El Gobierno aprueba ayudas para frenar la indignaci¨®n por el terremoto de San Giuliano
Los padres de los 26 ni?os muertos piden en el funeral m¨¢s seguridad en las escuelas italianas
San Giuliano di Puglia enterr¨® ayer a las 29 v¨ªctimas del derrumbe de la escuela p¨²blica, 26 de ellas ni?os, tras un funeral solemne en el que abundaron las palabras de consuelo y no falt¨® alguna moderada denuncia. Pero la ceremonia al aire libre pareci¨® un intento de solapar bajo una coreograf¨ªa perfecta y un anuncio de ayudas econ¨®micas el caos del rescate y las dudas sobre la solidez de un edificio que se desplom¨® tras un se¨ªsmo moderado. Seis obispos y el nuncio concelebraron la misa, a la que asistieron el presidente de la Rep¨²blica, Carlo Azeglio Ciampi, y dos ministros, junto a 3.000 personas.
Mientras el obispo de Termoli-Larino, Tommaso Valentinetti, pronunciaba su homil¨ªa, en la que reclam¨® m¨¢s prevenci¨®n 'para que estas tragedias no sucedan', en Roma, el primer ministro, Silvio Berlusconi, anunciaba las medidas de emergencia adoptadas por su Ejecutivo: 50 millones de euros destinados a construir 'un nuevo San Giuliano'. En el solar de la escuela derruida se levantar¨¢ un monumento, siguiendo el ejemplo de las Torres Gemelas.
Es dif¨ªcil saber si las promesas y el derroche de medios que ayer se vieron en San Giuliano, donde se traz¨®, de la noche a la ma?ana, una pista a trav¨¦s de la monta?a para facilitar el acceso a la explanada del funeral, dar¨¢n al pueblo la estabilidad que busca despu¨¦s de la tragedia. Es cierto que el pa¨ªs entero se ha volcado en la ayuda. La respuesta puede haber sido incluso excesiva si se tiene en cuenta que en el rescate de San Giuliano han intervenido 3.700 miembros de diferentes cuerpos, adem¨¢s de 1.400 voluntarios. Pero nada de eso puede ocultar el retraso en la llegada de medios efectivos, como las gr¨²as especiales, que tardaron nueve horas en estar disponibles.
Los padres de las peque?as v¨ªctimas -casi la mitad de una generaci¨®n del pueblo truncada-, asistieron al acto sentados en primera fila, a un paso de los f¨¦retros blancos alineados en el suelo, bajo la carpa, y adornados con decenas de coronas de flores. Una de las madres se levant¨® y tom¨® la palabra para expresar lo que piensa la mayor¨ªa: que la escuela era una trampa mortal. 'En nombre de los ¨¢ngeles de San Giuliano pido que nuestras escuelas sean m¨¢s seguras. No quiero que ninguna madre ni ning¨²n padre llore m¨¢s a sus hijos'. Era Nunziatina, la madre de Luigi, uno de los ni?os de la primera elemental de los nueve alumnos nacidos en 1996 que murieron entre las ruinas de su clase junto a su profesora, Carmela Ciniglio.
En privado, otros padres eran m¨¢s duros: 'Id a ver lo que queda de la escuela, lo que queda de esa trampa mortal donde han muerto mis hijos', dec¨ªa Ciro Riggio, padre de los gemelos de nueve a?os aplastados en el derrumbe. Hasta el presidente de la Rep¨²blica, Carlo Azeglio Ciampi, asumi¨® 'la responsabilidad de no haber sido capaces de proteger a nuestros hijos'.
La fiscal¨ªa de Larino, que ha abierto una investigaci¨®n por el desastre, calificado de homicidio culposo m¨²ltiple, tendr¨¢ que revisar abundante material, incluido el mapa elaborado por expertos en sismolog¨ªa y entregado a Protecci¨®n Civil en 1999 en el que se inclu¨ªan 1.706 municipios m¨¢s a la lista de los 2.965 calificados en 1984 como de riesgo s¨ªsmico, entre ellos San Giuliano. La situaci¨®n de la escuela del pueblo no era excepcional. Un informe del Ministerio de Educaci¨®n difundido ahora considera inseguras, a efectos de la estabilidad s¨ªsmica, una de cada dos escuelas del pa¨ªs.
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