform¨® con la segunda plaza mientras el italiano Roberto Rolfo, que circulaba en compa?¨ªa de (por fin) un gran Emilio Alzamora, se le acercaba. Tanto se acercaron que, a diez vueltas del final, estaban a la vera del catal¨¢n. Y a ocho, Rolfo le adelant¨®. Y tambi¨¦n Alzamora, por qu¨¦ no, que no era cuesti¨®n de que lo que se presum¨ªa, o m¨¢s bien se deseaba, que fuera un festival espa?ol lo fuera italiano, que ya van unos cuantos esta temporada.
Porque El¨ªas, su moto, no daba para m¨¢s. Y se fue quedando atr¨¢s, llorando cada vuelta, ahora cuarto, luego sexto, despu¨¦s d¨¦cimo. Quedaba all¨ª delante Alzamora, el ¨²nico capaz de alegrarle el d¨ªa a la grada en esta categor¨ªa, el mismo que tras la prueba despotric¨® contra su marca, Honda Gresini, y dej¨® entrever cambios de aire para el pr¨®ximo curso.
Melandri, a estas alturas, ajeno a la lucha entre Rolfo y Alzamora, estaba en otra cosa, en otra carrera, ¨¦l contra s¨ª mismo, perseguido ¨²nicamente por su sombra, que Fonsi descansaba en los boxes y los dem¨¢s no llegan, nunca llegan. As¨ª que continu¨® el italiano con su tranquilo paseo de la ma?ana del domingo, que es bonito esto de darle lustre al t¨ªtulo.
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