Hewitt cierra las puertas a Ferrero

La derrota fue dolorosa. Lo acredit¨® el estado en que Juan Carlos Ferrero acab¨® la final del Masters de Shangai. Mientras Lleyton Hewitt celebraba su triunfo yendo a saludar a sus padres y a su entrenador, Darren Cahill, el de Ontinyent se qued¨® frustrado, extenuado, sentado en su silla, levantando la cabeza s¨®lo para mirar al palco desde el que se padre, Eduardo, su entrenador, Antonio Mart¨ªnez Cascales, su hermana, Ana, y su representante, David Serrahima, intentaban insuflarle ¨¢nimos. En su rostro se reflejaba tanto la incredulidad como la rabia contenida por lo que acaba de suceder. Remont¨® dos mangas y domin¨® incluso en la quinta por dos veces (0-1 y 1-3), pero al final lo perdi¨® todo cuando Hewitt decidi¨® echar el resto en los tres juegos finales. El australiano gan¨® por 7-5, 7-5, 2-6, 2-6, 6-4 tras tres horas y 52 minutos.

"Sent¨ª que ten¨ªa el partido en la mano, pero me lo arrebataron; as¨ª es el tenis", dice el valenciano

Lo ten¨ªa todo perdido, pero el australiano es un ganador, un guerrero que nunca se rinde

"La derrota de Par¨ªs fue distinta. La jugu¨¦ sin estar en mis mejores condiciones. Pero hoy he estado tan cerca...". Fue un nuevo rev¨¦s para el valenciano, que perdi¨® su segunda gran final de la temporada, tras haber ca¨ªdo ante Albert Costa en Roland Garros. A Ferrero se le est¨¢n resistiendo los t¨ªtulos grandes. Aunque ha llegado tres veces a semifinales (dos en Par¨ªs y otra en el Masters) y ha disputado una final del Grand Slam, al valenciano le cuesta culminar sus haza?as. Sin embargo, el nivel est¨¢ ah¨ª y no hay motivos todav¨ªa para el desespero. El ex checo Ivan Lendl perdi¨® cuatro finales del Grand Slam antes de ganar su primer Roland Garros en 1984. Y despu¨¦s cerr¨® su palmar¨¦s con ocho t¨ªtulos grandes.

Sin embargo, esta vez Ferrero ten¨ªa motivos para la tristeza. En algunos momentos, dio la sensaci¨®n de que ten¨ªa la victoria en la mano. Se acerc¨® mucho a ella, cuando salv¨® la distancia de dos mangas a cero que hab¨ªa interpuesto entre ambos el australiano y forz¨® la quinta manga. En aquellos momentos, todo le era favorable. Cuando un jugador sufre un baj¨®n similar al de Hewitt y, casi de golpe, se encuentra con el cofre que hab¨ªa ido llenando completamente vac¨ªo, puede sumirse en la desesperanza. La situaci¨®n que afront¨® el australiano era complicada, porque hab¨ªa entrado en una din¨¢mica perdedora y hab¨ªa situado a su rival exactamente en la l¨ªnea contraria.

Y todo se agrav¨® a¨²n m¨¢s para Hewitt en el momento en que Ferrero le arrebat¨® el servicio en el primer juego del quinto set y cuando luego se situ¨® con 3-1. "En aquel momento me pareci¨® que ten¨ªa el partido en la mano", apunt¨® Ferrero. "Pero lo perd¨ª o me lo arrebataron. El tenis es as¨ª". Tanto ¨¦l como Hewitt estaban en una fase de errores m¨¢s que de aciertos, en aquellos momentos. Pero el australiano es el n¨²mero uno, es un guerrero, un luchador que nunca se rinde. Y ese aspecto de su juego le salv¨® de nuevo. Tras romper a Ferrero e igualar a cuatro juegos, recuper¨® el mejor tono de su juego, gan¨® su saque conectando cuatro primeros servicios, y luego aprovech¨® un par de errores del espa?ol antes de conectar el globo que le daba la victoria.

"La sensaci¨®n que tengo es fant¨¢stica", confes¨® el australiano. "Haber venido aqu¨ª y acabar ganando, tras haber estado casi fuera, es incre¨ªble. Es otra semana inolvidable en mi carrera y en mi vida personal. Sab¨ªa que nada ser¨ªa f¨¢cil, porque me enfrentaba a siete de los mejores jugadores del mundo. Cuando miras atr¨¢s y ves que en siete d¨ªas has sido capaz de ganar este torneo es como para sentirse orgulloso".

Aqu¨¦l si era el n¨²mero uno. Hewitt se dej¨® caer al suelo, extasiado por haber repetido triunfo en el Masters de forma consecutiva, algo que hab¨ªa conseguido Sampras por ¨²ltima vez en 1997. Despu¨¦s cogi¨® el tel¨¦fono y escuch¨® la dulce voz de su novia, la tambi¨¦n tenista, Kim Clijsters, que la semana anterior, en la cita del Masters femenino hab¨ªa dado la gran campanada al imponerse a Venus Williams en la gran final. Un mes inolvidable para la pareja.

Ferrero, por su parte, busc¨® instintivamente su silla, sin consuelo.