Poder popular
En el noventa y nueve y pico por ciento de los pueblos y ciudades espa?olas, el ayuntamiento es la principal, si no la ¨²nica, referencia de poder de los ciudadanos para resolver un problema inmediato, sea o no de la competencia estricta del municipio'. Lo que dice Rita Barber¨¢, alcaldesa de Valencia y presidenta de la Federaci¨®n Espa?ola de Municipios y Provincias (FEMP), no tiene nada que ver con que ella sea una destacada dirigente del PP, aut¨¦ntica pata negra del partido del Gobierno.
Con otras palabras, el alcalde socialista de A Coru?a, Paco V¨¢zquez, o la primera edil de C¨®rdoba, la comunista Rosa Aguilar, vienen a decir lo mismo al lamentarse de que esta realidad sociol¨®gica no sea reconocida en el reparto de la tarta presupuestaria, generoso con las comunidades aut¨®nomas y taca?o con los ayuntamientos.
'El Ayuntamiento es la principal, si no la ¨²nica, referencia de poder de los ciudadanos para resolver un problema inmediato'
La Administraci¨®n municipal sigue siendo la cenicienta a la que no se hace mucho caso hasta que hay urnas de por medio
Casi no hay ya ciudad de tama?o medio que no aspire a tener su 'Guggenheim' para atraer a los visitantes que buscan las 'nuevas catedrales'
'El despacho de un alcalde est¨¢ en la calle', asegura Rita Barber¨¢, que se gana a los valencianos en las distancias cortas, a golpe de gestos y campechan¨ªa
El toque de izquierdas de Rosa Aguilar en C¨®rdoba se basa en la participaci¨®n, la apuesta por los barrios y la eliminaci¨®n de las fronteras sociales
El socialista at¨ªpico Paco V¨¢zquez ha transformado A Coru?a gracias a mayor¨ªas absolutas basadas en que le votan la izquierda y la derecha
Pese a la cercan¨ªa al ciudadano, la Administraci¨®n municipal sigue siendo la cenicienta a la que nadie hace mucho caso hasta que hay urnas por medio. Como las que en mayo se presentan como primer asalto socialista al Gobierno central, pero que a escala local se contemplan como oportunidad para afrontar nuevos desaf¨ªos y remediar viejos problemas desde el poder m¨¢s cercano.
Este olvido presupuestario (tan s¨®lo el 13% del dinero de los impuestos va a parar a los ayuntamientos) coexiste con un espectacular despegue desde el advenimiento de la democracia que ha hecho posible en un cuarto de siglo cambios de calado hist¨®rico que, no sin puntos oscuros, afectan a la estructura f¨ªsica de los municipios (con grandes obras p¨²blicas y edificios singulares con la firma de arquitectos de fama internacional), a la calidad de vida y al renacimiento del orgullo local.
Los alcaldes de las tres ciudades elegidas para este reportaje (Rita Barber¨¢, Paco V¨¢zquez y Rosa Aguilar) son pol¨ªticos de peso que, desde diferentes atalayas ideol¨®gicas, impulsan cambios trascendentales, ya sea con la fuerza de la mayor¨ªa absoluta (en Valencia y A Coru?a) o desde la coalici¨®n que fuerza una cultura del pacto (en C¨®rdoba).
En C¨®rdoba, de 315.000 habitantes, el llamado Plan RENFE ha eliminado una de las dos grandes barreras que divid¨ªan sociol¨®gicamente a la ciudad. El otro gran muro, el r¨ªo, est¨¢ dejando de serlo gracias a dos nuevos puentes (en los 2.000 a?os anteriores s¨®lo se construyeron tres) y a proyectos como el Balc¨®n del Guadalquivir, la ampliaci¨®n del cauce (que ser¨¢ parcialmente navegable) y el Palacio del Sur, encargado al arquitecto holand¨¦s Rem Koolhaas y que se ubicar¨¢ en la ribera m¨¢s pobre.
El recurso a los grandes arquitectos se ha generalizado tanto que casi no hay ya ciudad de tama?o medio (y las tres elegidas lo son, con permiso de Valencia y sus 740.000 habitantes) que no quiera tener su Guggenheim, capaz de atraer a un tipo de visitantes fascinado por las nuevas catedrales. A Rita Barber¨¢ se le atribuye la frase 'me falta un Moneo', para a?adir a un elenco en el que ya est¨¢n Norman Foster, con su palacio de congresos, y Santiago Calatrava, que casi ha concluido en el viejo cauce del Turia una Ciudad de las Artes y las Ciencias que imprime car¨¢cter. Un im¨¢n para la nueva raza de turistas, atra¨ªda tanto por los monumentos del presente como por los del pasado.
Las ciudades rompen fronteras f¨ªsicas que parec¨ªan eternas. Saltan o suprimen v¨ªas y r¨ªos, o se abren al mar. A Coru?a, de unos 240.000 habitantes, no es una excepci¨®n, y su alcalde, el socialista Paco V¨¢zquez, se enorgullece de manera muy especial del paseo mar¨ªtimo m¨¢s largo de Europa (llegar¨¢ a tener 13,5 kil¨®metros). Otra se?a de identidad es la cadena de museos interactivos: la Casa de los Peces, la Casa de las Ciencias, la Casa del Hombre (Domus)... y -renovaci¨®n de la mayor¨ªa absoluta mediante- pronto la Casa de los Antepasados. Aunque los enemigos del alcalde estimen que lo que m¨¢s simboliza su 'megaloman¨ªa' es el Monolito del Milenio, alias El Pacolito.
Orgullo ciudadano
Coru?eses, cordobeses y valencianos est¨¢n orgullosos de serlo, presumen de la transformaci¨®n de sus ciudades y aspiran a que sean modelo de desarrollo arm¨®nico, de entornos urbanos con toda clase de servicios pensados para el disfrute integral. Pero no es oro todo lo que reluce. El proceso est¨¢ lleno de luces y sombras.
Valencia es, desde hace 11 a?os, territorio de Rita Barber¨¢. Una pol¨ªtica de pura raza, imbatible en las distancias cortas y que se gana a la gente a golpe de gestos, accesibilidad y campechan¨ªa. El secreto de sus mayor¨ªas absolutas, que muy probablemente renovar¨¢ el a?o pr¨®ximo, no es tal cuando se la ve en acci¨®n. Destaca que 'el despacho de un alcalde est¨¢ en la calle', pero niega que lo suyo sea mucha imagen y poca gesti¨®n. 'Eso lo dice la oposici¨®n para desnaturalizar un trabajo que implica m¨¢s del doble de inversi¨®n que en la etapa socialista. En desarrollo urban¨ªstico equilibrado, en equipamiento de los barrios, en superaci¨®n de carencias de servicios esenciales, en metros cuadrados de jard¨ªn por habitante, en aumento del bienestar social, en convertir a Valencia en referente de la sociedad de la cultura y el conocimiento, en nuevas tecnolog¨ªas'.
Barber¨¢ sostiene que en los ochenta, con los socialistas en el Ayuntamiento, 'la ciudad se qued¨® ap¨¢tica, paralizada, sin impulso ni autoestima'. Ricard P¨¦rez Casado, hoy diputado y entonces alcalde, niega la mayor. En su opini¨®n, Valencia ten¨ªa entonces un proyecto basado en la complicidad de la sociedad, en la puesta en valor como capital integradora de la comunidad aut¨®noma, en la voluntad metropolitana, en la capacidad de competir con otras ciudades y en grandes obras de infraestructura urbana y cultural capaces de convertirse en elementos de referencia. 'Esas l¨ªneas maestras', se?ala, 'eran dif¨ªciles de destruir, pero se ha echado agua al vino'.
Otro socialista, el candidato a la alcald¨ªa Rafael Rubio, incide en que Rita Barber¨¢ se aprovech¨® del terreno abonado por el PSOE y denuncia que, m¨¢s all¨¢ de una fachada brillante, construida gracias a las oportunidades de negocio concedidas a los empresarios inmobiliarios, Valencia tiene una oscura trastienda: 'Falta de planificaci¨®n y de proyecto a medio y largo plazo, dicotom¨ªa entre barrios nuevos y antiguos, insuficiencia de equipamientos sociales, promoci¨®n del oropel y la feria de vanidades, tr¨¢fico ca¨®tico y un ¨ªndice de criminalidad (73.000 delitos en 2001, cinco denuncias por hora) que ha hecho de Valencia un parque tem¨¢tico de la delincuencia'.
Rubio llama a una 'rebeli¨®n c¨ªvica' y hace las cuentas de la lechera sobre las posibilidades, no ya de ganar, sino de impedir que la alcaldesa renueve su mayor¨ªa absoluta. Algo improbable mientras, como se?ala Jordi Palafox, catedr¨¢tico de Historia e Instituciones Econ¨®micas de la Universidad de Valencia, ¨¦sta siga siendo 'una ciudad muy autosatisfecha', que proclama como art¨ªculo de fe 'somos los mejores' sin parar mientes en que se vive de proyectos pasados, en que no existe un aut¨¦ntico proyecto de ciudad para el siglo XXI.
Pese a todo, Palafox admite que Barber¨¢ 'ha devuelto el orgullo y la autoestima a los valencianos'. Algo que no le niega ni Carmen Vila, presidenta de la Federaci¨®n de Asociaciones de Vecinos, que a?ade: 'Es muy lista. Su imagen le preocupa por encima de todo. Vive el cargo a tope. Sabe decir a cada ciudadano lo que quiere o¨ªr y le preocupa mucho la gesti¨®n, aunque sin desmenuzar los temas. Lo cierto es que atiende la mayor¨ªa de nuestras reivindicaciones concretas'.
El de la vivienda es uno de los problemas m¨¢s sentidos por los valencianos (y por los coru?eses y cordobeses), y m¨¢s tras hacerse p¨²blico que el precio aument¨® el ¨²ltimo a?o en un 19%. Barber¨¢ sostiene que 'Valencia sigue siendo una de las ciudades de pisos m¨¢s baratos de Espa?a, lo que demuestra que se ha hecho una buena gesti¨®n del suelo'. Pero Benjam¨ªn Mu?oz, secretario general de la Federaci¨®n de Promotores Inmobiliarios, hace notar que, 'como en la par¨¢bola de los talentos, la alcaldesa ha administrado la hacienda que hered¨®, pero no ha sabido multiplicarla'. En realidad, sostiene, 'todo estaba ya marcado en el Plan General de Ordenaci¨®n Urbana de 1988, que cerraba la ciudad a cal y canto, lo que ha supuesto una angustiosa escasez de suelo. Para superarla es necesario abrir la ciudad'.
El desarrollo de Valencia ha tenido en la figura del agente urbanizador, creada en 1994, uno de sus ejes clave. 'Gracias a ello', sostiene Mu?oz, 'se han urbanizado tres millones de metros cuadrados'. Pero, a?ade, no es el Ayuntamiento el que planifica (si acaso corrige planes ajenos), sino la iniciativa privada, que crea los nuevos equipamientos que al final inaugura la alcaldesa.
El caso de A Coru?a guarda ciertas similitudes con el de Valencia. La ciudad est¨¢ regida desde 1983 por Paco V¨¢zquez, el m¨¢s veterano de los alcaldes de capitales de provincia, un socialista que elogia al Opus Dei, cuya heterodoxia le llev¨® al borde de la expulsi¨®n del PSOE, que hace buenas migas con Manuel Fraga y al que vota tanto la izquierda como el centro-derecha. Un rey de la mayor¨ªa absoluta (17 concejales de 27).
Como se?ala el propio V¨¢zquez, ¨¦l es 'como la aldea de Ast¨¦rix, rodeada de romanos', es decir, de un 'mar popular', sobre todo en Galicia, donde la hegemon¨ªa de Fraga es tan indiscutible como la suya. Tal vez por ello ha hecho virtud de la convivencia con el adversario. Aunque diferencias ideol¨®gicas, como las meigas, haberlas haylas. 'No creo que exista una ciudad de m¨¢s de 200.000 habitantes con una pol¨ªtica de bienestar social tan avanzada como La Coru?a . Pero si hay que acometer una gran obra de infraestructura, en la que intervienen otras administraciones, como ahora con el AVE, tengo que dialogar y colaborar'.
En casi 20 a?os, V¨¢zquez ha tenido tiempo de ir perfilando su proyecto de ciudad de mediano tama?o, al estilo n¨®rdico: 'Una ciudad de servicios, de crecimiento sostenible, respetuosa con el medio ambiente, creadora de espacios p¨²blicos y zonas verdes, con altos niveles educativos'. Otro timbre de gloria es el tranv¨ªa, con nueve kil¨®metros de ra¨ªles, que llegar¨¢n a 40, y se convertir¨¢ en el 'metro ligero', base de comunicaci¨®n dentro de A Coru?a y de un entorno de otros 200.000 habitantes.
Enrique Tello, portavoz en el Ayuntamiento del Bloque Nacionalista Galego, recuerda el origen de la ascensi¨®n de V¨¢zquez: su abandono del Parlamento aut¨®nomico cuando ¨¦ste apost¨® en 1983 por Santiago de Compostela como capital regional: 'V¨¢zquez, con muletas y todo, encabez¨® la gran manifestaci¨®n de protesta en A Coru?a. Luego se convirti¨® en el depositario de las fuerzas vivas de la ciudad, del centro a la extrema derecha. Fue la derecha quien le aup¨®, y ¨¦l, con lenguaje de izquierdas, se convirti¨® en su fact¨®tum. Y sigue si¨¦ndolo'. Con eso, y la apropiaci¨®n del coru?esismo y el viejo sentimiento liberal-republicano, ha convertido la ciudad en 'para¨ªso de la especulaci¨®n salvaje'.
Antonio Amor, presidente del ¨¢rea comercial Obelisco, asociaci¨®n de comerciantes del centro, comparte la preocupaci¨®n por una pol¨ªtica que 'desertiza y deteriora la zona. No ha habido un proyecto que sincronizase lo nuevo con lo viejo'. En su opini¨®n, 'el globo es muy bonito: recuperaci¨®n del tranv¨ªa, ampliaci¨®n del paseo mar¨ªtimo, pirul¨ª del Milenio, el Superdepor campe¨®n, pero est¨¢ vac¨ªo. Y para el peque?o comercio ha sido nefasto'.
Las dudas sobre la p¨¦rdida del talante participativo de V¨¢zquez calan tanto que el candidato del PP al relevo, Fernando Blanco C¨®rcoba, utilizar¨¢ este lema electoral: Por un alcalde dialogante. Y se explica: 'Un alcalde que hable con la gente, que no sea arrogante y prepotente'. Falta saber si un pol¨ªtico del instinto de V¨¢zquez percibir¨¢ esta fisura y se echar¨¢ de nuevo a la calle, como en los viejos tiempos en que hizo arte del populismo. Entre tanto, C¨®rcoba intenta que el voto de la derecha vuelva a la derecha. Algo l¨®gico en otros sitios, pero no en A Coru?a.
Antonio V¨¢zquez Li?eiro, director del Taller de Arquitectura y Urbanismo TAU, cree que las sucesivas mayor¨ªas absolutas de V¨¢zquez hacen justicia a un alcalde capaz, como Haussman en el Par¨ªs del siglo XIX, de transformar hasta el tu¨¦tano una ciudad. 'Y se ha hecho', se?ala, 'generando bienestar para el ciudadano'.
Lo que para Antonio Amor era un fallo, para V¨¢zquez Li?eiro es un acierto: 'Se han creado nuevos barrios, como Los Rosales, que no son ciudades dormitorio, sino centros de vida, y se han distribuido por diversas zonas elementos integradores de la ciudadan¨ªa. Con todo y eso, su gran ¨¦xito es la apertura de la ciudad al mar, la mayor actuaci¨®n urban¨ªstica de la historia de A Coru?a'.
Ant¨®n Losada, profesor de Ciencia Pol¨ªtica en la Universidad de Santiago, cree que el fen¨®meno V¨¢zquez se explica 'por el car¨¢cter poli¨¦drico del alcalde, su enorme capacidad de metamorfosis, de utilizar diferentes lenguajes, lo que le permite sintonizar igual con un ama de casa que con el presidente de Caixa Galicia. Cogi¨®,' a?ade, 'una A Coru?a sin rumbo, sucia, destartalada y al borde del KO, se convirti¨® en su l¨ªder y marc¨® una direcci¨®n clara: la de la transformaci¨®n urban¨ªstica, la apertura al mar y la conversi¨®n en ciudad de servicios. Vende a la izquierda la dimensi¨®n m¨¢s social, y a la derecha, la creaci¨®n de riqueza'. Entre los puntos oscuros, destaca que 'V¨¢zquez abusa de la confrontaci¨®n con Vigo y Santiago, tiene una guerra absurda contra el gallego, permite la especulaci¨®n inmobiliaria y desarrolla una pol¨ªtica urban¨ªstica que beneficia a los constructores m¨¢s que a los ciudadanos'. Y, tal vez lo m¨¢s importante, que 'como su liderazgo es tan abrumador ha perdido la rutina democr¨¢tica, no explica sus proyectos y ha empobrecido el debate p¨²blico'.
Las cosas son bastante diferentes en C¨®rdoba. Una comunista, Rosa Aguilar, es alcaldesa desde 1999 pese a que s¨®lo nueve de los 29 concejales son de Izquierda Unida, gracias a un pacto que el l¨ªder local del PSOE (seis), Jos¨¦ Mellado, pone al servicio tanto de la ciudad como de su aspiraci¨®n de ser califa en lugar del califa. Y todo eso con el PP y su portavoz, Rafael Merino, so?ando con que el pu?ado de votos que le falt¨® en 1999 para repetir como alcalde (logr¨® 14 concejales) caiga en su cesto gracias al mensaje de que C¨®rdoba tendr¨¢ mucho que ganar si est¨¢ en el Ayuntamiento el mismo partido que en el Gobierno de Espa?a.
Rosa Aguilar, coronada por las encuestas como la dirigente pol¨ªtica m¨¢s popular de Andaluc¨ªa, se esfuerza en que se note la marca de la izquierda. 'La palabra clave es participaci¨®n', asegura la alcaldesa al defender un modelo 'que mira al ser humano y pretende igualar a los ciudadanos en calidad de vida'. En 1999 prometi¨® que ser¨ªa la hora de las barriadas. 'Y lo estoy cumpliendo', afirma con orgullo. C¨®rdoba, a?ade, es la ciudad con m¨¢s sector p¨²blico, con m¨¢s empresas municipales, y 'eso permite un desarrollo sostenible y una clara apuesta medioambiental, con detalles como 30 kil¨®metros de carril bici'.
El toque de izquierdas se nota en los presupuestos participativos, que hacen posible que los vecinos decidan sobre el destino de seis millones de euros. Incluso en la lucha por la igualdad de g¨¦nero, que incluye la celebraci¨®n de un pleno mensual de mujeres para condenar la violencia y los malos tratos. Y en la recuperaci¨®n del papel de las asociaciones ciudadanas, que el PP, dice Aguilar, 'dej¨® pr¨¢cticamente en la alegalidad'.
El ex alcalde del PP Jos¨¦ Merino recuerda que en sus cuatro a?os de gesti¨®n redujo el desempleo (la gran espina que tiene clavada la alcaldesa) de 28.000 a 20.000 trabajadores y que con el actual equipo ha vuelto a ascender a 23.000. El Ayuntamiento, a?ade, tiene herramientas suficientes para generar trabajo, por ejemplo utilizando el Plan General de Ordenaci¨®n Urbana, favoreciendo inversiones privadas y creando proyectos culturales y tur¨ªsticos.
El urbanismo y la vida
El aspecto social permea su apuesta por las grandes obras p¨²blicas, desde el plan del r¨ªo hasta el pol¨¦mico Palacio del Sur, el Plan de Excelencia Tur¨ªstica, el Parque Joyero o el impulso al Parque Tecnol¨®gico. Rosa Aguilar cree un error pensar que lo m¨¢s importante es el urbanismo: 'Lo es para la planificaci¨®n, para hacer la ciudad habitable y garantizar calidad de vida, para evitar un desarrollo inarm¨®nico y especulativo, pero no hay que lanzarse a una carrera de ladrillos, sino apostar por el desarrollo sostenible, la cultura y la educaci¨®n en los valores y la libertad'.
No s¨®lo existe la alternativa del PP. Tambi¨¦n est¨¢ la del PSOE, que se hace carne en Jos¨¦ Mellado, quien la explica as¨ª: 'Es de car¨¢cter socialdem¨®crata, conjugando la inversi¨®n privada con la integraci¨®n social, para lograr una ciudad en evoluci¨®n permanente, sin murallas invisibles, que no se enroque'. El concepto b¨¢sico no debe ser el espacio, sino el tiempo, que, gracias al avance de las comunicaciones, puede cambiar los h¨¢bitos de vida de millones de personas y, por ejemplo, pondr¨¢ en 2005, AVE mediante, la Costa del Sol a tan s¨®lo 40 minutos. Mellado sue?a con una ciudad con millones de metros cuadrados de suelo industrial, con espectaculares ofertas de ocio y cultura, algo 'muy dif¨ªcil de conseguir en coalici¨®n'. Este antiguo alcalde de Fuente Obejuna, responsable en C¨®rdoba del ¨¢rea clave de urbanismo, afirma que necesita ocho a?os de mayor¨ªa para dar a la ciudad lo que necesita: 'Un segundo hervor'.
Manuel P¨¦rez Yruela, director del Instituto de Estudios Sociol¨®gicos Avanzados de Andaluc¨ªa, cree que la bicefalia en el Ayuntamiento ha impedido consolidar un proyecto de izquierdas basado en la participaci¨®n. ?l ve una ciudad m¨¢s moderna y autosatisfecha, bonita y agradable para pasear, tranquila, amable para vivir, bien ubicada, que ha superado grandes d¨¦ficit de infraestructura, con un Ayuntamiento volcado en los barrios, semillero de votos de IU, y con una sociedad poco articulada, cortada a¨²n por el r¨ªo.
En su opini¨®n, C¨®rdoba se enfrenta al gran reto de reinventarse, de crear una identidad basada en la interacci¨®n social. Respeta mucho a Rosa Aguilar, pero cree que ni ella, ni ning¨²n otro alcalde anterior, es de esa raza especial capaz de vender un sue?o.
La segunda descentralizaci¨®n
DICE RITA BARBER?, alcaldesa de Valencia y presidenta de la Federaci¨®n Espa?ola de Municipios y Provincias (FEMP), que 'no hay colectivo m¨¢s solidario que el de los alcaldes' porque comparten un mismo sentimiento de haber salido malparados en el reparto de competencias y recursos que dio origen al Estado de las autonom¨ªas. 'Hemos apoyado de manera callada y corresponsable', a?ade, 'la consolidaci¨®n de ese modelo y a lo largo de los ¨²ltimos 25 a?os 'hemos visto c¨®mo se transfer¨ªan competencias a las comunidades que deber¨ªan ser nuestras'. Hace falta una segunda descentralizaci¨®n, los llamados 'pactos locales auton¨®micos'. Y ¨¦se es el compromiso que Barber¨¢ dice que ha arrancado de Jos¨¦ Mar¨ªa Aznar. Que se repita hasta la saciedad no hace m¨¢s real la frase 'ha llegado la hora de los ayuntamientos'. Se pretende que los municipios tengan suficiencia financiera, mayor participaci¨®n en los impuestos del Estado, como el IVA o el IRPF, e incluso un cierto grado de pol¨ªtica fiscal propia. Un 25% de los recursos presupuestarios es la aspiraci¨®n m¨¢s compartida. Ahora supera apenas el 13%.El coru?¨¦s Francisco V¨¢zquez, que presidi¨® la FEMP antes que Barber¨¢, asegura que 'es un aut¨¦ntico milagro que los ayuntamientos abran cada ma?ana', y que la municipal es una 'Administraci¨®n cautiva'. Y no es un problema de ahora, reconoce: 'Siempre ha sido igual, con UCD, con el PSOE y con el PP'. Olvidada, mal atendida, sujeta a una promesa incumplida de pacto local que se renueva cuando se acercan las elecciones. ?sta es la gran asignatura pendiente de la democracia,Rosa Aguilar, alcaldesa de C¨®rdoba, coincide en que 'el Gobierno central no tiene sensibilidad municipalista. No transfiere ni recursos ni competencias a los ayuntamientos, que somos los que m¨¢s rentabilizamos el dinero p¨²blico para los ciudadanos'. Cree urgente un pacto local, con participaci¨®n de las tres administraciones, que d¨¦ voz y voto a los alcaldes en el Consejo de Pol¨ªtica Fiscal y Financiera, donde se parte el bacalao. All¨ª, recuerda, est¨¢n las comunidades aut¨®nomas y el Gobierno central. ?Y c¨®mo act¨²an? 'Primero se reparten ellos el pastel y apenas si dejan las migajas para los ayuntamientos'.
Boda civil en el alc¨¢zar cordob¨¦s
NO FALT? NI LA HOMIL?A. Laica y progresista, como la oficiante, que casa los viernes: Rosa Aguilar, alcaldesa de C¨®rdoba por gracia de los votos y el pacto con el PSOE. Mari Loli Vallesquino y Alfonso Iniesta disfrutaron de un marco espl¨¦ndido (la sala de los mosaicos del Alc¨¢zar de los Reyes Cristianos), de la m¨²sica de Albinoni, los Beatles y Beethoven, y de las citas de Kahlil Gibran: 'El amor, una atadura. Las cuerdas del la¨²d est¨¢n separadas aunque vibren con la misma m¨²sica'.
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