'Golpe de Estado civil' en Turqu¨ªa
Los turcos de a pie, los habitantes de los abandonados barrios de Estambul, entendieron a la primera la par¨¢bola de la bofetada al poder. 'Vamos a protagonizar un cambio en Turqu¨ªa como el de Adnan Menderes en 1950; como el de Turgut Ozal en 1983'. En la recta final de la campa?a electoral, el carism¨¢tico Recep Tayyip Erdogan propon¨ªa a los cientos de miles de asistentes a su mitin un gran voto de castigo contra el r¨¦gimen fundado por Mustaf¨¢ Kemal Atat¨¹rk tras la Primera Guerra Mundial.
'Las elecciones han supuesto un golpe de Estado civil. La rebeli¨®n de un pueblo silenciado y empobrecido. El desplome de un sistema con m¨¢s de 75 a?os de existencia', reconoce el analista pol¨ªtico de CNN, T¨¹rk Mehmet Al¨ª Birand. En la columna en la que examinaba el pasado martes los resultados de los comicios, llegaba a la conclusi¨®n de que los centros de poder laico -el presidente de la Rep¨²blica, el Ej¨¦rcito, los jueces...- van a dar un margen de confianza a una alternativa pol¨ªtica que no parece tener recambio.
La condena a Erdogan le ha impedido ser diputado y le veta como primer ministro, a pesar de que m¨¢s de 10 millones de turcos han sellado su nombre
El Partido Democr¨¢tico Popular (Dehap, prokurdo) gan¨® las elecciones en 13 provincias del sureste del pa¨ªs sin obtener ni un diputado
La arrolladora victoria del Partido de la Justicia y el Desarrollo (AKP, en sus siglas turcas), que le permitir¨¢ gobernar en solitario con cerca de dos tercios de los esca?os del Parlamento, no es, sin embargo, un triunfo exclusivo del islamismo pol¨ªtico, cuyo techo electoral en Turqu¨ªa no supera el 20% de los votos. Por un lado, el ¨¦xito de Erdogan se atribuye al voto conservador rural, que ha abandonado a unos partidos tradicionales desacreditados por los esc¨¢ndalos de corrupci¨®n. Por otro, a la barrera del 10% de los sufragios nacionales, la llave que abre la puerta de la C¨¢mara, que penaliza en particular a los nacionalistas. El Partido Democr¨¢tico Popular (Dehap, prokurdo) gan¨® las elecciones en 13 provincias del sureste del pa¨ªs (en Diyarbakir, por ejemplo, con el 56% de los votos) sin obtener ni un diputado.
Conservador y dem¨®crata
?Pero qui¨¦nes son realmente los nuevos islamistas del Partido AK (limpio, en turco)? En su par¨¢bola de Estambul, Erdogan, de 48 a?os, se reclamaba conservador y dem¨®crata, heredero de los movimientos que en la sobresaltada historia de Turqu¨ªa moderna se atrevieron en el pasado a plantar cara al r¨¦gimen kemalista. Menderes desafi¨® al partido ¨²nico y devolvi¨® la esperanza a los turcos tras la grave crisis econ¨®mica que sigui¨® a la Segunda Guerra Mundial. Pero fue derrocado por los militares, que no vacilaron en procesarle y ahorcarle en 1960. Ozal derrot¨® por sorpresa en las urnas a los generales que quer¨ªan perpetuarse en el poder despu¨¦s del golpe de 1980. Moderniz¨® la econom¨ªa turca y abri¨® espacios para la libertad de expresi¨®n antes de su muerte, en 1993, fulminado en extra?as circunstancias por un ataque al coraz¨®n en el palacio presidencial de ?ankaya, en Ankara.
Erdogan tambi¨¦n se enfrent¨® en el pasado al aparato del Estado de Atat¨¹rk. Fue l¨ªder juvenil islamista en Estambul y alcalde de la capital econ¨®mica turca -donde intent¨® prohibir que se sirviera alcohol en los locales municipales- en las filas del Partido de la Prosperidad de Necmettin Erbakan. En 1997, cuando los militares obligaron a Erbakan a presentar la dimisi¨®n como primer ministro, Erdogan tambi¨¦n acab¨® por renunciar a la alcald¨ªa para ser juzgado y encarcelado por leer un poema isl¨¢mico. Unos viejos versos nacionalistas en los que se compara a los alminares de las mezquitas con 'bayonetas', y a los creyentes, con 'soldados' de Al¨¢. La condena le ha impedido ser diputado y le veta como primer ministro, a pesar de que m¨¢s de 10 millones de turcos han sellado su nombre, que figuraba como presidente del partido en la papeleta de voto.
El l¨ªder de Justicia y Desarrollo se presenta como un pol¨ªtico secular y moderno, que se compromete ante los embajadores de los Quince en Ankara a respetar los compromisos con el Fondo Monetario Internacional (31.000 millones de euros para salvar al pa¨ªs de la bancarrota), y a impulsar la aproximaci¨®n de Turqu¨ªa a la Uni¨®n Europea. 'Erdogan pareci¨® convincente en materia econ¨®mica y vendi¨® la buena gesti¨®n municipal de sus militantes, que no se han contaminado por la corrupci¨®n', explica un diplom¨¢tico europeo conocedor del contenido de la reuni¨®n con Erdogan. 'Pero su discurso pol¨ªtico es a¨²n una inc¨®gnita. El Ej¨¦rcito va a estar muy vigilante para que no se salga de la v¨ªa del Estado laico. El principal temor de los militares', asegura la misma fuente, 'es que los islamistas busquen infiltrarse en el aparato del Estado para intentar controlarlo, como hicieron con Erbakan'.
Chipre como prueba
Para los pa¨ªses de la Uni¨®n Europea, la pol¨ªtica del partido de Erdogan sobre Chipre ser¨¢ la primera prueba de la verdadera voluntad de acercamiento a Europa. Las presiones de Ankara sobre los turcochipriotas servir¨ªan para desbloquear la adhesi¨®n de la dividida isla en su conjunto, que Bruselas quiere incluir en la primera oleada de nuevos socios. A cambio, la cumbre de Copenhague podr¨ªa enviar un mensaje esperanzador a Turqu¨ªa sobre su candidatura.
Abdal¨¢ G¨¹l, n¨²mero dos del Partido de la Justicia y el Desarrollo y previsible pr¨®ximo primer ministro, viaj¨® hace poco a Bruselas para proclamar la buena nueva de Erdogan: 'Los turcos pueden ser un ejemplo para todo el mundo isl¨¢mico. Nosotros queremos demostrar que un pa¨ªs musulm¨¢n puede ser transparente y democr¨¢tico'. Los nuevos islamistas parecen haber llegado a la conclusi¨®n de que Turqu¨ªa s¨®lo podr¨¢ librarse de la tutela del kemalismo con m¨¢s libertad. 'No tenemos la intenci¨®n de implantar la ley seca ni cosas parecidas', asegura G¨¹l, 'que cada cual haga en su vida privada lo que crea conveniente'.
Escuelas religiosas de poder
LA PRENSA LAICA TURCA suele acudir al terreno de la educaci¨®n cuando quiere lanzar un ataque frontal contra el islamismo pol¨ªtico. Hurriyet, uno de los diarios de mayor tirada, public¨® la v¨ªspera de los comicios un reportaje sobre un liceo de Estambul supuestamente controlado por el Partido de la Justicia y el Desarrollo. El uso de velos isl¨¢micos de las j¨®venes en clase, en contra de la prohibici¨®n oficial, se denunciaba como un sacrilegio contra el Estado laico. La educaci¨®n es, ante todo, el principal bander¨ªn de enganche de los islamistas turcos. Mientras los sucesivos Gobiernos han descuidado la oferta de educaci¨®n media, que no llega a las poblaciones de aluvi¨®n instaladas en la periferia de las grandes ciudades, los centros religiosos han hecho campa?as para reclutar a los estudiantes m¨¢s brillantes de las clases populares. El mismo Recep Tayyip Erdogan complet¨® sus estudios secundarios en una escuela cor¨¢nica antes de entrar en la Universidad de M¨¢rmara, en Estambul. Bajo el Gobierno islamista de Necmettin Erbakan (1996-1997), las escuelas de cl¨¦rigos llegaron a extenderse por el pa¨ªs, con m¨¢s de 500.000 alumnos. El destino de estos j¨®venes, graduados en su mayor¨ªa con niveles de excelencia, no era el servicio del culto, que apenas necesita de unos pocos centenares de nuevos imames al a?o, sino la Administraci¨®n p¨²blica, la ense?anza, la justicia o las academias militares y de polic¨ªa. El sistema kemalista de poder ha desencadenado desde entonces sucesivas purgas entre los funcionarios p¨²blicos sospechosos de no acatar los principios laicos del Estado o de adoptar actitudes condescendientes hacia el integrismo. Durante el Gobierno de Erbakan -hoy enfrentado a Erdogan a ra¨ªz de la escisi¨®n que se produjo el a?o pasado en el islamismo turco-, m¨¢s de dos centenares de oficiales fueron investigados y expulsados de las Fuerzas Armadas.
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