La mujer pionera

Hay suficientes razones para pensar que Arantxa S¨¢nchez Vicario pertenece a la excepcional raza de pioneros del deporte espa?ol, cuyo prestigio se remite menos a causas estructurales que al efecto de un pu?ado de elegidos. La lista es corta, pero decisiva: Manolo Santana, Severiano Ballesteros, ?ngel Nieto y Arantxa S¨¢nchez Vicario. Ellos han convertido deportes sin tradici¨®n en aut¨¦nticos fen¨®menos masivos, lo que explica su condici¨®n de pioneros y su inmenso legado.

Con respecto a la saga de fundadores, Arantxa tiene la particularidad de ser mujer, obst¨¢culo casi insalvable en el deporte espa?ol hasta hace bien poco. Basta observar que las mujeres consiguieron las primeras medallas ol¨ªmpicas en 1992. En t¨¦rminos hist¨®ricos y comparativos, diez a?os son una minucia. Pues bien, en el ¨²ltimo decenio las mujeres espa?oles han cosechado tantos o m¨¢s ¨¦xitos que los hombres en las grandes competiciones internacionales.

Este dato habla de las enormes dificultades que han superado. De alguna manera, Arantxa define mejor que nadie a las mejores deportistas espa?olas. Es posible que el ¨¦xito de Ballesteros, Santana y Nieto se debiera a la genialidad de los tres. El caso de Arantxa es diferente y, si cabe, m¨¢s meritorio. Ella no ha tenido el don creativo de los genios. Ni tan siquiera ha dispuesto de un f¨ªsico privilegiado. Su divisa ha sido su fascinante entereza, la voluntad para triunfar por encima de cualquier limitaci¨®n, animada por un tremendo gen competitivo que resulta com¨²n a todas las mujeres que son bandera del deporte espa?ol. Quiz¨¢ porque las circunstancias han sido todav¨ªa m¨¢s dif¨ªciles para ellas, Arantxa no s¨®lo es la gran pionera del tenis, sino la mujer que explica a las maravillosas Marta Dom¨ªnguez, Maite Mart¨ªnez o Joane Somarriba, por ejemplo. Todas tienen algo en com¨²n: no tienen complejos y nada frena su naturaleza competitiva, alimentada en un pa¨ªs que nunca fue generoso con la mujer.