Un caballero medieval
El Tirant lo Blanc de Joanot Martorell pas¨® la frontera de Castilla en el siglo XVI. La novela gust¨® ya a Cervantes, y m¨¢s ac¨¢ a D¨¢maso Alonso y a Mario Vargas Llosa, porque supo seducir al impresor que se aventur¨® a publicar el Tirante castellano (Valladolid, 1511). El lector interesado tiene ahora al alcance la primera aproximaci¨®n cr¨ªtica a los modelos literarios de esta obra maestra de las letras catalanas en un libro documentado y sagaz, que saca provecho de la bibliograf¨ªa reciente sobre la ficci¨®n en el siglo XV y dice mucho a favor de la ¨²ltimas promociones del medievalismo hisp¨¢nico.
Es asombroso que s¨®lo despu¨¦s del quinto centenario de la editio princeps (Valencia, 1490), se haya planteado seriamente la cuesti¨®n de las fuentes (que no plagios) de Martorell. Los trabajos de Mart¨ªn de Riquer contienen lo mejor de la etapa anterior: relaciones entre historia y ficci¨®n, y an¨¢lisis del realismo y la verosimilitud. En los ¨²ltimos doce a?os, varios cr¨ªticos han orientado sus pesquisas hacia una comprensi¨®n m¨¢s exacta del mundo literario de un autor que escribi¨® un relato poderosamente original a base de sugerencias, fragmentos y hasta incorporaciones masivas de materiales preexistentes. Un prejuicio est¨¦tico monumental hab¨ªa demonizado este procedimiento, de ah¨ª la reacci¨®n ¨¦tica de suponer una doble autor¨ªa para la novela: el segundo autor, Mart¨ª Joan de Gualba, ten¨ªa que ser el responsable de los torpes a?adidos que supuestamente afeaban la obra. El libro de Pujol demuestra que es t¨¦cnicamente imposible distinguir la escritura de Martorell de la de otros, ya que la novela posee una s¨®lida y constante unidad de estilo y una intenci¨®n literaria definida y coherente.
LA MEM?RIA LITER?RIA DE JOANOT MARTORELL. MODELS I ESCRIPTURA EN EL 'TIRANT LO BLANC'
Josep Pujol Curial-Publicacions de l'Abadia de Montserrat Barcelona, 2002 245 p¨¢ginas. 12,02 euros
Viene de perlas la nueva documentaci¨®n de archivo que han exhumado Villalmanzo y Chiner, en Valencia, y Turr¨®, en Barcelona. Martorell defendi¨® el honor de su familia luchando en justas caballerescas generadoras de literatura, pero tambi¨¦n supo encontrar un puesto en la corte: sirvi¨® al Magn¨¢nimo en N¨¢poles y, a su muerte, se incorpor¨® al s¨¦quito de Carlos de Viana. Era un hombre viajado y le¨ªdo, con habilidades diplom¨¢ticas y contables. Pujol recorre la memoria literaria de este personaje, todav¨ªa escurridizo, a partir de su pr¨¢ctica escrita, pues desconocemos del todo su formaci¨®n. ?D¨®nde y c¨®mo aprendi¨® a construir un relato tan extenso centoneando propuestas cruzadas de otros, y reescribiendo recetas narrativas de ra¨ªz art¨²rica a la luz de la ret¨®rica de Ovidio y de S¨¦neca?
Martorell ley¨® las Heroidas del primero y las Tragedias del segundo en versiones catalanas glosadas: la traducci¨®n es para ¨¦l el modelo m¨¢s alto de escritura en vulgar, y hasta el propio Tirant se nos presenta fingidamente bajo este perfil enga?oso. Las peripecias militares y amorosas de las Historias troyanas de Guido delle Colonne son el tercer faro seudocl¨¢sico de Martorell. Tres maestros romances, que tambi¨¦n supieron filtrar y recomponer autores antiguos, completan sus predilecciones: Boccaccio, Ro¨ªs de Corella y Rodr¨ªguez del Padr¨®n. Al fin y al cabo la literatura es memoria, imitaci¨®n y emulaci¨®n: Pujol combina los an¨¢lisis minuciosos del engarce intertextual con reflexiones sobre los distintos arquetipos que guiaron la construcci¨®n de la novela de Martorell: de la comedia mediolatina, el Tirant jocoso, a la tragedia entendida ret¨®ricamente como lamentaci¨®n, el Tirant solemne y teatral.
Lola Badia. Universidad de Barcelona
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