A la intemperie despu¨¦s del terremoto
Un mapa elaborado por el Gobierno en 1998 destacaba los riesgos s¨ªsmicos en la zona
Los vecinos m¨¢s ancianos de San Giuliano di Puglia, el pueblo italiano semidestrozado por el terremoto del jueves que se cobr¨® la vida de 29 personas, 26 de ellas ni?os, no quieren entrar en pol¨¦micas: 'Nadie tiene la culpa del terremoto', dicen, reci¨¦n instalados en el campamento montado por el Ej¨¦rcito en una colina cercana al pueblo. Pero la pol¨¦mica est¨¢ servida, porque se ha sabido de la existencia de un mapa elaborado por t¨¦cnicos ministeriales en 1998 que incluye al pueblo en las zonas de alto riesgo s¨ªsmico. La fiscal¨ªa de Larino, que investiga el suceso, apunt¨® ayer la existencia de un posible delito de 'homicidio culposo m¨²ltiple'.
Si al mapa no se lo hubiera tragado la burocracia, la escuela de San Giuliano no habr¨ªa podido remodelarse como se hizo con una obra peligrosa, seg¨²n algunos expertos, proyectada por un ingeniero que milita en el movimiento ecologista.
La preocupaci¨®n de todos se centraba ayer en el estado de dos de los 61 heridos ingresados en diversos hospitales. Rosalba Mucciaccio, una de las tres maestras rescatadas con vida, se encontraba ayer grav¨ªsima, igual que el peque?o Umberto, uno de sus alumnos. Ambos permanecieron m¨¢s de 10 horas bajo los escombros de la escuela p¨²blica Francesco Jovine, cuyo desplome fue considerado ayer por Andrea Cataldi, ayudante del fiscal de Larino, como 'un derrumbe an¨®malo'.
La fiscal¨ªa de la que depende San Giuliano ha abierto una investigaci¨®n sobre el caso, calificando como homicidio culposo m¨²ltiple contra desconocidos. De momento no existen culpables, aunque el ingeniero que proyect¨® la ampliaci¨®n del centro escolar, Giuseppe la Serra, tendr¨¢ que contestar a no pocas preguntas. La Serra, miembro del grupo ecologista Legambiente, se defendi¨® ayer de las acusaciones que se han hecho al anexo que se a?adi¨® hace un a?o al centro escolar.
'Para empezar, no era un piso m¨¢s como se ha dicho. S¨®lo construimos un aula m¨¢s', dijo ayer La Serra. El presupuesto era de 250 millones y todo se hizo conforme a la ley. Recuerdo que ni San Giuliano, ni Larino ni ninguno de los dem¨¢s pueblos de la zona estaban considerados como centros de riesgo s¨ªsmico. Por eso, dice: 'No me siento culpable de lo ocurrido, y querr¨ªa que lo supieran los padres de los ni?os que han fallecido'. Lo cierto, sin embargo, es que toda esta zona del Molise, una regi¨®n pobre, repleta de olivares, que vive de la agricultura, es zona inestable, con fallas que de vez en cuando desencadenan su furia contra los habitantes.
Y el mapa de los t¨¦cnicos del Ministerio de Obras P¨²blicas, que se puede encontrar en Internet, as¨ª lo atestigua.
Desde el jueves 31 de octubre, cuando comenz¨® la tragedia de San Giuliano, hasta ayer se han registrado m¨¢s de un centenar de temblores s¨ªsmicos en la regi¨®n, con epicentro siempre en esta zona, entre Colletorto, Santa Croce, Rotello y San Giuliano, convertido ya en un pueblo fantasma. La provincia entera de Campobasso vive esta pesadilla con resignaci¨®n. Aunque estamos a poco m¨¢s de 220 kil¨®metros de Roma, la distancia real es infinita.
Esta Italia del centro-sur, pobre y mortecina, est¨¢ muy lejos de parecerse al escaparate espectacular de hermosura y belleza que son la Toscana, la Emilia Romania, o incluso la Umbria y el Lazio. Por no hablar de la distancia en t¨¦rminos de renta per c¨¢pita y desarrollo que la desenganchan del fabuloso tren del norte.
El desastre de San Giuliano, que ha dejado un saldo de 29 muertos y 61 heridos, uno de ellos una de las maestras de la escuela derruida, en estado muy grave. Ayer el pueblo estaba abandonado. S¨®lo en la explanada donde se alza el pabell¨®n deportivo convertido en gigantesca c¨¢mara mortuoria se siguen agolpando las madres y parientes directos de los fallecidos. Hoy se celebrar¨¢ aqu¨ª el funeral solemne, al que asistir¨¢ el presidente de la Rep¨²blica.
Pero ni la ceremonia religiosa, ni los discursos ni las buenas palabras conseguir¨¢n sepultar la pol¨¦mica. Ha llegado la hora de buscar culpables, de pedir cuentas. Muchos apuntan el dedo acusador contra el alcalde, Antonio Borrelli, que dio los permisos para la remodelaci¨®n de la escuel p¨²blica. S¨®lo que, es dif¨ªcil pedirle explicaciones a Borrelli. Tanto ¨¦l como tres de los concejales de la junta municipal de centro-izquierda de San Giuliano han perdido a sus hijos en la tragedia.
'No nos dejan volver a casa'
A Miquel Angelo Serrecchi, uno de los ancianos evacuados de San Giuliano, las tiendas de campa?a instaladas por el Ej¨¦rcito y el r¨¦gimen de comidas cuartelarias le recuerdan a sus tiempos de obrero italiano en Alemania, en los sesenta. 'La comida es mala, yo estoy acostumbrando a cosas de calidad, pero qu¨¦ voy a hacer, a casa no me dejan volver'. Y eso que la casa de Serrecchi, en el centro hist¨®rico del pueblo, un s¨®lido edificio medieval, 'no tiene ni un rasgu?o' pese a los muchos temblores que se han subseguido. A ¨¦l no le han sorprendido las sacudidas. 'Hace mucho que se sabe que ¨¦sta es tierra de terremotos. ?Ve usted aquella colina?', se?ala a su izquierda. 'Pues all¨ª hace tres siglos hab¨ªa un pueblo grande que se llamaba Pandasio, y un terremoto se lo llev¨® por delante, matando a sus 5.000 habitantes'. San Giuliano qued¨® en pie.
Como este anciano, acompa?ado en la tendopoli por un hijo que vive en Termoli, y trabaja para la Fiat, muchas otras personas han tenido que desalojar sus casas en toda la provincia de Campobasso. Datos oficiales hablan de 21 municipios golpeados por los sucesivos terremotos y cerca de siete mil las personas evacuadas. El jefe de Protecci¨®n Civil, Guido Bertolaso, prometi¨® ayer que, esta vez s¨ª, las estructuras ser¨¢n provisionales, no como en el caso del terremoto de Irpinia de 1980, o el m¨¢s reciente de la Umbria de 1997, cuando se instalaron casas prefabricadas y caravanas que siguen en pie y, lo que es peor, muchas de ellas ocupadas todav¨ªa por los mismos evacuados.
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