S¨¢nchez alegra la noche a Mestalla

En medio de la banalidad, surgi¨® Juan S¨¢nchez. O lo que es lo mismo, el gol. Porque los a?os pasan, aumentan sus horas en la suplencia y, sin embargo, conserva intacto ese instinto que le permite ganarse la vida como goleador. ?sa es, en efecto, su profesi¨®n: goleador. Ayer, una vez m¨¢s, acudi¨® al primer palo ante el inminente centro de Angulo. Y all¨ª cabece¨® picado a la red. Los rusos, ni le vieron.

As¨ª despert¨® un partido predestinado a convertirse en un gran bostezo. Y sigui¨® insistiendo en un segundo tanto, esta vez empalmando un magn¨ªfico pase atr¨¢s de Mista. El p¨²blico lo premi¨® con una calurosa ovaci¨®n. Y el Valencia cerraba as¨ª una primera ronda impecable en la que ha ratificado que es uno de los grandes de Europa.

Despu¨¦s del gustazo del pasado s¨¢bado en el choque ante el Betis, la visita de este moribundo Spartak despert¨® en la grada una pereza indisimulable. No as¨ª entre los jugadores, que deb¨ªan ganarse las habichuelas. M¨¢s que nada porque eran los que juegan poco y las oportunidades escasean. Se emplearon a fondo, s¨ª, pero dejaron claro que tambi¨¦n hay reservas de primera y de segunda categor¨ªa. Djukic pertenece al primer grupo: con ¨¦l no acaba ni los a?os (37) ni el banquillo. Tambi¨¦n Palop sac¨® lustre a sus enormes facultades.

El Spartak se desmoron¨®. Los meritorios del Valencia quisieron sumar sus puntitos. Mista, por ejemplo, que reclama protagonismo. Le apasiona tanto el f¨²tbol que lo transmite en cada acci¨®n. No tanto Salva, que volv¨ªa despu¨¦s de 11 convocatorias ausente y jug¨® agarrotado. Bien, todo no: Ben¨ªtez lo envi¨® a la ducha en el minuto 70. ?Qu¨¦ significa eso? Que si a Salva le quedaba una t¨ªmida luz para reverdecer, el entrenador se la apag¨® de cuajo. A buen seguro que, tras la marcha de Salva, el mobiliario corri¨® serio peligro.