Una relaci¨®n impecable
?sta es una novela perfecta. El adjetivo es de muy rara aplicaci¨®n, pero as¨ª es en este caso. Es tan redonda como La l¨ªnea de sombra, de Conrad, o Daisy Miller, de James. Elijo deliberadamente estos ejemplos para subrayar la clase de perfecci¨®n a la que me refiero: a la perfecci¨®n en la concepci¨®n y en la ejecuci¨®n de un relato; no es frecuente hallar una obra que muestre una relaci¨®n impecable entre lo que se quiere contar y lo que se cuenta. Hay un tercer elemento: el grado de profundidad. Esta novela es cierto que no baja hasta el mismo infierno por sus personajes, pero desciende sin un titubeo ni una distracci¨®n hasta donde lo requiere la intenci¨®n del autor.
Y ?cu¨¢l es la intenci¨®n de Willa Cather? Hay dos planos de narraci¨®n complementarios. El primero es el establecimiento de ese escenario de fondo donde se desenvuelve: la relaci¨®n dram¨¢tica del traspaso de poder de los viejos conquistadores del Oeste, 'so?adores, aventureros de coraz¨®n pr¨®digo, cuya falta de sentido pr¨¢ctico rayaba en la magnificencia', a la generaci¨®n de 'j¨®venes astutos, adiestrados por los tiempos dif¨ªciles en econom¨ªas mezquinas' que sin riesgo ni atrevimiento vender¨¢n el 'espacio, el color, la despreocupaci¨®n principesca de los pioneros'. De la poderosa creaci¨®n del mundo de los pioneros en Mi Antonia o la vida de frontera de La muerte llama al arzobispo, pasamos al tr¨¢nsito a la siguiente generaci¨®n: los especuladores.
UNA DAMA EXTRAVIADA
Willa Cather Traducci¨®n de Ismael Attrache Alba. Barcelona, 2002 208 p¨¢ginas. 13,40 euros
El segundo plano pertenece a un muchacho de 19 a?os, Niel Herbert, que desde su infancia queda prendado de la casa, la vida y el mundo del capit¨¢n Forrester, un pionero del ferrocarril. En una localidad peque?a, los Forrester representan la clase y la elegancia, tanto social como moral; y, en especial, la se?ora Forrester. Pero no es una historia de amor sino de formaci¨®n; y la del joven Niel tiene como referencia la fascinaci¨®n y la decadencia de los Forrester; en especial, de la se?ora Forrester.
La decadencia de los Forrester comienza con la ruina econ¨®mica y luego f¨ªsica de un hombre de principios; pero la verdadera decadencia y el conflicto generacional se manifiesta cuando, tras su muerte, se establece un paralelismo entre Marian Forrester 'luchando por salir del agujero' e Ivy Peters, un mezquino y grosero emergente sin escr¨²pulos, abogado, con quien coincidi¨® sin aprecio Niel en su infancia. Marian e Ivy, cada uno a su modo, se buscan la vida como supervivientes en un mundo donde ya la gente pionera o carece de escr¨²pulos o perece bajo el peso de ellos. A su vez, Niel e Ivy Peters representan los dos polos de la nueva generaci¨®n; y como le dice a Niel su t¨ªo el juez Pommeroy: 'Hijo, me alegro de que quieras ser arquitecto. No veo carrera respetable para un abogado en este nuevo mundo de negocios que se avecina'.
Y una vez establecido todo esto, Willa Cather, con esa limpidez, precisi¨®n, seguridad y sutileza con que es capaz de construir personajes sin permitirse un solo adorno ni una sola concesi¨®n a la facilidad, act¨²a: o bien deja en un solo cap¨ªtulo vista para desarrollar en l¨ªnea recta una figura o bien recrea la figura entre dos opciones, o bien alcanza el misterio y la complejidad a partir de una gran claridad expositiva en la se?ora Forrester, tan contradictorio como su propio poder de fascinaci¨®n.
Cather es una escritora a la que se la ve venir porque no esconde lo que pretende; pero cada llegada es una sorpresa, lo que tiene mayor m¨¦rito. Ser misterioso, inquietante o sugerente tras una veladura no es f¨¢cil, pero serlo con transparencia s¨®lo es digno de un escritor grande. Valga un ejemplo: cuando Niel descubrir¨¢ la infidelidad de Marian est¨¢ narrada retrasando la previsible llegada de Niel al lugar donde sospechamos lo que est¨¢ sucediendo por medio de una maravillosa descripci¨®n de la naturaleza del campo; este retraso pone sobre aviso al lector, que ya sospecha y deduce aunque no constata; pues bien: no s¨®lo mantiene creciendo paso a paso la escena, sino que, al confirmarse todo, a¨²n es capaz de rematar su sentido especificando el sentimiento de Niel: 'No era un escr¨²pulo moral lo que ella hab¨ªa profanado, sino un ideal est¨¦tico'.
Novela sobre el papel del sentimiento en la creaci¨®n y formaci¨®n de un ser humano, llena de intuici¨®n, sugerencia, concisi¨®n, precisi¨®n... es un acabado ejemplo de belleza expresiva, una obra maestra, una novela perfecta.
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