"Aunque estemos condenados al fracaso, hay que pelear"
Todav¨ªa no puede creer lo que le est¨¢ sucediendo. En primer lugar, ha conseguido dirigir su primer largometraje, y ha logrado hacerlo en su pa¨ªs, Uruguay -una aut¨¦ntica heroicidad, ya que ah¨ª no existe industria cinematogr¨¢fica- y, por si eso fuera poco, la pel¨ªcula, El ¨²ltimo tren, ha deslumbrado en los festivales donde ha recalado, Montreal y Valladolid, por la ternura y la libertad que destila. Diego Arsuaga (Montevideo, 1966) ha rodado un cuento con moraleja, que ¨¦l resume as¨ª: "Aunque estemos condenados al fracaso, hay que pelear". Y eso es exactamente lo que ¨¦l hace: intentar vivir del cine en un pa¨ªs que produce dos pel¨ªculas al a?o.
El ¨²ltimo tren cuenta la historia de unos ancianos, miembros de la Asociaci¨®n Amigos del Riel de Uruguay, que se resisten a que una hist¨®rica locomotra sea vendida a unos estudios de Hollywood. Tres de ellos, encarnados por H¨¦ctor Alterio, Federico Luppi y Pepe Soriano -que obtuvieron ex aequo el premio de interpretaci¨®n masculina en Valladolid-, deciden boicotear la venta y se fugan con la vieja m¨¢quina de tren hacia el interior del pa¨ªs enarbolando una pancarta con el lema "El patrimonio no se vende".
Aunque muchos de los que han visto el filme hacen una lectura pol¨ªtica del mismo, Arsuaga no la comparte. Por eso, dice preferir los comentarios "de los ni?os y de los extranjeros" sobre El ¨²ltimo tren antes que los de sus propios paisanos. "En Uruguay, el asunto de la venta de las empresas p¨²blicas y del saqueo que han hecho las multinacionales limita mucho la visi¨®n de la pel¨ªcula y hace que el p¨²blico la vea desde una actitud militante, racional, sin embargo, a m¨ª me gusta que se contemple por el lado de los sentimientos", dice.
En H¨¦ctor Alterio, Federico Luppi y Pepe Soriano descansa el peso del filme. ?C¨®mo se dirige a tres monstruos de la interpretaci¨®n como ellos? "Pues, con la inconsciencia que te da el oficio", responde Arsuaga, buen conocedor de todos los palos del proceso cinematogr¨¢fico, ya que antes que director ha sido operador, guionista y productor -en El ¨²ltimo tren tambi¨¦n firma el gui¨®n y la producci¨®n-. "Lo que me maravill¨®", a?ade, "es que ellos hubieran podido imponerse y, en cambio, su entrega fue absoluta. Confiaron plenamente en un desconocido, que era yo. La verdad es que mi grado de inconsciencia fue brutal. Llegu¨¦ ah¨ª, y todo me parec¨ªa normal. Supongo que si ellos me hubieran puesto la m¨¢s m¨ªnima dificultad me hubiera asustado, pero no fue as¨ª, todo fue liso".
Arsuaga afirma sentirse abrumado por los comentarios favorables a la cinta -una cooproducci¨®n entre Uruguay, Argentina y Espa?a- que le llegan y que casi le compensan de los malos ratos pasados. "Arriesgamos mucho con esta pel¨ªcula en un p¨¦simo momento. Terminamos de invertir en ella en d¨®lares y a los 15 d¨ªas se quebr¨® todo all¨¢ y recaudamos en pesos la mitad o menos de lo que hab¨ªamos gastado, lo que nos dej¨® en una situaci¨®n medio mal. Luego, los premios y las cr¨ªticas me han hecho pensar que no debo ser tan estupido. De todas formas, como dice Pepe Soriano, el trabajo del actor es hoy fais¨¢n y ma?ana las plumas. Pues, en mi caso, cuando estoy en Montreal o ac¨¢ me siento como si me comiera el fais¨¢n, pero cuando vuelvo a Uruguay no tengo otro remedio que zamparme las plumas".
El rodaje de El ¨²ltimo tren fue un acontecimiento en Uruguay, un pa¨ªs de s¨®lo tres millones de habitantes, y, particularmente en Tacuaremb¨®, cuna de Carlos Gardel, que acogi¨® buena parte de la filmaci¨®n y muchos de cuyos vecinos participaron en la pel¨ªcula como extras. "El rodaje fue lo m¨¢s importante que hab¨ªa pasado ah¨ª desde el nacimiento de Gardel", comenta Arsuaga con una sonrisa de satisfacci¨®n. Seguramente por haber contribuido a demostrar que tambi¨¦n en Uruguay se pueden hacer buenas pel¨ªculas. "Lo lindo ser¨ªa que toda la gente bien preparada que hay en mi pa¨ªs no tuviera que salir para hacer cine. Yo, hasta un punto ya lo hice, pero voy a seguir peleando". Lo dicho: fugarse en locomotora es lo suyo.
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