Charada o Liberty Valance
Hay algo extra?amente desapasionado en este Bar?a-Madrid. Ser¨¢ por la situaci¨®n en la tabla de ambos equipos, piensa uno, que impide cualquier humillaci¨®n del uno al otro o del otro al uno, como sus respectivos y actuales juegos, aletargado el de los merengues, funcionarial el de los cul¨¦s. O tal vez sea la presencia de Van Gaal, que produce un mortal efecto de d¨¦j¨¤ vu,como pel¨ªculas pasadas por televisi¨®n en lugar de estrenos rutilantes. Si al menos este entrenador se hubiera elevado al cubo a s¨ª mismo (si hubiera trascendido a su gui?ol), los madridistas podr¨ªamos acudir al campo o a la pantalla con los malos sentimientos necesarios para disfrutar en la victoria de veras o padecer en la derrota. Y no, el hombre es hoy menos que su mu?eco, muy grave esto. Tambi¨¦n Gaspart irritaba m¨¢s con la bufanda de vice que con sus absurdas gafas de presidente. Y en cuanto a los jugadores, una vez que han echado a Rivaldo, que ca¨ªa antip¨¢tico y nos met¨ªa goles, y que Luis Enrique es ya el m¨¢s veterano y a¨²n venerable cul¨¦, y que no hay Guardiola que envidiar, y que ni siquiera est¨¢ Sergi con sus ocasionales butifarras groseras, se nos pone muy dif¨ªcil la inquina, una cat¨¢strofe.
Luego, tal vez los madridistas nos hayamos hecho insensiblemente a la idea de que en los a?os impares la plantilla descansa y sestea, m¨¢s a¨²n tras un Mundial. Las ¨²ltimas Copas de Europa llegaron en 1998, 2000 y 2002, as¨ª que en principio esta temporada no nos toca nada, se da por descontado el mal juego. Y como llevamos casi veinte a?os sin ganar en Barcelona en la Liga (y adem¨¢s lo hicimos cuando m¨¢s importaba, en semifinales europeas), perder all¨ª entra en los presupuestos y ya no puede ser tragedia ni tan siquiera drama.
Pero lo m¨¢s raro es que uno percibe el mismo desapasionamiento en la trinchera contraria, y eso s¨ª que no casa. No porque Del Bosque o Florentino P¨¦rez resulten odiosos, que en modo alguno, ellos no ser¨¢n nunca alicientes para el rival. Pero en cambio s¨ª tenemos a un pu?ado de jugadores cuya sola menci¨®n deber¨ªa hervirle la sangre a cualquier cul¨¦: Ra¨²l, por envidiado y porque mand¨® callar a la gent blaugrana una vez; Roberto Carlos, por dicharachero; Hierro, por estandarte, emblema y hasta r¨ªgida met¨¢fora; Guti, por madridista total y vocacional; y, sobre todo, Figo y Ronaldo, por ex barcelonistas ambos, traidor supremo el primero y relativo el segundo, pero supremo ¨¦ste en su desafecto general. ?Y c¨®mo es que, con semejantes figuras, no tenemos la c¨¢lida sensaci¨®n del aborrecimiento m¨¢ximo, de que los pobres van a saltar a la jaula de los leones y han de contar con nuestro mayor apoyo para salir vivos de all¨ª?
Ay, yo creo que es una cuesti¨®n de reparto, en el sentido cinematogr¨¢fico. Cuando el f¨²tbol tiene tanto de espect¨¢culo como de drama, los clubes deber¨ªan cuidar eso m¨¢s. No todo gran jugador vale para cualquier equipo, como no todo actor genial encaja en cualquier g¨¦nero ni en cualquier papel. Y, no s¨¦, quiz¨¢ nos acostumbremos un d¨ªa, pero para m¨ª ver a Ronaldo de blanco es a¨²n tan impropio como si El hombre que mat¨® a Liberty Valance la hubiera protagonizado Cary Grant en lugar de John Wayne, o tan inadecuado como si ¨¦ste hubiera sido en Charada la pareja de Audrey Hepburn. Adoro a ambos actores, pero a uno lo quiero en los westerns y las b¨¦licas y al otro con Hitchcock y en las comedias.Y de Figo puede decirse algo parecido: es como si Ava Gardner hubiera hecho de Mary Poppins y Julie Andrews de La condesa descalza. No nos las habr¨ªamos cre¨ªdo, y eso es lo que ocurre, me temo, con el actual Madrid: que a los rivales les cuesta creerse que es el Madrid, y odiarlo por tanto como es debido. Tendr¨ªa que saberlo Valdano, que es aficionado a las artes. Ya no es s¨®lo cuesti¨®n de c¨®mo juega cada futbolista, sino de su verosimilitud en el uniforme que viste. Y el verdadero Madrid es el que m¨¢s se parece a Ra¨²l, Guti, Solari y Zidane. ?ste incluso recuerda algo a Di St¨¦fano...
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