Conga marciana
En la tertulia que culmina el D¨ªa a d¨ªa de Mar¨ªa Teresa Campos, Ra¨²l del Pozo coment¨® la encuesta seg¨²n la cual Zapatero se acerca a la intenci¨®n de voto de Aznar (las encuestas son como el EGM: incienso narcisista). Del Pozo cont¨® que los adivinos se arrimaban a los emperadores para que sus vaticinios coincidieran con los deseos de quienes les pagaban y que, por tanto, mejor desconfiar de las encuestas. El escepticismo es una de las mejores formas de filtrar la realidad, as¨ª que, a partir de ahora, le har¨¦ caso a Del Pozo y tampoco me fiar¨¦ de los tertulianos.
En Marte
El lunes, mientras la Tierra segu¨ªa su rotaci¨®n alrededor del Sol y Zaplana anunciaba la subida del paro, en Marte estaban de fiesta. Latre, disfrazado de Carlos Jes¨²s, simul¨® sodomizar a Deltell, disfrazado de oso Yogui, quien, a su vez, fingi¨® sodomizar a Izaguirre, disfrazado de benem¨¦rito, quien, a su vez, aparent¨® sodomizar a C¨¢rdenas, disfrazado de C¨¢rdenas. El atav¨ªo de Boris era un homenaje al cuerpo por normalizar la convivencia de homosexuales en las casas cuartel. La solidaridad de Marte con la Guardia Civil no es s¨®lo de boquilla: all¨ª est¨¢ Antonio David. (Aviso para amantes y detractores de Cr¨®nicas marcianas: lean el art¨ªculo que F¨¦lix Romeo escribe en la revista Letras Libres).
Marujas sexy
'Soy una maruja de lo m¨¢s sexy' fue el enunciado de uno de los temas de El diario de Patricia de hace unos d¨ªas. Salieron varias amas de casa luciendo palmito y conjuntos de lencer¨ªa con estampados de pantera. Bailaban, se contoneaban cual alumnas de Un paso adelante y, al rato, y en un tono m¨¢s trascendente que el de los sabios de Qu¨¦ grande es el cine, admit¨ªan deslomarse para llevar la familia adelante. Fue un programa machista, pero, como se lo guisaron y comieron entre mujeres, nadie se quejar¨¢. De lo cual me alegro, porque tan revelador es el machismo macho como el hembra. L¨¢stima que no sobreimpresionaran frases de Germaine Greer, te¨®rica del feminismo: 'La casa siempre exigir¨¢ una cantidad de trabajo y de atenci¨®n ilimitada. La ¨²nica soluci¨®n para huir de esta tiran¨ªa es abandonar el terreno'.
Con esos pelos
A veces se producen crueles coincidencias. En La mirada cr¨ªtica sali¨® Jos¨¦ Oneto. Por interesante que fuera lo que estaba diciendo, su imagen resultaba tan fascinante que te distra¨ªa de su discurso. Su peinado cubista, en cambio, invitaba a peregrinas especulaciones sobre su car¨¢cter y, sobre todo, me record¨® al que, la noche antes, luc¨ªa Florentino Fern¨¢ndez en El show de Flo, recuperando el personaje de Crisp¨ªn Klander en una entrevista endog¨¢mica y de compadreo con un Pepe Navarro tan relajado que estuvo a punto de dormirse. En estos tiempos de compromisos artificiales con la audiencia y de sermones sobre la vocaci¨®n, el sano pasotismo de Navarro constituye un b¨¢lsamo.
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