Al l¨ªmite
Hay gente que nace con fortuna, con el santo de cara o con un ¨¢ngel guardi¨¢n en cada hombro que le libra de cualquier refriega y le inmuniza de toda suerte de traiciones y cat¨¢strofes. Miren si no el caso del teniente Galo Pacheco, un oficial mejicano que se enrol¨® en el ej¨¦rcito del mism¨ªsimo Emiliano Zapata all¨¢ por 1913, se freg¨® en batallas sangrientas, role¨® corridos a la purita salud de su jefe mientras las balas le marcaban el comp¨¢s, abrazado a una morra bien chingada y poni¨¦ndose de tequila hasta la madre. Al frente del movimiento revolucionario del Sur, asisti¨® incluso a la muerte de su caudillo Zapata en la hacienda de Chinameca. Corr¨ªa el a?o de 1919. Pues bien, a pesar de vivir al l¨ªmite, de moverse en territorios de frontera, all¨¢ donde se cuecen las aut¨¦nticas pasiones, donde la sangre y la aventura son el ¨²nico c¨®digo, en esa ¨¦pica de la existencia, Pachecho sobrevivi¨® al asesinato de aquel l¨ªder de la revoluci¨®n y de cientos de compa?eros insurgentes nada m¨¢s y nada menos que ochenta y tres a?os. He dicho bien. Galo Pacheco, que hab¨ªa nacido el 16 de octubre de 1899, falleci¨® la pasada semana en el municipio mejicano de Cocoyoc, Estado de Morelos, agasajado por los suyos y bajo la respetuosa deferencia de un minuto de silencio que homenajeaba as¨ª al ¨²ltimo veterano zapatista.
Estas cosas que, al parecer, s¨®lo pueden ocurrir en los relatos de Juan Rulfo o en las canciones de Los Tigres del Norte se ponen m¨¢s de actualidad gracias a la ¨²ltima novela de Arturo P¨¦rez-Reverte: La Reina del Sur; y aunque en ella no se habla para nada de tiempos tan remotos, s¨ª sucede que los personajes que circulan por su trama son criaturas de frontera, viven al l¨ªmite, se la juegan a la vuelta de cualquier esquina y sobreviven, malpudiendo, a balaseras y traiciones. Teresa Mendoza es el mejor ejemplo. P¨¦rez-Reverte tambi¨¦n lo es, no s¨®lo por escribir este relato sino por haber sobrevivido a guerrillas, naufragios y, sobre todo, a cr¨ªticos sin escr¨²pulos. Por todos ellos -Galo Pachecho, Teresa y Arturo- acabo de enterarme de que la vida es a veces tan hermosa que no se parece a la vida. D¨ªganlo por ah¨ª.
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