El cambio chino
Nada anticipa que la cuarta generaci¨®n de jefes comunistas que debe emerger del actual Congreso del PC chino vaya a diferenciarse mucho de la tercera, representada por Jiang Zemin. Al margen de qui¨¦nes sean los siete del Politbur¨® que dirigir¨¢n los destinos del pa¨ªs m¨¢s poblado del mundo, la aportaci¨®n fundamental del XVI Congreso ha sido establecida en el discurso inaugural de Zemin: permitir a los 'nuevos estratos sociales' (empresarios, profesionales independientes, autoempleados) o 'fuerzas productivas avanzadas' que se incorporen al partido. El comunismo chino redecora sus ra¨ªces proletarias para acomodar y representar tambi¨¦n a los nuevos ricos y los exitosos. A los capitalistas.
Algo imprescindible, esta savia nueva, no s¨®lo para apuntalar al agonizante partido ¨²nico, sino tambi¨¦n para alcanzar ese 'moderado bienestar' perfilado como meta colectiva por el presidente chino y evitar el colapso de una econom¨ªa a medio reformar, que necesita alumbrar al menos 8 millones de empleos anuales si quiere mantenerse a flote. El riesgo del nuevo paso adelante es que acent¨²e a¨²n m¨¢s la relacion simbi¨®tica entre el poder pol¨ªtico y los negocios, causa fundamental de la corrupci¨®n -soborno, amiguismo, nepotismo-, denunciada el viernes por el propio Zemin como un flagelo para el pa¨ªs que, pobre y aislado, comenz¨® hace un cuarto de siglo un proceso de cambio.
La transici¨®n sin necesidad de elecciones que se consagrar¨¢ en el c¨®nclave comunista es tan opaca y antidemocr¨¢tica como las anteriores. Los m¨¢s de dos mil delegados reunidos en Pek¨ªn para santificar el relevo son convidados de piedra. El hombre llamado a sustituir a Zemin la semana pr¨®xima, el vicepresidente y relativamente joven Hu Jintao, un bur¨®crata de perfil incierto, ha hecho un noviciado de diez a?os sin dejar ninguna huella pol¨ªtica relevante antes de convertirse en nuevo jefe del PC y pr¨®ximo jefe del Estado.
China tiene por delante tareas herc¨²leas -desde mantener la calma social hasta su consolidaci¨®n como gran potencia- que exigen un criterio firme y poderoso, m¨¢s alla de las capacidades iniciales del heredero Jintao. Las prioridades del gigante asi¨¢tico, en cualquier caso, han sido definitivamente marcadas en los trece a?os de reinado de Zemin, y nadie las ha desafiado en el cr¨ªptico sanedr¨ªn gobernante. Ata?en b¨¢sicamente a su apuesta final por el capitalismo, su apertura econ¨®mica internacional (consagrada por el ingreso en la OMC) y sus buenas relaciones con EE UU, la ¨²nica superpotencia.
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