Portugal-Espa?a: el 'Manifiesto de los 40'
CASI INADVERTIDO EN ESPA?A, el Manifiesto de los 40 ha desatado una importante pol¨¦mica en Portugal. Hace escasas semanas, un grupo de empresarios portugueses fue recibido por el presidente de la Rep¨²blica, Jorge Sampaio, a quien entregaron un documento con 40 firmas de distintas personalidades p¨²blicas en el que se transmite la alarma contra la creciente presencia de empresas espa?olas en la econom¨ªa portuguesa.
La comparecencia cada vez m¨¢s numerosa de sociedades espa?olas en el mercado portugu¨¦s, con el ¨¢nimo de aumentar su cuota de mercado, ya hab¨ªa causado en el pasado protestas de los sectores m¨¢s proteccionistas del empresariado portugu¨¦s. La diferencia entre esta ocasi¨®n y las anteriores es la coyuntura. Portugal ha superado los l¨ªmites de d¨¦ficit p¨²blico (est¨¢ por encima del 4%) que establece el Plan de Estabilidad y Crecimiento de los pa¨ªses del euro, y ha decidido acelerar la pol¨ªtica de privatizaciones para ingresar dinero p¨²blico y equilibrar las cuentas presupuestarias. Los lusos sufren la misma contradicci¨®n que Francia: han de incrementar los ingresos -o reducir los gastos-, pero, al mismo tiempo, ¨¦sta no es la mejor coyuntura para privatizar, con unos mercados claramente a la baja.
Un grupo de 40 personalidades se ha dirigido al presidente portugu¨¦s alertando contra el control de su econom¨ªa por empresas espa?olas. Temen que Espa?a se aproveche de las dificultades e inunde el mercado vecino
En el documento en cuesti¨®n, los firmantes piden una estrategia conjunta entre las autoridades pol¨ªticas, intelectuales y empresarios para que no sea s¨®lo el componente econ¨®mico el que dicte las decisiones en las privatizaciones. Asunto muy dif¨ªcil por cuanto ahora m¨¢s que nunca Portugal lo que busca es enjugar el d¨¦ficit y evitar ser el alumno m¨¢s retrasado en el club del euro en cuanto a los equilibrios presupuestarios.
A las relaciones econ¨®micas entre Espa?a y Portugal y a desactivar este ambiente entre presuntos conquistadores y presuntos conquistados se dedic¨® el seminario celebrado la pasada semana en M¨¦rida, organizado por la sociedad ?gora y la Junta de Extremadura. All¨ª se expresaron los dos puntos de vista. Los de empresarios espa?oles que opinan que la alarma creada en Portugal es artificial (la revista Exame titulaba la portada de su n¨²mero de octubre 'C¨®mo frenar la ofensiva espa?ola'), y que Espa?a ocupa el sexto lugar de los inversores extranjeros tras el Reino Unido, Francia, Alemania, B¨¦lgica y Holanda. Y los de los emprendedores portugueses que afirman que Espa?a vende a Portugal m¨¢s que a toda Am¨¦rica Latina y m¨¢s que a EE UU. El n¨²mero de empresas espa?olas en Portugal supera las 3.000, en sectores estrat¨¦gicos como banca, seguros, alimentaci¨®n, distribuci¨®n, construcci¨®n, ropa..., mientras que las sociedades portuguesas en Espa?a no llegan a los tres centenares, en sectores casi siempre menos centrales (madera, cementos, vidrio, etc¨¦tera).
Es curioso que cada una de las partes acuse a los pol¨ªticos de la otra de proteccionismo. El caso de Electricidad de Portugal, que quiere estar en condiciones normales en empresas espa?olas (en Hidrocant¨¢brico, por ejemplo) se homologa -aunque no sea lo mismo- a las quejas de los espa?oles, que esgrimen, entre otras, las dificultades que hubo de superar el SCH cuando quiso hacerse con el grupo Champalimaud. Para resolver estas reticencias est¨¢n las cumbres hispano-lusas, pero los problemas siguen subsistiendo. Ahora no hay acuerdo para el trazado del tren de alta velocidad Madrid-Lisboa, y el mercado ib¨¦rico de electricidad ha retrasado su operatividad hasta el a?o 2006.
Los empresarios expresaron una f¨®rmula para limitar las renuencias nacionalistas: buscar un cruce de participaciones o alianzas estrat¨¦gicas entre las compa?¨ªas de ambos lugares para abordar el mercado ib¨¦rico de forma m¨¢s eficiente, e incluso para desembocar en otros pa¨ªses, como hicieron Telef¨®nica y Portugal Telecom en Brasil. Una pega: creen que el Gobierno de Durao Barroso es m¨¢s sensible a quienes protestan de que la econom¨ªa portuguesa pase a ser controlada desde Madrid, que los socialistas del anterior Gobierno.
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