'La esperanza', de Andr¨¦ Malraux
Una de las novelas m¨¢s extraordinarias sobre la Guerra Civil espa?ola, en la colecci¨®n de EL PA?S
Es uno de los grandes personajes de la cultura europea del pasado siglo, y lo es porque a la calidad de sus novelas y ensayos hay que a?adir una larga e infrecuente actividad pol¨ªtica. Malraux une reflexi¨®n y acci¨®n, y lo hace de forma tan intensa que la interrelaci¨®n de los dos conceptos es evidente tanto en su vida como en su obra. Sus juveniles a?os en Camboya, en donde particip¨® en una misi¨®n arqueol¨®gica, y su incuestionable simpat¨ªa hacia la revoluci¨®n china revierten en la excelente novela, La condici¨®n humana (1927). A?os m¨¢s tarde, siempre dentro de su incesante actividad, participa con las Brigadas Internacionales en la Guerra Civil espa?ola. Sus dotes narrativas, su capacidad de observaci¨®n y su sentido solidario con quienes considera que defienden la libertad y dignidad humanas encuentran en La esperanza (novela que los lectores de EL PA?S podran adquirir ma?ana por tres euros), su mayor y personal homenaje. Malraux publica esta novela siendo a¨²n militante del Partido Comunista Franc¨¦s, una militancia que abandonar¨¢ poco despu¨¦s, en 1939, perplejo ante el pacto que establecen Hitler y Stalin: la convicci¨®n de sus ideas es m¨¢s fuerte que las decisiones pol¨ªticas, lo que no le impide volver a la acci¨®n participando en la Resistencia francesa durante la II Guerra Mundial. Acci¨®n, reflexi¨®n, dos constantes en la vida de quien desde responsabilidades m¨¢s sedentarias (particip¨® durante a?os en diversos gobiernos, siempre con el general De Gaulle) mantuvo en todo momento la fe en el ser humano.
La derrota de las ilusiones
La esperanza comienza el 19 de julio de 1936, cuando el pueblo en armas derrota en Madrid y Barcelona a los militares que se han levantado contra la Rep¨²blica. Malraux era entonces un hombre de 35 a?os sediento de aventuras que hab¨ªa llegado a Espa?a dos meses antes. Cuando Franco y el resto de los generales se rebelan, el escritor no tarda en organizar una escuadrilla de aviadores llegados de todo el mundo para defender la democracia. Pese a que particip¨® en alg¨²n vuelo, nunca pilotar¨ªa un aeroplano, pero su labor de mando y recaudaci¨®n de fondos ser¨ªa fundamental. Paul Nothomb, un aviador belga que form¨® parte de la escuadrilla, recordar¨ªa a?os despu¨¦s a sus compa?eros en aquella ¨¦poca dorada y peligrosa: 'Vivimos uno de esos raros instantes en que la fraternidad humana, eso tan a menudo adulterado, se convierte en algo m¨¢s que un eufemismo'. Malraux tuvo tiempo adem¨¢s de escribir La esperanza, aparecida en 1937, y de rodar la pel¨ªcula Sierra de Teruel con Max Aub como ayudante. En enero de 1939, cuando ya estaba claro que la esperanza hab¨ªa sido derrotada, deja Espa?a para no volver m¨¢s.
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