El esp¨ªritu de Marley

De estar vivo, Bob Marley tendr¨ªa ahora 57 a?os; Gilberto Gil cumpli¨® 60 en verano y lleva meses presentando Kaya n'gan daya, su disco con canciones de Marley. Un toque de caja, un bajo sordo, y ya eres un creyente del reggae. Catorce canciones del jamaicano e, intercaladas, algunas del brasile?o. Tras la gira del verano, Three little birds ha ganado en poso gilbertiano. As¨ª el pandero y el berimbau para Kaya, el hallazgo del saxo bar¨ªtono y el acorde¨®n, o el cavaquinho (peque?a guitarra de samba) en Waiting in vain. El aporte brasile?o est¨¢ tambi¨¦n en el surdo virado, tambor de Bah¨ªa. Nada muy audaz. M¨¢s atrevido resulta ponerle algo de reggae a La chica de Ipanema.

Casi todas las canciones suenan en ingl¨¦s, alguna biling¨¹e -No woman, no cry-, y s¨®lo una adaptada por completo al idioma de Machado de Assis: Lively up yourself, convertida en Eleve-se alto ao ceu. Al bajo no est¨¢ Aston Barrett (de los Wailers), pero s¨ª Arthur Maia, un bajista con mucho vuelo en sus cuerdas.

Cabe preguntarse a santo de qu¨¦ versiones tan fidedignas. Para Gilberto Gil, que quiso evitar relecturas a distancia, se trata de saldar la deuda con uno de los artistas que m¨¢s le ha impresionado; para los dem¨¢s, con permiso de los devotos del h¨¦roe rasta, la posibilidad de disfrutar una vez m¨¢s de las luminosas Could you be loved, Positive vibration... Punto y aparte en la vida de otro artista muy grande: un prieto sabio llamado Gilberto Passos Gil Moreira.