El triunfo de los 'halcones'
George Bush tiene muy mala prensa en Europa, y en muchas regiones del mundo su imagen simboliza todo lo m¨¢s odiado. Pero donde realmente importa, en Estados Unidos, Bush ha demostrado ahora que su popularidad es arrolladora. La victoria de los republicanos no deja lugar a dudas por mucho que aleguen ahora algunos la baja participaci¨®n electoral o su enorme ventaja en la captaci¨®n de fondos debida a su ¨ªntima relaci¨®n y cooperaci¨®n con las grandes corporaciones que tantos favores le deben y tanto se prometen de los planes del presidente para un futuro cercano.
El caso es que no corren buenos tiempos para los matices, y los dem¨®cratas no ten¨ªan siquiera un l¨ªder y un mensaje s¨®lido para contrarrestar tanta contundencia. La crisis en que se ha hundido la econom¨ªa norteamericana con Bush tras los florecientes a?os de crecimiento con Bill Clinton no ha alcanzado el suficiente dramatismo como para disputar el puesto de m¨¢xima preocupaci¨®n a la lucha contra el terrorismo y una inseguridad cuya percepci¨®n por parte de la sociedad tan efectivamente ha sabido generar la actual Administraci¨®n.
Pero hay un peque?o lugar en el mundo donde la popularidad de Bush es incluso mayor que entre los ciudadanos del imperio. Est¨¢ a miles de kil¨®metros de sus costas y se llama Israel. All¨ª los resultados norteamericanos han sido recibidos con entusiasmo, y no s¨®lo por esos dos otros grandes halcones, Ariel Sharon y Benjamin Bibi Netanyahu, que se disputan ya encarnizadamente el derecho de dirigir el pr¨®ximo Gobierno israel¨ª, disfrutar de los r¨¦ditos de una victoria sobre Irak que creen segura y r¨¢pida y aprovechar el momento para llevar a cabo 'de una vez por todas' la eliminaci¨®n de su propio problema: los palestinos que viven en Cisjordania y Gaza. Nada m¨¢s jurar el cargo de ministro de Exteriores en el Gobierno interino, Bibi anunci¨® que bajo ¨¦l jam¨¢s habr¨¢ un Estado palestino, y prometi¨® una pol¨ªtica de represi¨®n m¨¢s contundente que la de su primer ministro y rival en el Likud. Como Bush, el vencedor de estos halcones se enfrentar¨¢ a un Partido Laborista dividido y acomplejado por su complicidad con Sharon hasta hace unos d¨ªas y sin liderazgo definido. En Israel se barajan dos escenarios para despu¨¦s de la victoria de Estados Unidos en Irak. Uno, temido por muchos, es que Bush intente apagar el incendio en el mundo ¨¢rabe imponiendo una r¨¢pida creaci¨®n del Estado palestino. Otros halcones son m¨¢s optimistas y creen que, tras la guerra, Bush buscar¨¢ otro enemigo para ir preparando el ambiente para su reelecci¨®n en 2004. En todo ese tiempo de confusi¨®n internacional algunos ven la gran oportunidad de proceder a la deportaci¨®n masiva de palestinos a pa¨ªses vecinos ¨¢rabes en un llamado transfer cada vez m¨¢s popular. Dada la magnitud del conflicto en toda la regi¨®n, dicen, limpiar Gaza y Cisjordania de palestinos 'apenas se notar¨ªa'. Bush ya no tiene frenos internos. Da tanto miedo como saber que pronto Bibi Netanyahu puede tener las manos totalmente libres.
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