?Y en Madrid qu¨¦?

Desde el principio de la asunci¨®n de competencias en materia de cultura, la Comunidad de Madrid ha ido realizando exposiciones a trav¨¦s de las que intenta mostrar, d¨¦cada a d¨¦cada, la actividad art¨ªstica en su ¨¢mbito territorial. Ahora le ha tocado el turno a la de los a?os noventa. Obviamente, la proximidad del pasado mostrado ahora, de cuyo periodo nos separa apenas dos a?os, hace que esta ¨²ltima exposici¨®n, por su extremada proximidad a los artistas y las obras, no pueda permitirse el prop¨®sito historiogr¨¢fico de las anteriores y sea una selecci¨®n m¨¢s o menos feliz de lo que se est¨¢ presentando en la actualidad en las galer¨ªas. As¨ª, la comisaria se ha decantado por el criterio de elegir obra reciente de artistas que al comenzar la d¨¦cada de los noventa estaban iniciando su carrera y que, por tanto, no han alcanzado a¨²n la madurez.

En el subt¨ªtulo de la exposici¨®n se hace alusi¨®n a un 'arte madrile?o de los noventa', lo que induce a suponer que se sustenta la tesis de la existencia de algo que se puede llamar 'arte madrile?o', de una actividad diferenciadora y caracter¨ªstica de lo que se hace en Madrid en esta ¨¦poca de conductismo globalizador. Concretamente, el calificativo con el que se identifica esa caracterizaci¨®n (expl¨ªcito tambi¨¦n en el subt¨ªtulo) es 'multidisciplinar', t¨¦rmino que se intenta hacer elocuente a trav¨¦s de la disparidad de medios f¨ªsicos y t¨¦cnicos de las obras y la imposibilidad de encontrar siquiera un rasgo com¨²n entre el trabajo de dos de los artistas aqu¨ª representados. Pero, dispersi¨®n procedimental y autismo creador no deben ser tomados como sin¨®nimos de 'interdisciplinaridad'. M¨¢s bien, lo que la exposici¨®n pone de manifiesto es la ausencia de disciplinaridad, la incapacidad de la mayor¨ªa de los artistas reunidos en esta exposici¨®n para aceptar los principios de alg¨²n tipo de disciplina art¨ªstica.

Creo que est¨¢ muy bien que el genio creador del artista se revele contra cualquier disciplina, pero el resultado presentado no parece halag¨¹e?o, ya que en bastantes de estas obras la ausencia de disciplina ha conducido a abrazar lo anecd¨®tico, lo caprichoso y lo banal, siendo muy pocas las obras que responden a planteamientos de rigor art¨ªstico o a propuestas conceptuales y, lo que es m¨¢s llamativo, nulas las que aceptan un compromiso cr¨ªtico con la ¨¦poca. As¨ª, la mayor¨ªa de los artistas seleccionados parecen ser seres felices que se dedican a discursar sobre sus obsesiones personales con ingenio y desparpajo, lo que se resume en una colecci¨®n de obras variopintas, de indudable atractivo pl¨¢stico y visual, en las que se utilizan elementos tecnol¨®gicos, vistosas im¨¢genes y objetos imprevisibles con los que se construyen y ensamblan vol¨²menes, se ocupa el espacio o se escenifican acciones.

Esta calma chicha que es la actual 'cultureta' de Madrid, en la que todo vale, en la que surgen genios sin contestaci¨®n, en la que cualquier obra es 'fant¨¢stica', ha arruinado no s¨®lo la ¨¦poca de los noventa, sino que ser¨¢ un lastre para las venideras. Imagino que no ha debido ser f¨¢cil realizar la selecci¨®n de artistas y obras ya que, como se pone ahora de manifiesto, la d¨¦cada de los noventa en Madrid ha sido, desde el punto de vista de las artes pl¨¢sticas, la peor del siglo.